Categorías: Sucesos y Seguridad

“Quería pararle pero parecía concentrado en matar a mi madre”

Yolanda Almagro se recupera ya en el hospital de las heridas sufridas en el costado y en el cuello. También lo hace su hijo mayor, de 22 años, que tiene las manos destrozadas tras intentar arrebatar los cuchillos a su progenitor.

Los dos fueron víctimas, en la mañana de ayer, de un nuevo caso de violencia de género ejercido por el esposo y padre, respectivamente, el subteniente de la ULOG-23, José Manuel Ventosa, que permanece ahora detenido por los hechos, bajo custodia de la Policía Nacional.
Lo sucedido ayer en el piso 1ºD del Bloque 2 de Patio Páramo era lo que siempre había temido Yolanda: que algún día su esposo intentara matarla, y también a sus hijos, cumpliendo las últimas amenazas. En los más de 20 años de matrimonio había sufrido malos tratos en silencio. Lo sabía ella y lo sabían sus hijos y hasta hace escasos días no se había atrevido a denunciar, a poner un punto y final a la relación y a iniciar los trámites de divorcio, sin posibilidad de marcha atrás. Y eso es lo que, según cuenta la familia de Yolanda, su todavía esposo no soportaba. Por eso, “teniéndolo todo bien calculado” -aseguran los hermanos de la herida- decidió agredirla, ensañándose con ella y con sus propios hijos.
Horas después de la agresión, el padre, los hermanos, los primos y hasta el hijo menor del matrimonio pedían, en el Hospital Universitario, justicia y aseguraban tener miedo. Lo hacían en una entrevista con ‘El Faro’, mientras sus parientes, heridos y recién operados, se recuperaban en sus habitaciones respectivas, volviendo a vivir tras una violenta agresión. “Queremos que le metan en la cárcel, tenemos miedo porque nos ha amenazado de muerte a todos. Lo que pedimos es que vaya a prisión porque si sale ahora puede hacer con nosotros lo mismo que con ellos”, indicaban.
La historia de Yolanda, auxiliar de Enfermería, cumple el patrón de la típica mujer maltratada. La que calla, la que oculta y la que al final revienta y empieza a trasladar a su entorno más directo lo que le está sucediendo. Y eso es lo que hizo la víctima, iniciando los trámites de divorcio.
“Él no quería llegar a un acuerdo porque insistentemente tenía que ser lo que él quisiera y como no lo conseguía presionaba, acosaba y amenazaba a mi hermana, también a sus hijos, intentando coaccionarles para convencer a su madre. Incluso vino a mi casa e intentó convencerme para que me pusiera de su lado, me amenazó con que si no se hacía lo que él quería lo íbamos a lamentar todos ”, señala Noelia, hermana de la víctima. “Nos dijo que íbamos a llorar lágrimas de sangre”, apostilla una de las familiares. “Según él, nosotros ya estábamos muertos”, añade el hijo pequeño de la familia, de 19 años.
Al iniciarse ese proceso de divorcio comenzaron los problemas, las amenazas y las presiones. “Nos dijo que él podía hacer lo que quisiera, que luego iría a la cárcel pero que el daño ya lo habría hecho. Le dije que no amenazara porque le podíamos denunciar”, recuerda la hermana. Comenzaba así a escribirse una historia que culminaría en la mañana de ayer, pasadas las 5.30 horas, con el brutal apuñalamiento. Antes, el domingo, la propia Yolanda avisaba a su hermana de la denuncia que el esposo le había presentado en comisaría indicando que ésta le había empujado, lastimándose en la espalda. Todo era incierto. “Él volvió a casa tras poner la denuncia y se lo dijo. Mi hermana me llamó para que le recogiera con el coche porque iba a marchar con los hijos a comisaría para decir su versión”. Es ahí donde comenzaría el segundo de los episodios delictivos de la historia. “Yo iba a por ella, eran ya las diez de la mañana, y él se acercó hasta mi coche para evitar que mi hermana y su hijo se fueran conmigo. Se puso delante y se tiró al suelo, simulando que le había atropellado”, denuncia. Un agente de la Guardia Civil que en esos momentos pasaba por la calle Linares fue testigo de los hechos. Ahora la familia lo busca ya que, con los nervios del momento, ni tan siquiera se quedaron con su nombre. “Llamé al 112, que sabe todo lo que pasó porque ha quedado grabado. Ahora queremos localizar a ese guardia, porque fue testigo de lo que pasó. Sabemos que iba en un coche negro pequeño y que llevaba en el retrovisor, colgado por dentro, un lazo con la bandera de España”, indica.
Ya en comisaría Yolanda explicaría lo ocurrido a la Policía, atreviéndose a denunciar, por vez primera, las amenazas y el maltrato psicológico que estaba pasando tanto ella como su familia. “A sus propios hijos les decía que eran  unos inútiles, y que los iba a matar. Ella nunca lo había denunciado, se ha callado siempre por miedo”, apunta la hermana. Tanto el domingo como el pasado lunes, la víctima y sus hijos permanecieron en el domicilio de la hermana. “Estando en mi casa él vino a buscarnos. No paraba de llamarla. La Policía nos  recomendó que Yolanda se quedara en mi casa”, concreta. Y así sucedería hasta el pasado martes, cuando el juez del número 4, que instruye las causas de violencia de género, determinó una orden de alejamiento para ambos de hasta cien metros. Una orden que dejaba claro que marido y mujer no podían tener contacto alguno, ni tampoco por terceras personas.
Está claro que esa advertencia judicial no fue cumplida por el agresor  que no dudó, horas después, en actuar, con ensañamiento, contra su todavía esposa. “Ella me había dicho que tenía miedo, incluso había pedido cambiar la cerradura, pero no lo hizo porque le dijeron que si lo hacía podía ser delito hasta que terminara todo el proceso. En el juzgado le dijeron que no tuviera miedo, que si él iba a la casa a recoger las cosas acudiría con policías. Lo que hizo mi hermana fue colocar unas sillas en la puerta como obstáculo y pasar la llave por dentro, pero no sirvió de nada”.
El hijo menor de la pareja fue testigo directo de los hechos y no duda en recalcar que la pretensión de su padre era matarle a él, a su hermano y a su madre. “Me levanté porque escuché los gritos de mi madre, gritos como los que nunca había oído. Llevaba un cuchillo jamonero y un cúter. Yo no sabía que hacer, estaba muy agresivo pegando a mi madre y a mi hermano. No me lo pensé dos veces, fui hacia él y sin darme cuenta ya estaba encima. Le pegué en todos los lados... en la cara, intentando reducirle, le daba rodillazos... todo... pero nada, no paraba, parecía que estaba concentrado en matar a mi madre y aunque le diera con la rodilla él seguía ahí. No sabía qué hacer, me metí en mi cuarto, cogí el móvil, quería llamar a la Policía... pero tenía que poner el PIN, no podía, estaba muy nervioso... ya no sabía qué hacer, salí al rellano, avisé a una vecina y le dije que mi padre nos quería matar...”, cuenta el hijo de la pareja.
“Se lió con ella, la tiró contra el sofá, Yolanda estuvo boca abajo intentando defenderse todo el rato,  le ha destrozado las manos a cuchillazos, tiene un corte en el cuello porque le quería matar, también le pegó en el pecho y le clavó en el costado el cuchillo”, añade su hermana.

