Cuando uno puede cometer la osadía de pensar que ya no hay clasicazo que rehacerse bajo el apelativo de remake y con el estandarte de actualizar la historia, aparece la nueva maxiproducción de turno. Y es que la imaginación escasa de los guionistas del siglo XXI es suplida con creces por trabajo de minería a la hora de olfatear posibles vetas exitosas que volver a explotar con poco que perder.
El consumado especialista en cine de acción Len Wiseman se pone a cargo de esta revisión de la original de ciencia-ficción que protagonizaran Arnold Schwarzenegger y Sharon Stone (ahí queda eso) en 1990. En su momento, si bien la cinta aunó aquello que se habla siempre de crítica y público y el tiempo puso las cosas en su sitio, fue tildada por algunos radicales seguidores de los manuscritos de Philip K. Dick como “frívola”. Las manos a la cabeza se habrán llevado aquellos detractores con esta nueva propuesta que aporta mucha y buena escena coreográfica y adrenalínica, pero bastante más floja en contenido, ritmo y posibilidades de debate posterior.
En esta ocasión Colin Farrell es el pobre tipo normal que se ve llevado al límite tras acudir a un centro de implante de recuerdos artificiales, gracias al cual pretendía vivir una ilusoria aventura de espías salvadores del mundo. Pero algo hace ver al respetable que los límites entre lo onírico y lo real pueden no estar tan claros como el protagonista imagina.
La nueva versión de Desafío total plantea el escenario de una Tierra arrasada (en lugar de Marte, aunque ello resulta bastante irrelevante) en la que ya sólo se puede vivir en lo que antaño fueron Gran Bretaña y Australia. El resto se asemeja a la conocida historia, con más acción y menos humor que la originaria.
En un proyecto con miras claramente de asaltar la taquilla, además de Colin Farrell, el reparto se ve estéticamente aderezado con la presencia de Jessica Biel y Kate Beckinsale (de la que quedó “prendado” el director cuando coincidieron en Underworld hasta el punto de que son pareja desde entonces. Todo queda en casa, si me permiten la maldad…). Ambas actrices añaden, a falta de credibilidad (sobre todo Beckinsale, que definitivamente no está ante el trabajo de su vida) el gancho de un rostro conocido a falta de otro argumento que haga animarse a pagar el desproporcionado precio de la entrada (cortesía del nuevo IVA). Si el posible espectador se niega a dar la razón a los muchos que aseguran que el público hoy es menos exigente que hace una década como pretendido atenuante de la propia ineficacia, bien puede dedicar tiempo y recursos a cualquier otra actividad. La cinta es razonablemente entretenida, pero no merece mayor consideración que eso.
El consumado especialista en cine de acción Len Wiseman se pone a cargo de esta revisión de la original de ciencia-ficción que protagonizaran Arnold Schwarzenegger y Sharon Stone (ahí queda eso) en 1990. En su momento, si bien la cinta aunó aquello que se habla siempre de crítica y público y el tiempo puso las cosas en su sitio, fue tildada por algunos radicales seguidores de los manuscritos de Philip K. Dick como “frívola”. Las manos a la cabeza se habrán llevado aquellos detractores con esta nueva propuesta que aporta mucha y buena escena coreográfica y adrenalínica, pero bastante más floja en contenido, ritmo y posibilidades de debate posterior.
En esta ocasión Colin Farrell es el pobre tipo normal que se ve llevado al límite tras acudir a un centro de implante de recuerdos artificiales, gracias al cual pretendía vivir una ilusoria aventura de espías salvadores del mundo. Pero algo hace ver al respetable que los límites entre lo onírico y lo real pueden no estar tan claros como el protagonista imagina.
La nueva versión de Desafío total plantea el escenario de una Tierra arrasada (en lugar de Marte, aunque ello resulta bastante irrelevante) en la que ya sólo se puede vivir en lo que antaño fueron Gran Bretaña y Australia. El resto se asemeja a la conocida historia, con más acción y menos humor que la originaria.
En un proyecto con miras claramente de asaltar la taquilla, además de Colin Farrell, el reparto se ve estéticamente aderezado con la presencia de Jessica Biel y Kate Beckinsale (de la que quedó “prendado” el director cuando coincidieron en Underworld hasta el punto de que son pareja desde entonces. Todo queda en casa, si me permiten la maldad…). Ambas actrices añaden, a falta de credibilidad (sobre todo Beckinsale, que definitivamente no está ante el trabajo de su vida) el gancho de un rostro conocido a falta de otro argumento que haga animarse a pagar el desproporcionado precio de la entrada (cortesía del nuevo IVA). Si el posible espectador se niega a dar la razón a los muchos que aseguran que el público hoy es menos exigente que hace una década como pretendido atenuante de la propia ineficacia, bien puede dedicar tiempo y recursos a cualquier otra actividad. La cinta es razonablemente entretenida, pero no merece mayor consideración que eso.
Puntuación: 5
corleonne76@yahoo.es