Los colegios no han sido los únicos que han abierto sus puertas. Las aulas de las academias
de danza vuelven a llenarse, después de tanto tiempo sin actividad, de tutús, faldas, leggins y zapatillas. Los niños y las niñas, de diferentes edades, bien colocados ante el espejo, guardando las distancias de seguridad
y con su mascarilla puesta, empiezan el calentamiento previo a la lección. “Los pequeños nos han sorprendido por eso, porque en seguida se han adaptado a todo, es un comportamiento super bonito. Lo hablaba el otro día con una mamá, digo tenemos que tomar ejemplo de los pequeños, porque realmente son quienes nos están enseñando a aguantar esta situación”, señaló Rosa Founaud, profesora de danza de la academia Rosa Founaud. Aunque es una idea generalizada entre aquellos que trabajan con ellos. Natalia Cabezón, de la Academia Allegro indicó que “los niños me han sorprendido muchísimo. No me esperaba que iban a responder así, con sus mascarillas. Los primeros días lo que hacíamos era aprender a respirar con mascarilla, porque claro cuesta si vamos por la calle, vamos hablando, haciendo vida normal cuanto más si es bailando. Pero bueno, que se han adaptado muy bien. Los niños son los super guerreros”.
Las medidas frente al Covid que han tomado estas academias garantizan que las clases se puedan realizar con seguridad. Los alumnos están perfectamente separados entre sí, en ocasiones, hasta con marcas en el suelo, para poder practicar y seguir aprendiendo. Han renovado su metodología de enseñanza para que los futuros bailarines, incluso los que no se atreven aún a volver a las aulas, puedan realizar la clase desde casa. “Los más pequeñitos no pueden hacer ahora variaciones y cosas que hacíamos antes. Nosotros siempre hemos trabajado mucho el contacto de unos con otros, sobre todo, las niñas pequeñas de tres añitos que el contacto físico es primordial en la danza”, puntualizó Cabezón. Las metodologías, los ejercicios en el aula y las dinámicas se han visto adaptadas a esta situación excepcional por la que estamos pasando. “Lo hemos modificado, porque al trabajar con mascarilla hay muchos de los ejercicios de cardio que intentamos evitar”, comentó Founaud Los grupos también se han visto modificados. Han tenido que ser adaptados a la nueva situación para que sientan seguridad mientras siguen creciendo como bailarines. Se imparten clases con grupos reducidos de entre 10 y 20 niños o, incluso, grupos inferiores para garantizar las distancias durante la lección, pese a que los calentamientos los hagan todas a la vez. “Los grupos los he reconstruido un poco. No he metido más de 15 alumnos por grupo y he seguido con las mismas horas”, aseguraron desde la academia Allegro. Del mismo modo, en Rosa Founaud los grupos “están reducidos. Depende del grupo pre ballet grado 1 a lo mejor hay 10 por grupo, en grado 3 y 4 pues son 15 por cada grupo. Este grupo creo que son 18. Los adultos son muy poquitos, en cada clase son 6 o 7 para que tengan espacio” Las aulas son desinfectadas por completo tras cada clase para dar paso al siguiente grupo. Se han tomado medidas extras como no acceder al aula de baile con las zapatillas de calle, acabar la clase entre 10 y 15 minutos antes para no coincidir con otros grupos o venir cambiadas ya desde casa para solo colocarse las zapatillas. “Nadie entra con los zapatos de la calle en el salón de baile”, respondió Rosa Founaud. Pero las academias de baile y danza no son las únicas que han iniciado su actividad. Las
de música han pasado por lo mismo. Desinfección de aulas y atriles, reducción de grupos, cero contacto y, por supuesto, mascarilla. Aunque, también han tenido que tomar alguna medida adicional. Cristian Cabezón, profesor de guitarra de la academia Allegro, señaló que algunas medidas son “intentar no repartir este año muchas partituras al alumnado. O que las saquen ellos en casa. Intentar de unos a otros pasarnos los menos objetos posibles. La guitarra, a la hora de afinarla intento que la afinen ellos en casa”.