La visita de la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, ha servido para que sean ratificadas las tesis que ya conocemos en torno a la clínica de radioterapia. No hay interés en ponerla en marcha. Nunca lo ha habido, que no les engañen. Pero ni por parte del actual Gobierno ni por parte del PP cuando mandaba don Mariano. Pesan criterios de rentabilidad. Lo han dicho en varias ocasiones, no salen las cuentas y los criterios de extrapeninsularidad y especificidad que valen en muchos otros ámbitos, aquí se pierden.
Lo que le pasa a la clase política es que se encuentra envuelta en un aprieto. Y de los gordos. Presionados por las campañas de recogida de firmas y por las quejas ciudadanas, los del bipartidismo optaron por jugar a las promesas. Saben que no las pueden cumplir, pero les gusta jugar a eso. Ni el PP ni el PSOE han movido un dedo para que en esta ciudad se pueda recibir un tratamiento adecuado sin necesidad de pasar la travesía del desierto en forma de Estrecho. Son muchos los caballas que saben perfectamente lo que es eso: tener que marchar al otro lado para recibir un tratamiento y regresar en las peores condiciones como si la Sanidad quisiera imponerte un castigo doble.
Siguen mareándonos con decisiones que saben que no van a llevar a cabo, son unos mentirosos
Los criterios de rentabilidad han pesado siempre y en este caso lo han hecho repercutiendo directamente en la salud y bienestar de los ceutíes porque la administración consideraba que debía ser así. Ahora nos dice la señora ministra que hay helicóptero y que en 10 minutos se está en Algeciras de manera gratuita para recibir ese servicio. ¿Puede garantizar que siempre será así?, ¿puede evitar que haya suspensiones -como ya las ha habido- de visitas?, ¿por qué la administración ha despilfarrado dinero por obras sin sentido en cualquier lugar de España y evita tener un centro de referencia en Ceuta para dispensar estos tratamientos?, ¿los lujos son permitidos según dónde?, ¿acaso apadrinan y defienden esta manera de mantener a ciudadanos de segunda o tercera categoría?
El problema de estos políticos engatusadores y mentirosos es que llevan años jugando con los sentimientos de todo un pueblo, sorteando las campañas populares de queja vendiendo promesas que sabían no iban a cumplir. Ellos mismos se han enrocado en mentiras y siguen apostando por el mismo camino, buscando excusas, variando los argumentos, haciendo lo que les conviene y condenando a un pueblo a tener que exigir unos derechos que lo son pero de Algeciras para arriba porque aquí continúan siendo meros sueños. Y de los malos.
Es mucho más grave que un mareo, Carmen, juegan con la salud de todo un pueblo, de los enfermos de cáncer, los condenan a salir de su ciudad argumentando la rentabilidad de algo que no debe ser rentable.
Es una cuestión de humanidad, de bondad, es una cuestión de valores al fin y al cabo, y tener corazón, en vez de tripas podridas. Es la prueba de que la clase política ha perdido cualquier capacidad de ponerse en el lugar de la ciudadanía, de un pueblo que debería exigir en la calle los derechos de las personas enfermas.
Los que gestionan la sanidad pública, la están abandonando, no existe una crisis económica, existe un desvío de dinero público de nuestros impuestos a empresas y fundaciones privadas,
Estamos asistiendo ante la prostitución de lo público, con la complicidad manifiesta de todo un pueblo.
La próxima carrera contra el cáncer debería de poner de manifiesto esta dejadez y abandono de los representantes político, más que una carrera tenía que ser una manifestación por los derechos de la sanidad pública, que no están siendo arrebatados. Algún día no podremos pagar los tratamientos, Están copiando el modelo el sanitario económico sanitario americano, Ciudadanos de primera segunda y tercera categoría, donde muchas personas se ven obligadas a empeñarse para recibir los tratamientos más adecuados.