Opinión

¿Quién soy?

Menuda frase; sí, sólo dos palabras y un interrogante; pero si intentamos contestarla se hace enorme y complicada, casi imposible responder.

Cuando se pregunta ¿Quién soy?, no se inquiere a la existencia (al “ser” como existir). El “ser” es el concepto más amplio, más abarcador, intrínseco a cualquier elemento de la realidad y común a todos ellos, sin diferencia, pues todo lo existente tiene la cualidad de ser. Pero cuando preguntamos ¿Quién soy?, estamos indagando sobre algo muy concreto, sobre una persona que soy yo. Por supuesto que yo soy un “ser”, tan ser como una pelota de ping pong, como un pino, como un barco o como mi abuelo. El ¿quién soy? no pregunta al “ser”, pregunta al “ente”, que es aquello que tiene atributos diferenciadores (en este caso a una persona); no preguntamos por la existencia que es común a todos, sino por la “esencia”, que es lo que claramente nos distingue (sin duda, en verdad).

El ¿Quién soy? interroga directamente sobre la “esencia”: el “quién” es un pronombre referido a mí mismo, y el “soy” es un tiempo presente en modo real y cierto; y el signo, un interrogante que exige inmediatez a una respuesta sin paliativos.

Todo un problema, porque ¿quién tiene una respuesta ajustada a la verdad y a la certeza? Sería una falacia identificarse con el nombre y los apellidos, porque no va por ahí la pregunta. Lo que “de verdad” nos identifica son los atributos; y sí, hay un listado de atributos humanos como posibilidad a todos ellos, pero su posesión no está repartida de antemano, no viene en el paquete de la existencia. Cuando un fabricante, un artesano cualquiera, por ejemplo un carpintero construye un sillón, antes de la construcción real LO HA MODELADO en su mente, lo ha diseñado, le ha dado la forma y dimensiones adecuadas y a lo que después de fabricado exigirá un rendimiento: que sea asequible, que tenga un respaldar, unos reposabrazos, incluso con un siento cómodo y mullido….en definitiva con una finalidad. ES LO QUE CONSTITUYE SU ESENCIA, lo que lo diferencia absolutamente de otro objeto cualquiera.

El ser humano sólo aparece a la vida con la existencia, es decir con el cuerpo y sus circunstancias: el lugar donde nace, el momento, la cultura de su familia y su historia; todo eso junto al cuerpo y su herencia genética lo trae como una mochila de la que, en principio, no puede desembarazarse. No trae libro de instrucciones. De todo eso, nada se puede cambiar, ya está hecho, y eso lo asemeja a una simple cosa…..lo cosifica.

En toda tarea previa al nacimiento humano, está muy claro que no se intuye y menos de manera razonada, una creación inteligente y mucho menos divina: el recién nacido viene al mundo sólo con la voluntad de vivir, la voluntad cósmica que le aporta la naturaleza, una naturaleza arbitraria y azarosa, tal cual son sus leyes. Su “esencia”, los atributos, todo aquello que le caracteriza como humano no viene diseñado a imagen y semejanza de nada ni de nadie y mucho menos construido; sólo es una posibilidad; debe ser adquirido.

Lo que de verdad caracteriza a un barco no es el hecho de flotar, eso lo hacen todos los barcos, sino si es un velero, una fragata, un mercante o un petrolero…..(su esencia).

Si un bebé pudiera hacerse la pregunta ¿Quién soy?, la respuesta sería: “no sé, soy un ignorante, aún no tengo conciencia”…..es la ignorancia absoluta, la ausencia total de conocimiento. La condición humana, su esencia, se adquiere por evolución, viviendo. Si seguimos el hilo de la taxonomía humana, desde el origen y partiendo desde el estado celular, sería: reino, animal; tipo, vertebrado; clase, mamífero; orden, primate; familia, homínido; género, homo; especie, por fin, homo sapiens. Un camino de 3.500 millones de años vividos día a día, noche a noche; la mayor odisea imaginable; miles de millones de generaciones en constante evolución; y sólo se llama humano, puede, que desde hace un millón de años.

Desde ahí, en cuanto nace, exige la primera premisa para iniciar la andadura, que es la libertad; enseguida le aparece la capacidad de pensar y así, experiencia tras experiencia va sacando consecuencias, que contrasta; va adquiriendo razón, ese singular y exclusivo mecanismo que le servirá de guía en pos del conocimiento, sin límites; elige y decide opciones de las que se hace responsable y que lo angustian ante el posible error. Así va eligiendo el que cree que es el camino más feliz, un camino que es necesario y que tiene que compartir con otros durante toda la vida……el camino que le llevará a ser quien quiera ser…..a su esencia, que será única.

Después de todo esto ¿sabremos responder a la pregunta, quién soy?

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