“Que la vida les bendiga”, gritó ayer un tripulante desde el Katrine Krog. Lo hizo mientras los responsables del Centro de Buceo de Ceuta les hacían entrega de un cargamento de comida que la sociedad caballa había donado en los días anteriores.
Ayer, en el Katrine Krog, pudieron comer por fin en condiciones. “Estamos muy agradecidos”, explicó Omar Peña, el maquinista, que se ha convertido en el portavoz de la tripulación ya que el capitán se niega a hablar con los medios de comunicación. “Hemos podido comer hasta helados”, se felicitó.
Los siete tripulantes, seis con pasaporte de Estados Unidos y uno con documento canadiense, han quedado sorprendidos por el gesto. Aunque siguen bloqueados y sólo uno ha recibido el salario del mes de noviembre, su situación ha mejorado considerablemente en los últimos días. Cuando llegaron, tuvieron que pedir auxilio a la Salvamar Gadir, lancha de socorro. Sus responsables les llevaron la semana pasada provisiones (agua y comida) al verles tan desatendidos. Mientras tanto, el armador del buque sigue sin dar señales de vida.
Franci Valero, director del Centro de Buceo, se enteró por este periódico de la situación de los marineros. No sabía bien cómo hacerlo. Al final se le ocurrió que podía utilizar el Facebook para iniciar una campaña de recogida de productos que se ha adelantado a la tradicional de Navidad.
Así, en unos pocos días, recopiló una montaña de comida que, ayer, por fin, la tripulación del Katrine Krog pudo recoger ayudada de cubos. Había un poco de todo: desde arroz a legumbres, leche, refrescos, pimientos, atún...
La lancha del Centro de Buceo zarpó del puerto pasadas las once de la mañana. A bordo, la comida. Cuando llegaron, los marineros, que sabían de la iniciativa, ya estaban esperando. Pronto empezó el intercambio de palabras, de agradecimiento desde el barco. Por fin, como dice Omar, pudieron comer helados.