El Palacio de la Bouza, en Riberas (Soto del Barco) fue escenario el pasado fin de semana de la primera boda hindú que se celebró en Asturias. La colorida ceremonia, llena de símbolos, se celebró ante 140 invitados venidos de cuatro continentes, Asia, América, Oceanía y Europa. La novia, Paola Ayala Cerezo, de Zaragoza, es hija de Rogelio Ayala, uno de los socios del Palacio. “Nos pareció el lugar ideal, con un paisaje impresionante, un sitio maravilloso, aunque éramos conscientes de que nos arriesgábamos con la lluvia”, cuenta Paola. Fue una apuesta arriesgada, con invitados llegados de todas las partes del mundo (Londres, de donde es la familia del novio, Chetan Khushal; Argentina, Malasia, Dubai, Australia, y también Zaragoza, Málaga, Barcelona, Bilbao…), y al principio cundió un poco la alarma, porque el sábado empezó lloviendo, pero al final la ceremonia y la celebración posterior no pudieron tener más encanto y belleza. “Cambiamos hasta tres veces las mesas, metiéndolas al salón, pero daba tanta pena desaprovechar todo el trabajo que habíamos hecho, y la maravilla que es el patio interior del palacio de Bouza, que las acabamos sacando, y todo salió muy bien”, cuenta Paola. Para oficiar la ceremonia, se desplazó desde Ceuta el sacerdote hindú Juan Carlos Ramchandani (Krishna Kripa Dasa). Ramchandani recito la liturgia en sánscrito y luego dio las explicaciones en español e inglés. Se trata de un oficio lleno de símbolos que duró 90 minutos, y que arranca con la llamada “procesión del novio”, en la que la familia y él llegan, acompañados de música, para iniciar la celebración de la boda. El encuentro con la familia de la novia, la aceptación por parte de la madre de ella, que le coloca el tilak (marca) en la frente, el intercambio entre los novios de las guirnaldas de flores, Paola y Chetan cumplieron el ritual, que dio paso posteriormente a una celebración que se había iniciado el día antes. “Como todo el mundo venía de diversas partes de fuera, organizamos el viernes también una fiesta, en la que quisimos mezclar las dos culturas”. Y lo hicieron, con una hoguera de San Juan y una “fiesta de la henna”, en la que la novia y sus damas decoran sus pies y manos. Para darle el toque asturiano, durante el día hubo en el Palacio de Bouza sidra, una gaita y un tamborilero, además de una mesa especial con 40 quesos asturianos. “Ofrecimos comida hindú, vegetariana, ya que allí es poco habitual comer carne. Al final, el buen tiempo acompañó y la belleza de Asturias hizo el resto. Fue un acierto completo, y la ceremonia magistralmente dirigida y explicada por el sacerdote hindú Juan Carlos Ramchandani”, resume Paola Ayala y Chetan Khusal. La noticia de la primera boda hindú en Asturias fue portada de varios
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