Ya son dos familiares directos de agentes de la Policía Local de Ceuta los que han sufrido atentados en sus coches esta misma semana tras ser objeto de quemas provocadas solo con días de diferencia.
En uno de los casos el CNP ha podido detener en el marco de la Operación Ardor a un adolescente al que asociaba con esos daños, considerando que el motivo había sido un deseo de venganza contra el funcionario, integrante de la UIR, después de un control en la calle. El coche de su progenitor quedó calcinado.
Lo recogido en la investigación de la Brigada de la Policía Judicial que derivó en esa detención no tuvo peso suficiente al menos en el ámbito judicial. La falta de prueba que pudiera llevar a adoptar una medida de internamiento en centro cerrado motivó que este mismo viernes el adolescente quedara en libertad.
Otro integrante de la UIR ha pasado por el mismo trance después de que el coche de una familiar directa quedará parcialmente dañado por un incendio provocado que terminó destrozando toda la parte frontal del turismo, que estaba estacionado en la calle Soldado Valle Almazán.
La Policía Nacional, que lleva la investigación, no ha conseguido dar todavía con el autor o autores de esta acción directa contra la Unidad de la Policía encargada de las intervenciones más arriesgadas e implicada en muchas detenciones y operativos delicados.
Ese destino judicial de puesta en libertad para el único detenido por atentados contra policías no se ha repetido en el caso de otro menor también arrestado en la Operación Ardor. Al adolescente le constan 4 reclamaciones de Fiscalía y del Juzgado. Su detención se relaciona con la quema de un coche que estaba estacionado en la avenida Ejército Español.
En este caso se ordenó su ingreso inmediato en el centro de internamiento de Punta Blanca después de, además, reconocer la comisión del delito. Pudiera ser que se equivocara a la hora de quemar el vehículo ya que su objetivo sería otro.
El hecho de que hayan sido dos familiares directos de agentes de la UIR los que han sufrido quemas de sus coches preocupa a la Consejería de Gobernación. Es evidente que quienes ordenan estas acciones persiguen hacer daño y mermar a una unidad específica de intervención. Además el efecto psicológico que esto causa es demoledor ya que los agentes ven cómo tocan a sus propias familias.
El reto de dañar a quien representa la autoridad en las calles no solo afecta a la UIR. La UDYCO del Cuerpo Nacional de Policía lleva tiempo en el punto de mira de la delincuencia. A la campaña constante de acoso en redes sociales y divulgación de amenazas e imágenes de sus familias por esa vía se suman las pintadas que vuelven a aparecer en determinadas barriadas señalando a agentes en concreto con sus nombres.
Curiosamente esas pintadas aparecen además en barrios en donde se han producido intervenciones o se han llevado registros e investigaciones relacionadas con el mundo delincuencial.
Es una manera de atacar públicamente a los que forman parte de una unidad concreta que intervino sin descanso en operativos clave como lo fue la Operación Plomo.
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