 

ALGUNOS DETALLES DE LO OCURRIDO

“Mi venganza todavía no ha terminado, esto no va a quedar así”

Ingresado en los calabozos de la Policía Nacional, el subteniente de la ULOG-23, José Manuel Ventosa, será puesto a disposición judicial mañana viernes, acusado de las lesiones producidas contra su todavía mujer y su hijo, ante la presencia del otro vástago de la pareja. La familia de las víctimas le teme. El hijo menor narra a ‘El Faro’ que una vez que su padre fue reducido no paraba de lanzar amenazas contra toda la familia. Textualmente asegura que dijo: “Mi venganza todavía no ha terminado, esto no se va a quedar así”, indica. Señala además que cuando entró en la vivienda y se armó con los cuchillos para agredirles, les gritó diciéndoles: “Tú que te creías... ¿qué esto se había acabado ?”, apostilla. La familia insiste en que el agresor ha actuado con sangre fría, siendo calculador en cada detalle. “Él decía que quería ver muerto a su hijo mayor porque durante todos estos días no le había cogido el teléfono”, señala la hermana de la víctima. Indican que antes de acudir a la vivienda de la esposa se había tomado una botella de alcohol. “No bebe y anoche había bebido una botella entera: es un calculador, tenía todo preparado, de loco no tiene nada. Días antes se dedicaba a tirarse al suelo, como si estuviera ensayando cómo hacer creer que le habían lesionado. Lo hacía ante sus hijos”, señala la familia. El padre de Yolanda lo tiene claro y no duda en cómo definir al agresor de su hija: “Es un machista hitleriano de la ultra”, señala. Los familiares de las víctimas recuerdan las palabras del agresor: “Nos dijo que íbamos a llorar lágrimas de sangre. Ponga usted eso bien claro, que quede constancia”.

