El Consejero de Educación y Cultura, Carlos Rontomé, acompañado por la asesora delegada de la Consejería, Adela Nieto; el arqueólogo de la Ciudad, Fernando Villada, y el técnico del Área de
Patrimonio Cultural, Gabriel Fernández, ha realizado un recorrido por la Puerta Califal. Se trata de un enclave turístico de Ceuta en el que se han desarrollado trabajos de mantenimiento aprovechando la interrupción momentánea de las visitas debido a la crisis sanitaria provocada por el coronavirus. El objetivo de estas tareas es que “la joya de la corona”, tal y como se han referido a ella, en el ámbito cultural de la ciudad pueda lucir en todo su esplendor. Así como mantenerse en perfectas condiciones de cara a que, en cuanto sea posible, puedan reanudarse las visitas de ceutíes y turistas como se hacía antes de la pandemia. Esta
Puerta Califal fue descubierta de forma accidental en 2002 durante una visita realizada durante las ‘I Jornadas de estudio sobre fortificaciones’.
Las tareas realizadas para poner a punto la Puerta Califal han consistido en una limpieza en profundidad y en el refuerzo de su iluminación, además de las propias acciones de mantenimiento que se llevan a cabo en este tipo de construcciones. De igual modo, se han colocado elementos de protección frente a las gaviotas en la cubierta del monumento para evitar el deterioro y mantenerlo limpio, dentro de lo posible. Esta Puerta Califal era el principal acceso a la medina islámica protegida por las murallas omeyas del siglo X. Las primeras murallas de Ceuta empezaron a construirse por el califa cordobés Abderramán III en el año 957 d.C. y se terminaron en el 962, durante el mandato de su hijo. Cuando la ciudad es ocupada por los portugueses en 1415, estos deciden ampliar las murallas para poder defenderse de la artillería enemiga. Por ello, entre 1541 y 1549 construyen la actual Muralla Real aprovechando la árabe y dejando la Puerta Califal tapiada y enterrada dentro la propia
Muralla Real.