Rachid Ahmed, otro hito inminente de la historia del
fútbol sala en Ceuta, formó parte de aquellos jugadores que llenaron los campos convirtiéndolos en hervideros y le dieron a Ceuta un nombre dentro de las grande categorías.
Escuchar a Rachid Ahmed hablar de fútbol es como escuchar a una de las melodías más bonitas. Su sabiduría acapara la atención de cualquiera, y es que después de tantos años de fútbol y tantos títulos a su espalda es difícil no quedarse embobado con sus historias.
Comenzó desde pequeño en lo que solemos denominar como fútbol grande, una oferta de un entrenador conocido en la ciudad hizo que iniciara su andadura por el fútbol sala, salió fuera de Ceuta donde continuó con su carrera como jugador. En Galicia decidió colgar las botas y pasar al otro lado de la pista para entrenar a diferentes equipos. Volvió a Ceuta y pasó a ser técnico de uno de los equipos de la ciudad consiguiendo el ascenso de este. Actualmente entrena al
Camoens Femenino donde se siente en casa.
El ex jugador ceutí, al igual que la mayoría de los jugadores, realizó sus primeros pinitos con el balón en pequeños equipos de liga local, “mis primeros inicios fueron con el Ceutí cuando tenía 7 u 8 años”. Paquirri fue la primera persona que confió en Rachid, “él me apadrinó. Ha sido una gran persona para mí. Desde mis inicios ha estado siguiéndome y ayudándome en todo. Eso me ha marcado mucho desde pequeño. Fue el que me hizo crecer”. Como todo niño, Rachid Ahmed pasó por las categorías inferiores hasta llegar a Liga Nacional Juvenil, “me cogió Tayo. Jugué con la Agrupación y también con el Ceutí. Pasé unos tres años en Liga Nacional Juvenil”. Con el mismo entrenador que lo convocó para jugar esta Liga Nacional, Rachid, que en ese momento militaba en las filas de Ceutí, debutó en Tercera División. El ex futbolista, junto a otro de sus compañeros viajaron para realizar unas pruebas en un equipo peninsular, “Fui a hacer una prueba con Chito en Alicante. Estuvimos en Calpe a punto de firmar un contrato, pero por circunstancias de la vida volvimos a Ceuta”.
Tras este primer intento de firmar con un equipo de fuera de Ceuta, Rachid Ahmed recibía una llamada de uno de los entrenadores más sonados, Juanma. “Sería en el año 88 u 89”. El ex jugador dejaba atrás el césped y decidía cambiar el estilo de juego, “el que es jugador se puede adaptar a cualquier deporte, se basa sobre todo en las ganas que tú tengas. Antes Ceuta era muy peculiar, y aunque jugases al fútbol grande, siempre había torneos de fútbol sala, había 24 horas, y eso siempre te ayudaba un poco a establecer lo que era jugar en campo pequeño y en campo grande”.
La llamada que llegó hasta Rachid traía consigo una oferta, “al principio no llegamos a un acuerdo”. En Navidades Juanma tenía algún problema que otro con la plantilla, “había hecho la pretemporada con ellos ese año. Le faltaba jugadores y me llamó a mí, que en ese momento jugaba con el Bar Portuarios, y a otro chico que se llama Abdelah. Ahí debuté en División de Honor directamente. No se me va a olvidar nunca porque jugamos ante el Interviú y el Marshall, uno el sábado y otro el domingo, perdimos el primer partido con un 9-1 y 7-2 el otro”. Gracias a Juanma, Rachid comenzó su gran camino por el fútbol sala, “fue un gran entrenador para mí. Mis inicios fueron con él, han sido muchos años los que compartí con él y con Carli. Cada año fuimos mejorando, subiendo y bajando de categorías”.