 

“Yolanda te quiero mucho, te seguiré queriendo...”

En la casa común del matrimonio, la víctima encontró una nota que éste había dejado escrita antes de cometer la agresión. La misma dice textualmente: “Yolanda te he querido mucho, te seguiré queriendo pero no sé por qué este rencor nos ha llevado a esto”. La nota la tiene guardada la familia porque considera que es una prueba clara de las pretensiones que tenía el agresor hacia su pareja. Era como una forma de dejar claro una advertencia de lo que iba a suceder. A esto añaden las múltiples advertencias de que iba a matar a la esposa e hijos trasladadas a la familia.

 

“No podemos rehacer nuestras vidas”

“Estamos superaterrorizados, no podemos rehacer nuestras vidas si le meten poca pena”. Quien habla es el hijo pequeño del agresor. Asegura que tanto él como su hermano mayor han sufrido agresiones y humillaciones por parte del padre y pide que la justicia intervenga porque tienen miedo de lo que les pueda pasar ahora si éste queda en libertad. Ahora llega lo peor para ellos, necesitan tratamiento psicológico por los traumas continuados que han estado sufriendo. “Yo no quiero ser como mi padre... Nosotros nos expresamos como él, nos comportamos como él, tenemos los mismos prontos, me da miedo ser como él”, advierte. “Mi hermano tiene terror a su padre, lo tiene hundido psicológicamente”, apostilla. Los hijos, al igual que la madre, cuentan ahora con el apoyo de toda la familia. Los hermanos de la víctima saben que ahora llegan los peores momentos, porque tras las heridas físicas hay que curar las otras, las psicológicas. “El siempre ha sido muy chulesco, pero ella lo ha aguantado hasta que ha decidido pedir el divorcio”, indica la familia que señala cómo entre las humillaciones sufridas está que el padre se hubiera buscado “una novia por internet. Le acosaba y humillaba a su mujer con ésto menospreciando a sus hijos diciéndoles que él tenía una novia de 23 años y ellos eran unos desgraciados”.

 

Al detenido se le había retirado el arma en el cuartel

El detenido, subteniente de la ULOG-23, estaba de baja en el cuartel y se le había retirado el arma. Natural de Galicia y con dos hermanas en la península, no tenía familia en Ceuta salvo la formada por su esposa e hijos. La familia había advertido de que aunque se le hubiera retirado el arma tenían miedo de que pudiera hacerse con otra. “Nos decía que tenía amigos en Castillejos y que por cuatro duros podía hacer que nos hicieran algo. Amenazaba con que si íbamos a Marruecos nos podía pasar cualquier cosa”, señalan.

 

Un guardia, vecino, fue el que redujo al agresor

La familia ha recalcado su agradecimiento a un agente de la Guardia Civil, vecino de las víctimas, que fue quien, alertado por los gritos, acudió a la vivienda y pudo reducir al agresor. Completaba así las labores que estaba intentando llevar a cabo el hijo mayor, que ha sufrido graves lesiones en las manos al intentar frenar las cuchilladas sobre su madre. Durante varias horas estuvo en quirófano y tendrá que someterse a rehabilitaciones para recuperar la movilidad de las mismas al verse dañados los tendones. Madre e hijo están en el hospital.

Entradas recientes

Condenada por resistencia tras cruzar con pasteles por el Tarajal

El Juzgado de lo Penal número 2 de Ceuta ha condenado a una vecina de…

21/07/2024

La salida de Gamarra y los peperos

La clase política debe tener una misión clara: hacernos la vida un poco más sencilla…

21/07/2024

La feria va tomando color

La llegada de los primeros feriantes empieza a animar el recinto ferial como núcleo de…

21/07/2024

Camela llena los corazones de los ceutíes en las Murallas

Con motivo de la gira por su 30 aniversario, Ángeles y Dioni, más conocidos como…

20/07/2024

Gamarra achaca la situación actual a la ausencia de política migratoria

La secretaria general del PP, Cuca Gamarra, ha denunciado la falta de política migratoria del…

20/07/2024