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¿Qué fue del 15M ceutí?

Aunque nuestra ciudad se organizó con algo de retraso con respecto al resto del país, también se sumó a este movimiento, de cuyo nacimiento se cumplen hoy cinco años.

 

Cinco años se cumplen desde que surgiera el movimiento del 15M en la Puerta del Sol de Madrid. Aquello que se llegó a denominar 'primavera' para nuestro país, apenas se quedó en unas 'flores' en nuestra ciudad.
Hoy hablamos con algunos de los protagonistas de aquella promesa que no llegó a cuajar en una ciudad que rara vez se moviliza por muy legítima o urgente que sea la reivindicación.
La primera concentración a modo de protesta ante la Delegación del Gobierno llegó casi una semana después que al resto de ciudades. Asier Solana, periodista por aquel entonces de esta casa, junto a Nacho Gallego y Ana Dueñas, fue uno de los tres que firmaron la primera convocatoria. "No teníamos absolutamente ninguna relación con ninguna supraorganización estatal, ni con 'Democracia Real Ya', ni con nadie. Solo éramos un puñado de jóvenes que no quería quedarse atrás en algo que, olíamos, podría ser el principio de algo grande. Por supuesto, aunque las tres firmas eran nuestras, en los 'mentideros' que frecuentábamos algo así era un clamor", explica Solana.
José Manuel Pérez Rivera, aunque no formó parte de la convocatoria inicial, sí que fue una pieza fundamental en el desarrollo posterior. Recuerda de las actividades que realizaron "la visita a la exposición de arte postal organizada por Diego Segura, que participó de manera activa en las concentraciones del 15M, una acampada enfrente del ayuntamiento y un golpe maestro: solicitar que el acceso a la toma de posesión de la nueva corporación tenía que ser abierta para todos los ciudadanos. Lo que conseguimos y allí estuvimos unos pocos del 15M haciendo cola para coger sitio junto a los familiares de los nuevos concejales. Unos pocos entramos en el salón de la Asamblea y en un momento determinado desplegamos una pancarta en la que se decía: "no nos representan". Una vez realizado este acto de protesta, abandonamos el hemiciclo y en la puerta nos esperaban los policías locales para tomar nuestros datos con la intención de sancionarnos".
Solana coincide a la hora de recordar esa día como el más importante, en lo que se refiere al lado más reivindicativo del movimiento. "Nuestra acción más sonada fue en realidad una cosa muy pequeña; mostrar una pancarta en el pleno de investidura tras las elecciones municipales de aquel año. Además, yo ya sabía que a finales de junio abandonaba Ceuta para cruzar el charco (hacia Perú) por primera vez en mi vida. Alguien me dijo en una reunión: "¿Y te vas a ir con la que has liado?". Pues sí y la vida siguió como siempre sigue la vida: con o sin uno".
Paralelamente comenzaron a desarrollarse asambleas en las plazas de la ciudad, a veces con permiso de Delegación, otras incluso de manera clandestina para evitar alguna multa con la que se les llegó a amenazar velada o no veladamente, como narra Pérez Rivera ya que a él "personalmente, siendo uno de los cabecillas del 15M, me llamó un día un alto cargo de la Policía Nacional que me conocía para invitarme a tomar una cerveza. Me aconsejó de una manera amigable que dejara de alentar este movimiento. Las cosas, según me dijo, habían cambiado respecto al anterior gobierno que se mostró mucho más tolerante con el 15M. La consigna era no tolerar nada fuera del estricto marco legal. Daba igual que nos reuniremos en un lugar público o privado. Si superábamos un máximo de treinta personas, se consideraría una concentración no autorizada e irían contra mí por ser una de los cabezas visibles del 15M", asegura.
¿Por qué decimos que aquella primavera fueron solo algunas 'flores' en Ceuta? Ana Dueñas responde a esta pregunta con mezcla de tristeza y desesperanza. "Cuando decidimos convocar la primera concentración, algo me decía (mis casi 40 años vividos -por aquel entonces- en la ciudad, seguramente) que iba a tener poca repercusión. Y aunque la participación en esa primera protesta fue mayor de la que esperábamos, la composición de la misma me iba a dar la razón con el tiempo. Aunque había personas de Ceuta, los que después iban a mostrar interés por las asambleas, eran en su gran mayoría o universitarios o interinos de la península. Los ceutíes tienen muy poco interés en cualquier cosa que no sea una feria de la tapa, mucho menos si tiene cariz político, salvo que salir en la foto de la manifestación les vaya a suponer algún tipo de recompensa directa o indirecta. El deseo por un cachito de la tarta de la administración es mayor que su interés por un reparto justo del pastel".
