La familia de Rahma Mohamed, fallecida el pasado 17 de septiembre en el Hospital Universitario, tuvo que enterrar a esta vecina del Príncipe Alfonso siguiendo el protocolo establecido por el Covid. En el certificado médico de defunción pusieron como causa de su muerte: sepsis biliar, obstrucción vía biliar e infección por Covid 19, especificando como causa fundamental un carcinoma de páncreas. En el parte diario que traslada Ingesa a los medios de comunicación, Rahma, de 72 años, nunca figuró como víctima del bicho que se ha llevado ya a 10 personas en Ceuta, pero en cambio sí se incluyó esa infección como una de las causas de su fallecimiento lo que provocó que su familia no pudiera, por ejemplo, velarla en su vivienda de la calle Este ni pudiera despedirse físicamente de ella.
¿Ha sido Rahma la víctima número 11 del Covid?, ¿por qué se ha considerado como causa de su muerte un cáncer y no el virus si no se practicó una autopsia que lo determinara?, ¿por qué entonces se ordenó la aplicación del protocolo Covid para el enterramiento cuando se le comunicó a los seres queridos que había superado esa enfermedad?, ¿dónde se contagió si cuando ingresó en el clínico de Loma Colmenar no estaba infectada?
Para esta familia del Príncipe hay demasiadas dudas a las que no se les ha dado respuesta. Dudas que conviven con el dolor de haber perdido a una madre y no haberse podido despedir de ella como querían, ya que ni tan siquiera se les permitió verla. “Solo hemos visto una caja”, explica en declaraciones a El Faro su hijo Mustafa recordando cómo fue ese entierro. De la nevera del HUCE, siguiéndose el protocolo establecido, fue directa al ataúd y de ahí se procedió al entierro porque en el certificado constaba la leyenda clave: infección por Covid.
La historia que esta familia ha decidido hacer público a El Faro de Ceuta y que trasladarán a un abogado comienza prácticamente un mes antes de la muerte de Rahma, ocurrida a las 11:30 horas del 17 de septiembre según consta en el certificado de defunción.
Durante cuatro días la fallecida había sido trasladada de su casa al Hospital porque se encontraba mal. “Le pinchaban y la mandaban de nuevo la casa”, explica una de sus hijas. “Empezó a ponerse amarilla y la volvimos a bajar un miércoles por la tarde, entonces ya se quedó ingresada. Ese jueves le hicieron unos análisis que concluyeron que tenía la bilirrubina alta. Con una ecografía vieron más tarde que tenía una masa en el páncreas”, añade. En ese momento ni la familia ni los médicos sabían qué tenía Rahma, quien había ingresado en el Hospital limpia de virus, sin tener el Covid y única y exclusivamente por este malestar.
Durante una semana permaneció en planta hasta que con una resonancia se pudo saber que tenía una tumoración en el páncreas. En ese momento la fallecida tampoco tenía coronavirus, algo que quiere dejar claro la familia porque se le hizo la PCR que dio negativa antes de su evacuación a Puerto Real, el 1 de septiembre, para la realización de una endoscopia. Después regresó a Ceuta ya que al tener una gran inflamación no se le podía hacer la prueba ni por tanto valorar el tumor del páncreas. En el hospital se le volvió a hacer otra PCR que esta vez dio positivo, procediéndose a informar a la familia que tenía que estar aislada mientras que el hospital hacía lo mismo con Rahma. Varios miembros de la unidad familiar dieron positivo en coronavirus y otros tantos aislados no registraron el virus pero todos ellos estuvieron sin poder ver a su madre y sin poder salir de sus hogares donde estaban confinados.
Pocos días antes del fallecimiento de Rahma, la familia indica que los médicos les comunicaron que aunque Rahma seguía dando positivo en la PCR el Covid lo había superado. Ese jueves 17, el día que murió, estaba previsto que se le fuera a hacer otra prueba pero el fallecimiento se produjo a las 11:30 horas sin haber siquiera dado ese paso. Murió con PCR positiva y por tanto con un parte en el que se reflejó que seguía portando la infección. “La única de la familia que pudo ver a mi madre muerta fui yo”, narra una de sus hijas que pudo acceder a ver el cuerpo sin vida.
En el certificado se indicó que tenía Covid aunque la familia insiste que verbalmente se les dijo que lo había superado. Esto ha llevado a que no hayan podido velar el cuerpo sembrando mayor dolor a todos ellos. “Si nos dicen que murió por cáncer de páncreas, ¿cómo es que pone en el certificado Covid? Si lo había superado, ¿por qué no la cambiaron de zona en el hospital?, ¿por qué no hemos podido velarla? Estamos todos destrozados”, lamentan, visualizando una despedida que no pudo ser como la habían imaginado, en la que no pudieron ver a su madre, velarla y enterrarla siguiendo los ritos que tuvieron que reducirse por lo reflejado en el parte médico. “¿De qué ha muerto mi madre?”, se sigue preguntando Mustafa, su hijo, indignado por la falta de respuestas sobre una serie de acontecimientos que nunca habría pensado. De tener una madre sana han pasado a perderla en un mes sin que sanitariamente haya sido incluida en las estadísticas de fallecidos por Covid aunque hicieron constar que murió con él.
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