Desde hace tiempo, escucho, miro y observo a muchos ciudadanos en sus manifestaciones sobre lo que debe hacer o no hacer la policía.
Y me quedo sorprendido ante los muchos comentarios que me llegan, dichos casi siempre desde una seguridad personal sobre lo que debe ser la policía y que solo ellos entienden. Y me conmueven sus menudas sabidurías, cuando escucho lo que cada uno dice sobre como debe ser la labor policial. Unos dicen… ¡Casi todos!, con absoluta seguridad lo que deben hacer…otros dicen lo que deben ser…otros dicen lo que les interesa a ellos conforme a sus personales intereses. Y es entonces que yo, me pierdo ante tanto comentario ilustrado de expertos en seguridad, y siempre pienso… ¿Pero alguno sabe cual es verdaderamente la labor de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que a todos nos defienden y protegen? Pero cada cual tiene su historia e interés personal.
En estas ajedrezadas opiniones, llego a la conclusión, de que tan solo son ellos…¡Los propios policías!, quienes perdidos en una labor que no llegan a entender, son los únicos que no saben lo que tiene que hacer…¡Que disparate!. La conclusión es que la actividad policial y sus limitaciones legales, son una verdadera desconocida por la mayoría de los ciudadanos que en su prisa por entender y exigir, nada saben de la labor policía. ¡Y la realidad del policía es algo muy diferente a sus pequeñas conclusiones!
Por ello, debemos empezar por el principio, analizando cuales son los orígenes y las funciones policiales. Aunque sea brevemente, ya que un pequeño articulo, sujeto a un espacio y a un número determinado de letras no da más de sí. Y de esta manera, vamos a definir en primer lugar el concepto de policía. Conforme a ello y según la definición del diccionario: Policía es “La administración de una ciudad”. Es decir, el conjunto de reglas impuestas al ciudadano para que dentro reine el orden, la tranquilidad y la seguridad dentro del orden social establecido. Y para ello se estructura una fuerza pública que se encarga de su cumplimiento. Luego, esto es la policía y la de los funcionarios policiales: “Los encargados de velar por esa seguridad social, subordinando su actividad a la seguridad ciudadana”.
No obstante lo anterior, actualmente se establecen diversas formas de entender a nuestros policías…sí…a esas gentes, legalmente habilitadas para velar por el cumplimiento de la ley y sancionar las faltas cometidas. Y casi siempre cuestionadas milimétricamente desde los grandes despachos y foros de opinión. Porque, aunque lo anteriormente escrito y definido es bastante clarificante del objetivo ultimo de nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, el concepto de su actividad no es tan claro para los más de las gentes. Y de esta manera podemos analizar varios tipos o modelos policiales que debemos considerar.
Y son diversos, los modelos de actividad policial que podemos considerar. Así en un Estado Totalitario, se creará un modelo basado en la defensa de sí mismo, reprimiendo todas las formas de oposición, y dando una respuesta casi continua al fenómeno criminal, confundiendo y unificando la infracción con la desviación. En el los funcionarios policiales simplemente vigilan y reprimen cualquier alteración, sin atender apenas a principios de oportunidad, congruencia y legalidad. La defensa del Estado es incompatible con la defensa del individuo, ya que en este régimen interesa mermar y someter la libertad individual, en cuanto se enfrente con el interés colectivo y la seguridad del propio Estado. Por otra parte, un Estado Democrático determinará la existencia de un modelo policial diferente, en el que la actividad policial se define por el respeto cada vez mayor a la libertad individual y a la igualdad.
Pero, esto no es todo, ya que dentro de este estado democrático, que es España, también existen varios modelos policiales que debemos determinar, escogiendo aquel que más convenga a la ciudadanía. Y de esta forma nos encontramos, en principio, con tres grandes modelos:
–El Legalista.- En el, la policía aplica al pie de la letra la ley, el funcionario es simplemente un instrumento pasivo de una ley lejana. No importa el clima de comprensión o confianza entre la población y la policía. El principio de oportunidad se excluye totalmente.
–El de Dispensación de servicio.- En este, la policía se encuentra especialmente preocupada por la opinión publica ante sus intervenciones. El único barómetro es la reacción de la opinión publica, se procura por encima de todo satisfacer a la citada opinión publica. Se busca con ello que el ciudadano agradecido, indiferente y docil se deje conducir hacia el voto electoral.
–El de Vigilancia.- Con él, tenemos un modelo donde la aplicación sistemática y literal de la ley esta lejos de su filosofia. El funcionario policial intenta reconciliar a los adversarios, limitar sus intervenciones a los casos extremos que impliquen verdaderos desordenes sociales o a un delincuente que represente un peligro para la comunidad. Es necesario en este modelo conocer por parte del policía con qué y con quién se esta tratando. Este modelo se basa en los principios de “Ultima ratio” y “Minima intervención”. Con el se puede evaluar la actividad profesional policial, identificando el tipo de situación que se va abordar y restringiendo a lo mínimo posible el derecho o la libertad en cuestión de las personas. De esta manera, evitando la arbitrariedad, se busca el equilibrio entre la gravedad de los efectos de la medida adoptada sobre las personas.
Conforme a lo anterior, yo me pregunto después de los tremendos acontecimientos de Madrid… ¿En que modelo nos encontramos actualmente? Personalmente… creo que en el segundo. Y a poco que analicen la cuestión, creo que me darán la razón. Porque la dependencia política de nuestros Cuerpos y Fuerzas de Seguridad exige que solo sea la opinión publica la que dirija su actuación. Los recientes hechos, la saña del ataque contra nuestros policías y su tratamiento mediático por algunos, parece que así lo demuestran.
Y quizás…será…a lo mejor solo por ello… ¡Por…!, que cada día vemos a nuestras Fuerzas y Cuerpos de Seguridad más cuestionadas y atacadas por la opinión, no ya la publica sino por la de unos pocos voceros que se hacen notar mucho más que los que de verdad queremos un modelo policial democrático. ¿Cuándo creceremos en nuestra democracia? ¡Ya esta bien de cuestionar y maltratar a nuestros centinelas!. Y yo me pregunto… ¿Queremos una policía democrática o simplemente una policía útil para determinados intereses?