Julio Basurco, activo en aquel movimiento junto al germen de lo que hoy es el Círculo de Podemos, esperaba esa respuesta por parte de los ceutíes, porque "Ceuta es la ciudad que es. Hay que ser conscientes de que se vive, seguramente, en la ciudad más conservadora del país, incluso reaccionaria en algunos espacios. Partiendo de esa premisa, lo normal es que cualquier movimiento de corte transformador tenga una traducción mucho más débil en Ceuta. El 15M no fue una excepción. Mientras que las plazas del país se llenaban de indignación, en Ceuta éramos muy pocos los que intentábamos que el espíritu del 15M se abriera paso a través de manifestaciones en la Plaza de los Reyes o asambleas en la Plaza de la Constitución. Ahí comenzamos a socializar políticamente algunos de los que luego conformaríamos el Frente Cívico Somos Mayoría y, posteriormente, Podemos."
Aunque la participación e implicación no fue la misma que en el resto de capitales del país, el balance es positivo, al menos al modo de ver de Solana, porque "lo más importante de todo eso fue señalar un problema que aún hoy no hemos resuelto: el actual modelo político está caduco. No porque sea malo, sino porque la democracia fue secuestrada por unos poderes que la adoptaron en la Transición y luego la desfiguraron. Lo hicieron cuando dejaron de tener claro que eran representantes del pueblo. Muestra del agotamiento de nuestro modelo político es la situación de bloqueo a la que se ha llegado y el hecho de que en un mes volvamos a votar".
Pérez Rivera coincide a la hora de ver el efecto positivo no solo a escala local, sino nacional, puesto que "el 15M, tal y como me dijo en cierta ocasión Diego Segura, constituye el fermento de un Mundo Nuevo. La levadura sigue actuando y los cambios, aunque tardarán en llegar, están ya en marcha. La evolución de la conciencia humana es un hecho innegable y su materialización social y política no tardará en hacerse efectiva".
A Nacho Gallego, otro de los organizadores en primera instancia, le habría gustado "que hubiese funcionado la colaboración interciudadana. La creación de redes sociales de apoyo y cambio era para mí uno de los pilares del 15M. Una solidaridad necesaria en un tiempo en el que ni conocemos a nuestros vecinos ni nos importan, por desgracia. Un punto débil que nos hace francamente vulnerables al sistema". Por ello, Gallego considera que habría sido fundamental que "la gente hubiera comprendido que el 15M es un movimiento amigo que sólo busca reforzar al propio ciudadano como individuo. Ese hubiera sido el punto de partida para un necesario cambio de mentalidad social en el que la colaboración y el apoyo mutuo representaría plantarse frente a la tiranía política y obligaría a un cambio en la forma de gestionar lo público hacia un modelo más humano".
Frente al espíritu "conservador" de la ciudad, Basurco considera que "el 15M supuso la irrupción de un nuevo sentido común y de un nuevo sujeto político fundamentado en ese nuevo sentido común. Dolores que hasta entonces eran interpretados como vergüenzas privadas (por ejemplo, que te echaran de tu casa por estar en paro y no poder pagar) se transformaron en dolores colectivos, en problemas políticos. Eso persiste hoy día: gente que viene de diferentes culturas o ideologías y que, sin embargo, es capaz de ponerse de acuerdo en algo fundamental: defender la democracia de aquellos que la roban. Quienes hemos salido del 15M somos hoy los conservadores: conservadores que queremos conservar aquello que hace que la vida merezca ser vivida, aquello que hace que la democracia pueda llamarse democracia. Somos conservadores que defendemos el estado de derecho frente a antisistemas revolucionarios que, a un ritmo frenético y a base de saltarse todas las leyes, despedazan la democracia, el estado de bienestar y el derecho".
Estos cinco protagonistas cuando se cumplen los cinco años del 15M son hoy una sola voz al asegurar que teniendo en cuenta lo positivo y negativo de la experiencia, sí hay motivos para celebrar el aniversario.

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