Un fenómeno insólito se ha convertido en viral en las últimas horas en Ceuta, y ha tenido como protagonista a Juan, un grajo que se llevó 10 euros con los que una señora iba a pagar su desayuno en la Cafetería del Reloj en la Gran Vía.
Un pájaro no había generado tanta expectación desde aquella película de Alfred Hitchcock donde las aves se volvían locas y generaban un caos con explosiones y ataques a la población. En Ceuta ha sido diferente de aquello que paso en la ficción, el grajo Juan no ataca. Él se dedica a limpiar, 'hurtar', apropiarse de lo que no es suyo y, de tal modo que se ha hecho un pequeño hueco en la historia caballa.
Abdelatif El Harrak, propietario del establecimiento donde tuvo lugar el hecho, asegura a este periódico que “la señora se disponía a pagar con un billete de 10 euros, cuando el grajo entró en la cafetería, cogió el billete y se marchó a la calle situándose en la parte superior de la columna con los 10 euros".
Esta pequeña historia de 'hurto', no tiene nada de nuevo. El pájaro, de la familia de los córvidos, es bien conocido por los propietarios de los establecimientos de la Gran Vía y Puertas del Campo, así como por la compañía de taxis. Y es que el billete de 10 euros no ha sido el único objeto del que se ha apropiado. Tabaco, mecheros, monedas de dos euros, plata, comida y así un largo etcétera. La pregunta que se hacen todos es: ¿a dónde se lleva todo lo que recoge?
Algunos de los taxistas de la zona hablan de que su residencia está en el foso de las Murallas Reales, otros dicen que habita en el Parque Argentina y que tiene un dueño que le ha enseñado a coger todo lo que vea para luego llevarlo con él.
Muchas son las teorías de este pequeño pájaro que, según manifiesta Karim Ahmed, uno de los taxistas de la parada de la Gran Vía, 'es uno más, no tiene miedo a las personas. Puedes darle de comer, subirle al taxi, o silbarle para que se pose en tu brazo'.
Una de los rasgos de esta especie es la convivencia con los seres humanos. Parte de su inteligencia la desarrolla con otras especies, en un ambiente en el que ser lo suficientemente listo como para reconocer individuos o formar alianzas con los taxistas, es la clave. De ahí que Juan se pose en los retrovisores de los coches, en los brazos de los conductores, o como relata Ahmed, "lo lleve en el hombro hasta Benzú, esperando algo de comida".
Además de la inteligencia de este pájaro, la memoria es otro de los factores por los que hacen que esta ave sea única en su especie y acuda siempre a la llamada de aquellos que le puede aportar comida o algún objeto que pueda coger para llevar a su nido y utilizarla como herramienta.
A partir de este suceso, los vecinos de la Gran Vía deberán mirar hacía el cielo antes de sacar su dinero y asegurarse de que Juan, el grajo de los 10 euros, no esté merodeando la zona en búsqueda de algo que pueda llevarse a la boca.
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