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Rafael Lesmes

En la madrugada del pasado lunes fallecía a los 85 años en su domicilio de Valladolid, Rafael Lesmes Boved, “una auténtica leyenda” del fútbol de su época y “un icono del éxito”, en palabras del presidente de la Asociación de Veteranos del club pucelano. Defensa lateral del R. Madrid entre 1952 y 1960, aquel mítico equipo campeón de las cinco primeras copas de Europa, Rafael fue uno de los ídolos futbolísticos españoles por excelencia de entonces y el sucesor de Pepe Bravo, la primera gloria balompédica ceutí, cuando éste acaba de cerrar su memorable etapa como gran figura del F.C. Barcelona. Rafael y Pepe encarnan las dos primeras efigies áureas de la historia del fútbol caballa, hoy lamentablemente hundido en el pozo del más lamentable fracaso de su existencia. Qué pena.
Rafael Lesmes y su hermano Paco nacieron y se criaron en el Sardinero donde, en el arranque de lo que hoy son los jardines de Elena Sánchez, los suyos tuvieron un bar – restaurante, al que bautizaron precisamente con ese nombre en recuerdo de su Sardinero santanderino, frente por frente a donde estaba la desaparecida playa de la Sangre, llamada después de la Estación cuando se construyó ésta. Muy cerca del lugar se encontraba el estadio de entonces, el de La Hípica, en el que ambos, en su niñez, fueron fraguando su vocación futbolística e hicieron sus primeros pinitos con el balón.
Rafael Lesmes (Lesmes II) jugó en la potente regional norteafricana de aquellos tiempos. Tras pasar, sucesivamente, por el Ceutí, Ibarrola y Betis de Hadú, firmó su primer contrato profesional con el  At. Tetuán a los 18 años. Transcurridas cuatro temporadas en Segunda División con el club de ‘Sania Ramel’, el menor de los Lesmes saltó al Valladolid, en cuyas filas militaba su hermano Paco, quien había puesto como condición a su fichaje la incorporación posterior de Rafael a la plantilla.
En la capital pucelana se venera vivamente el recuerdo de los Lesmes, cuyo paso por el viejo ‘Zorrilla’ coincidió con la época más gloriosa del club en la máxima categoría. Junto con Matito o Babot formaron la que se llegó en llamar la “zaga mora”. Con ella el Valladolid llegó a la final de Copa de 1950, partido en el que el técnico Barrios había decidido no contar con Rafael. Ante esta circunstancia cuentan que Paco ardió en cólera y le plantó cara a su entrenador. O jugaban los dos hermanos o de lo contrario él tampoco lo haría. Y Rafael jugó. Vaya que sí.
Al Real Madrid no escapó la calidad de aquel extraordinario lateral izquierdo, al que incorporó a su plantilla en 1952, tras sus cuatro brillantes campañas con la entidad vallisoletana. Comenzaba a escribirse entonces la estelar historia de nuestro paisano, confirmado ya plenamente, a partir de entonces, como una de las grandes figuras del balompié hispano de su época.
En su periplo de las 8 temporadas en el Madrid, Lesmes II ganó con su club cuatro campeonatos de liga, siendo también uno de los artífices de la gesta blanca de las cinco copas consecutivas de Europa. Internacional con España en dos ocasiones, ante Francia e Irlanda, no tuvo la fortuna de acudir al mundial de 1950, al decantarse el seleccionador nacional por Gonzalvo II para su puesto. Cumplidos los 33 años regresó al Valladolid. Otra vez al lado de su hermano,  jugó sus dos últimas temporadas con el club blanquinegro. Una vez colgadas las botas siguió ligado al club en otras facetas, al tiempo que ejerció de ojeador del Real Madrid en la región castellana.
Los hermanos Lesmes se acercaban por entonces todos los veranos por Ceuta para disfrutar del cariño de los suyos y gozar de su tierra, donde se les acogía como verdaderos ídolos por los aficionados. Rafael era una persona modesta y reacia a dejarse ver. “Una estrella anónima y silenciosa pero no por ello menos refulgente”, como lo ha definido Anselmo Moreno en el diario ‘El Comercio’.
El fútbol de su época era otro. “Nada comparable nuestro estilo defensivo del uno contra uno, al de ahora, de 5 contra uno”, en el que Lesmes II fue uno de los primeros zagueros de largo recorrido. “Las medias que guardo de mi primer partido como internacional son como alambres, la tela es muy dura; la primera camiseta arañaba el cuerpo”, decía en una entrevista de 2010, que ahora a recuperado Radio Federación. ¡Qué tiempos!
Rafael ya no iba al estadio. Temía el al frío. ‘Zorrilla’, me consta, es una auténtica nevera. Ni siquiera cuando venía su Real Madrid del alma. “No lo puedo aguantar. Lo grabo y, si gana, lo veo al día siguiente. Es tremendo como me pongo”.
Descanse en paz este paisano ejemplar. Legendario héroe balompédico como su hermano, fallecido en 2005, para muchos aficionados ceutíes sus respectivas figuras todavía permanecen vivas en nuestros recuerdos.

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