Puesta de largo con homenaje

El Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía (MDyC), la formación impulsada por la diputada no adscrita Fatima Hamed, congregó anoche a más de 300 simpatizantes en el Hotel Tryp para presentar las líneas maestras del programa con el que pretende volver a sentarse en la Asamblea cuando se abran las urnas el próximo 24 de mayo.

Ese proyecto “para el cambio y la igualdad en Ceuta” que ha moldeado durante los últimos meses se encargarán de defenderlo a partir de ahora los 24 integrantes de la lista –más tres suplentes– presentados ayer y que a partir de ahora le acompañarán en la aventura. Una apuesta, definió, “libre de personalismos, de ambiciones y de aspiraciones individuales” que edificará sobre “la honradez, la dignidad” y la defensa “de los más desfavorecidos y excluidos”. Antes de desgranar los principios básicos de ese ideario, la formación rindió homenaje a un grupo de mujeres que de forma silenciosa y altruista se encargan de las abluciones mayores, el acto de purificación previo al enterramiento de las mujeres musulmanas. Sobre ellas recayó la primera edición del ‘Reconocimiento Doctora Soraya’, un galardón entregado en presencia de la recordada facultativa ceutí. De ella, nacida en 1961 y con una huella imborrable en el antiguo Hospital de la Cruz Roja, se alabó su “diferente forma de trabajar”, que marcó “un antes y un después en la medicina de la ciudad” por su proximidad al paciente. Mohamed Chaib, su padre, trazó un emocionado perfil en el que la dibujó como alguien que no reparaba en “la clase social ni la religión, ni en el nivel económico” de los enfermos, y que “si alguna vez hacía distinción era siempre para favorecer a los más débiles”. La siguiente etapa del acto se sumergió de lleno en el clima preelectoral. Era el momento de conocer los ejes del programa del partido, que pone especial énfasis en el desarrollo de políticas inclusivas y en el combate contra la brecha social que, advierte, divide a la ciudad. El desglose de esos principios (desde incentivar el emprendimiento hasta fomentar programas sociales eficaces o potenciar el parque de viviendas protegidas y agilizar el tránsito en la frontera) dio paso a la presentación de un equipo de candidatos “preparado, joven, ilusionado”, con mayoría de rostros jóvenes y para los que, en la inmensa mayoría, será su primera experiencia de búsqueda de votos. El rostro conocido, el de la impulsora del partido y candidata a la presidencia, era también el más esperado. Frente al atril, Fatima Hamed se presentó con “el gran honor” de liderar a una “familia política y ciudadana”. Da el paso de liderarles, aseguró ayer, para dar voz a quienes ansían “que la política vuelva a manos de la ciudadanía, de donde nunca se debió haber movido” y a aquellos que están convencidos de que gestionar desde la Administración es sinónimo “de servir, no de servirse”. Un objetivo que, subrayó, debe tener como principal meta “mejorar la calidad de vida de la ciudadanía, no la de quien accede a ella y de sus allegados”. “Os invito a tomar las llaves del cambio”, reiteró en varias ocasiones a simpatizantes y militantes en una clara alusión al logotipo que identifica desde hace meses a su partido. Si le otorgan la confianza, Hamed prometió guiarse por principios de “dignidad y conciencia”, ésos que, subrayó, son “el motor” de su trabajo diario. “Ésta que está aquí ni se compra ni se vende. Ni tampoco negocia a escondidas, ni pacta por detrás. La que os habla fiscaliza por delante y fiscaliza mucho más en los despachos y en los plenos, a puerta cerrada y cuando no hay espectadores. Mi conciencia y mi dignidad me hacen examen de conciencia cada noche. Los teatros y la palabrería que nos quieren colar ya no nos lo cuelan”, enfatizó. Tras denunciar en varias ocasiones supuestas operaciones encubiertas para torpedear su proyecto político –“eso es porque nos temen”, ironizó– se identificó como “alguien que no ha cambiado”. Sigue siendo, subrayó, “la niña de barrio humilde que jugaba en la calle donde la desigualdad tiene nombre de exclusión”. De ahí que, afirmó cosechando aplausos, le duela que sus vecinos “vivan en condiciones infrahumanas, que sufran la lacra del paro, que sean los más pobres de toda España, que sus hijos e hijas choquen contra la barrera del fracaso escolar o que exista un poder que permita que los barrios huelan a desesperanza y desilusión, porque ellos son los culpables”. Frente a la defensa de los más desfavorecidos, lamentó que ciertos resortes del poder “desprecien a la ciudadanía, que se pacte y se negocien las miserias de la mayoría para beneficiar a unos pocos, olvidando a los que peor lo están pasando”. Censuró, recurriendo en varias ocasiones a la misma metáfora, los “chiringuitos” que a su juicio ha alumbrado la ciudad. Antes de la despedida, Hamed hizo “una confidencia” que, reveló, no conocían ni sus más cercanos colaboradores. Se produjo el día en el que un juez le dio la razón para que participara, en igualdad de condiciones que el resto de grupos, en los plenos de la Asamblea. Narró que su teléfono sonó “sólo cinco minutos después” pero que se negó a contestar las llamadas que provenían “de Presidencia” porque no quería “escuchar a nadie para pactar nada”. Y fue tajante: “Otro en mi lugar habría pedido el sol y la luna para poder pactar”.