FaroTV ha visitado el acuartelamiento Teniente Fuentes Pila, del Grupo de Artillería de Campaña encuadrado en el Regimiento de Artillería Mixto nº 30. Su labor principal es proporcionar los apoyos de fuego necesarios a las unidades de maniobra de la Comandancia General. Ahí, los militares intentan que las labores cotidianas no se vean afectadas por la crisis sanitaria del coronavirus. Aunque sí que han tenido que hacer rotaciones de turnos laborales e implantar, en algunos casos, el teletrabajo. Además están totalmente inmersos en la Operación Balmis.
Al punto de la mañana un coronel, dos teniente coroneles, un comandante, un capitán y un suboficial mayor del RAMIX-30 pasan la orden del día. Se informan sobre la situación de Ceuta respecto a los contagiados y curados por coronavirus. Es primordial continuar con las medidas de protección pertinentes para combatir al COVID-19, y en la reunión solo está permitido que entren ocho personas con mascarillas y guantes.
El RAMIX-30, a las órdenes de la COMGECEU, ha puesto a disposición del mando todas las capacidades humanas, materiales y operativas para cumplir la Operación Balmis. Carlos Natera, teniente del RAMIX-30, ordena formar para después realizar sus patrullas motorizadas y a pie, dentro de la misión de presencia y vigilancia en las calles. Natera cuenta cómo forman la sección “encuadrada dentro de la Operación Balmis, con el objetivo de realizar una patrulla por el territorio de la ciudad de Ceuta”, dice.
La entidad de la unidad es de tipo sección, se compone por diez pelotones de diez personas cada uno. Cada pelotón está supervisado por un jefe. En este momento sale la sección al completo. La misión es hacer cumplir las medidas establecidas dentro del estado de alarma. “La misión de la sección en este caso es colaborar con las Fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado para comprobar que se cumplen los cometidos debido a la crisis sanitaria por el COVID-19”, continúa el teniente. Detrás del orden, la disciplina y rectitud que requiere la vida militar hay personas. Todos tenemos familia. En esta situación de estado de alarma hay quien tiene lejos a sus hijos, hermanos, padres… y no saben cuándo podrán volver a verlos. Pero todos tienen clara su misión: sacar adelante a España ganando la batalla al coronavirus. Así podrán abrazar y achuchar cuanto antes a sus seres queridos.
Francisco Javier Barragán, sargento primero, personalmente tiene una situación complicada y diferente. “Mi hijo y mi mujer están ahora mismo en Cádiz. Antes de que se decretara el estado de alarma, mi hijo de ocho meses tuvo que ser operado en la Península y yo tuve que volverme para servir”, cuenta. Su mujer también es sargento primero y, “como los dos somos militares, uno tenía que volver para prestar servicio a la unidad dentro de las Fuerzas Armadas”. Él volvió a Ceuta y su familia sigue confinada en Cádiz.
La familia de Rocío García, sargento artillera del RAMIX-30, también está fuera, en León. Pero asegura que “gracias a Dios, a pesar de la situación, todos están muy bien”. Ella no tiene hijos pero sí un “sobrijo”–como llama a su sobrino–, al que ve crecer a través de videollamadas. La situación en la que estamos viviendo por la pandemia provocada por el COVID-19 ha hecho que el mundo cambie y, sobre todo, laboralmente hemos tenido que adaptarnos. Las tareas de las Fuerzas Armadas no sólo son en la calle, por eso ellos también han fomentado el teletrabajo. Y, además, su labor habitual también ha cambiado por la Operación Balmis.
La sargento artillera cuenta que “desde el estado de alarma el trabajo ha cambiado, ahora mucha parte es telemática. De oficina y papeleo”. Ella, personalmente, está destinada en una oficina para llevar todo el trámite de las normativas nuevas que llegan por el COVID-19, y todas las documentaciones que hay que emitir desde los acuartelamientos. Patricia Galván, artillera, cuenta que su labor también se ha tenido que modificar. “Antes hacíamos una rutina diaria de deporte y cometidos y ahora formo parte de ‘Balmis’ para dar seguridad a los ciudadanos”, concluye.
Antonio Cano, capitán al mando de Batería de Plana, cuenta a FaroTV que antes del estado de alarma se encargaban de “montar con personal y material el puesto de mando de artillería”, pero por la pandemia tienen dos misiones: la Operación Balmis y el mantenimiento del material.
Además, “en personal hemos sufrido una reducción de personal, pero nos hemos adaptado. Dentro del protocolo hemos reducido el personal a un mínimo imprescindible el cual se encarga de esas dos tareas”, cuenta el capitán. Los miembros del RAMIX-30 también son padres y madres. Ellos, debido a las modificaciones en su trabajo y que no pueden dejar a los niños con nadie y tampoco en el colegio, han tenido que hacer malabares para que a sus pequeños no les falte atención.
El próximo sábado deberían celebrarse los actos del Dos de Mayo de 1808 y el 310 aniversario de la creación del RAMIX-30. Pero el coronavirus ha hecho que esta ceremonia no se vaya a celebrar, el sentimiento de tristeza está en el acuartelamiento. Ceuta y la Artillería han ido siempre de la mano, desde la primera bombarda dejada por el Rey Don Juan I en el siglo XV, hasta hoy. Juan María de Jesús Villegas, coronel, cuenta que tiene un sentimiento de “pena”, porque ese día “celebramos el alzamiento de la Guerra de la Independencia y el aniversario de la creación del Regimiento de la Artillería de España”, lamenta.
Gema Jiménez Ayora, artillera, es madre y su marido también trabaja. Los dos se coordinan con sus respectivos compañeros de trabajo y “vamos viendo por días”, aunque agradece que “somos tres compañeros y nos hacemos favores, hay mucha flexibilidad. Lo llevamos bien”, cuenta. Sin embargo, Antonio Cano, capitán, está seguro de que es un “privilegiado. Soy de Melilla, al igual que mi mujer, y vivimos en Ceuta con nuestras dos hijas. Tengo la suerte de que ella teletrabaja y puede estar con las niñas 24 horas. Yo cuando llego les ayudo con los deberes o con lo que necesiten”, explica. La presencia de la Artillería en Ceuta ha sido siempre constante y esto se refleja en el compromiso, compañerismo, lealtad y servicio a la ciudad. Ahora está presente una batalla nueva y diferente, el coronavirus, a la que las Fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado se enfrentan todos los días, ellos velan por los ciudadanos. Saldremos de esta. El antídoto es la responsabilidad.
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