El proyecto del túnel submarino que conectaría España y Marruecos ha resurgido como un símbolo de las renovadas buenas relaciones entre ambos países. A pesar de este impulso político, la viabilidad del proyecto sigue siendo incierta, incluso para sus más fervientes defensores.
Recientemente, el Gobierno español ha intensificado sus esfuerzos para revivir el sueño del túnel que cruzaría el Estrecho de Gibraltar, una idea que se gestó en la década de 1980 como parte de un acuerdo de cooperación con Marruecos.
En este proceso, se ha asignado presupuesto a la Sociedad Española de Estudios para la Comunicación Fija a través del Estrecho de Gibraltar (SECEGSA), una entidad pública que había estado inactiva y se dedicaba a conservar el legado de estudios previos sobre la viabilidad del túnel.
La última licitación lanzada por el Gobierno español se refiere a un contrato para evaluar la factibilidad de la excavación necesaria para el proyecto. Durante su visita a Rabat el año pasado, el ministro de Transportes, Óscar Puente, defendió la construcción de un enlace fijo entre Algeciras y Tánger, y se comprometió a convocar pronto una reunión entre empresas de ambos países para avanzar en los estudios requeridos.
Esta nueva licitación se centra en analizar la viabilidad de las perforaciones, que son la sección más crítica del trazado, utilizando máquinas de perforación (TBM).
Una empresa alemana se adjudica los nuevos estudios para el túnel
La empresa alemana Herrenknecht Ibérica, especializada en perforación y construcción subterránea, ha sido adjudicada con un contrato por un importe de 296.400 euros. Herrenknecht es conocida a nivel mundial y ha estado involucrada en proyectos significativos relacionados con ferrocarriles y otras infraestructuras.
Financiado con fondos de la Unión Europea, Ineco, la empresa encargada de los estudios, no ha proporcionado información detallada sobre el progreso del proyecto.
Desde el Ministerio de Transportes se ha indicado que el túnel aún está en fase de estudios de factibilidad y no se puede considerar viable hasta que se completen. Sin embargo, el ministerio no ha aclarado un calendario concreto ni las etapas del proyecto, lo que genera incertidumbres sobre su futuro.
Uno de los principales obstáculos del túnel son las dimensiones colosales del proyecto y su elevado coste. Rafael García-Monge, ingeniero vinculado al proyecto, destacó que hace tres décadas, el coste aproximado era de 13.000 millones de euros, cifra que podría haber aumentado a más del doble en la actualidad. Este aspecto ha sido repetidamente señalado como una de las razones por las que el proyecto se ha dilatado.
¿Podrá hacerse realidad?
El túnel fue mencionado nuevamente en abril de 2023 tras la firma de un memorando de entendimiento durante la Reunión de Alto Nivel entre España y Marruecos. El diseño original, concebido en 1989, contemplaba un puente entre Europa y África, pero se optó por un túnel ferroviario similar al del Canal de La Mancha en 1995.
El proyecto inicial preveía un doble túnel ferroviario de 38,7 kilómetros, de los cuales 27,7 estarían bajo el mar a unos 100 metros de profundidad. El trayecto entre ambas orillas no superaría la media hora. Si se lleva a cabo, este túnel se convertiría en uno de los más largos del mundo, mejorando significativamente el transporte de mercancías y pasajeros entre Europa y África.
Sin embargo, la construcción de esta infraestructura no está exenta de desafíos. Fuentes de la empresa encargada de los estudios han señalado que el Estrecho de Gibraltar es un cuello de botella significativo para el tráfico entre el norte de África y Europa. Aunque un túnel podría mejorar la eficiencia del transporte, los retos tecnológicos y logísticos siguen planteando interrogantes sobre su viabilidad.
El estudio actual busca responder a estas preguntas y evaluar si estos obstáculos pueden ser superados.