Rachid, al igual que otros jugadores, fue uno de los encargados de hacer vibrar el Pabellón de la Libertad donde cada fin de semana de partido los aficionados ceutíes acudían para apoyar a los equipos caballas. Una época donde dos grandes clubes ceutíes eran máximo rivales y donde los derbis eran un clásico, “en ese momento eran dos equipos locales, el Alminatur y el Mitsubishi. Jugué en los dos, primero en el Alminatur con Juanma y luego en el Mitsubishi con Manolo Luque. Los derbis eran muy bonitos, se vivía mucho el fútbol sala. La mayoría de los jugadores eran de Ceuta, aunque siempre había algún extranjero, pero el 90% de la plantilla era de aquí. Lo bonito de esto es te encontrabas con amigos tanto en un equipo como en otro”. El Mitsubishi ascendía a División de Honor y llegó Ferreti como entrenador del equipo, “Cecilio junto a Antonio Gaona, Juan Mur, André Moreno, y sobre todo Manolo Luque, se pusieron en contacto conmigo y me fui a División de Honor con ellos. Hicieron un gran proyecto en esa época con Ferreti en la cabeza y me sentía uno más de ellos. Siempre agradeceré que hayan confiado en mí tanto un equipo como otro”.
Comienzos como entrenador
Rachid Ahmed recibió a lo largo de su carrera muchas ofertas en otros equipos, pero casi a punto de retirarse como jugador, decidió marcharse a Galicia, “me fui al Rías-Baixas que estaba en División de Honor. Jugué dos años y el segundo jugamos la Copa del Rey”. Entre los años 1996 y 1998 Rachid Ahmed decide colgar las botas y comienza a asumir el papel de entrenador en el Vigo Fútbol Sala, “hicieron un proyecto muy fuerte. Acabé de entrenador porque trajeron a dos que no cuajaron. Ahí empecé mi vida como entrenador”. Equipos como el Celta de Vigo o el Corujo han tenido el placer de estar bajo los mandos de Rachid Ahmed, “fue una experiencia muy bonita”. Poco tiempo después, Rachid decidía volver a Ceuta y tras una llamada de Felipe Escanez comienza a entrenar a los juveniles, del actual Unión África Ceutí, “estuve tres años con ellos. El tercero fuimos campeones de Andalucía”. Pero la temporada en Tercera División no fue fácil, “fue un año muy duro donde casi nos jugamos el descenso. El equipo de Segunda de Chito nos dio refuerzos para mantener la categoría”. Al año siguiente Rachid pasaría al equipo de Segunda B con el que consiguió ascender a Segunda A, categoría en la que aún continúan, “después de este año decidí que tenía que descansar un poco”.
Paso al fútbol sala femenino
Un encuentro con un amigo hizo que Rachid Ahmed tomara la decisión de comenzar a ayudar al Camoens Femenino. Ahora el ex jugador continúa siendo el técnico del equipo, donde imparte unos valores a su plantilla. “Como he sido jugador, comprendo muchas cosas. Eso me ha ayudado mucho en los éxitos personales porque transmito lo que yo siento en la pista y lo que he sentido. Sé como se puede encontrar un jugador. Esto te ayuda muchísimo a la hora de hablar con las jugadoras”. Pecando de hablador, a Rachid Ahmed le gusta poder comunicarse con sus jugadoras para compartirle sus vivencias y sus experiencias, “me dicen que hablo mucho. Lo hago porque como yo he estado en esa pista, muchas veces le quieres indicar una cosa desde fuera y si no has estado en esa pista, no sabes como indicarlo”. Rachid Ahmed sabe muy bien el trabajo que desempeña dentro del Camoens Femenino y cuáles son sus objetivos, “Hay que trabajar mucho la mentalidad de las jugadoras y la psicología. Hay muchos valores que hay que trabajar que eso es lo que te ayuda a ser jugador. También todos los entrenadores que yo he tenido han sido buenos entrenadores y eso te ayuda a cambiar las cosas a mejor. Pero la clave de esto es que te guste a ti personalmente y que lo hagas de corazón”.