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Protestas y problemas en la frontera del Tarajal

Llevamos dos años con el mismo problema sin que hasta el momento las Autoridades Españolas y Marroquíes hayan tomado una decisión para solventarlo y que lejos de arreglarse se acentúa cada vez más. Puntualizar que el transporte de mercancías de Ceuta a Marruecos constituye un medio de subsistencia de al menos 50.000 personas que directa o indirectamente se ven beneficiadas de esta actividad.

En estos últimos tiempos se ha producido un aumento notable de porteadores tanto a pie como en vehículos auspiciado por el aumento del precio del transporte de las mercancías, cuestión que no pasa desapercibida a los Guardias Civiles, ya que el modo en que se produce se ve cada vez más organizado, conocedores de que su poder reside tanto en el número de porteadores como en su capacidad para interrumpir las vías de comunicación colapsando Ceuta.
Hecha esta introducción, debemos de advertir que las retenciones que se ocasionan son consecuencia del elevado número de vehículos que acceden con dicho fin a la Ciudad Autónoma de Ceuta, cuestión que no deja de ser baladí, ya que nuestro entorno y vías de comunicación son limitadas ante tal afluencia de vehículos. Por otra parte, como hemos apuntado anteriormente, los conductores de estos vehículos aprovechan determinados tramos horarios para echarse literalmente a la vía en su afán de cruzar la frontera hacia Marruecos, conocedores que a rio revuelto ganancia de pescadores.
En tercer lugar, la más importante, la actitud de las autoridades marroquíes que impiden el paso a los vehículos con mercancías, ya que ante la avalancha de vehículos no pueden despachar los tributos que corresponden, y tienen que hacer la visualización de los vehículos uno a uno, originándose en Marruecos el tapón que tiene las repercusiones ya vistas en Ceuta. Así es, el problema de resguardo fiscal de Marruecos, lleva repercutiendo más de dos años en Ceuta y no ha sido solucionado hasta el momento.
Las medidas policiales llevadas a cabo por la Guardia Civil, han consistido fundamentalmente en limitar la entrada de vehículos que entran a la Ciudad, rechazando aquellos vehículos que manifiestamente incumplen las condiciones para circular en España, guiados por la ley de Tráfico y Seguridad Vial. No es preciso recordar a los lectores de este artículo que en más de una ocasión habrán visto el estado en el que se encuentran los vehículos que se dedican a transportar mercancías, con dobles fondos, reformas de importancia para aprovechar el máximo espacio incluso en el motor, retirada del depósito de carburante, falta de iluminación, ruedas en mal estado. Todos estos vehículos no pasarían la inspección técnica obligatoria que si se les exige a todos los automovilistas españoles.
Otra medida policial llevada a cabo por la Guardia Civil consiste en proceder a denunciar aquellos vehículos que transportan mercancía sin observar las reglas de seguridad vial y que se les exigen a todos los españoles. El 90% del transporte de mercancías se hace en turismos, que en primer lugar no están autorizados a realizar transporte de cosas, incluso encontrándonos casos de que para aprovechar los espacios se lleva mercancía entre los pedales de mando de dirección del vehículo. Es decir, poniendo en concreto peligro la seguridad del tráfico propia y de terceros. En segundo lugar, cualquier lector puede verificar la veracidad de este artículo, cuando vemos vehículos que superan con creces el peso máximo permitido, casi rozando el maletero con el suelo. No debe caber la menor duda, que la aplicación de la normativa de Tráfico y Seguridad Vial se realiza con la máxima rigurosidad a todos los automovilistas, ya sean españoles o marroquíes, y que el nivel de exigencia es el mínimo para garantizar la seguridad en nuestras carreteras.
En cuanto al tema de los transportes públicos, bien es conocido, por parte de los representantes de la empresa de autobuses y de los taxis, que siempre que las circunstancias lo aconsejan, se procede por parte de los agentes a desviarlos en sentido contrario para acceder a la rotonda de la aduana, cuestión que se ha organizado muy bien con los coordinadores de la empresa de autobuses, dando fluidez a la circulación del transporte público, otra cuestión es cuando ya se encuentra colapsada toda la N-352, que hacen imposible tanto a nivel material como de seguridad realizar dicha labor. Otra cuestión importante es la actitud de las autoridades marroquíes ante la problemática, ya que en las reuniones que a nivel policial se mantienen, se reitera que hay demasiados coches con mercancía y que para agilizar la circulación tendremos que meter en el carril sólo aquellos que no van cargados. Como consecuencia de ello, la medida policial consiste en limitar el paso de aquellos vehículos que transportan mercancía, para paliar las colas, lo que supone un extra en el trabajo que se realiza, al tener que mirar vehículo por vehículo y proceder a darle la vuelta hasta que las autoridades marroquíes estiman oportuno.
Dicha medida se fundamente en prevenir las retenciones y como medida de seguridad ciudadana, ya que se tiene constancia de incidentes en el puente internacional y zona de influencia tanto española como marroquí, habiendo tenido que soportar hasta el impacto de piedras y botellas.
Por otra parte, tenemos la presión de aquéllos que transportan mercancías a pie, y que quieren acceder por un tubo cuya capacidad es limitada, y en donde en ocasiones se trata de pasar mercancía en bultos de grandes dimensiones. Aún cuando se trata de pequeñas compras, y dependiendo del aduanero de turno, se queda gente atrapada en la zona internacional, que hacen el efecto goma, cuando aparecen los aduaneros marroquíes y retiran la mercancía según su norma, aquéllos que ya han salido vuelven a entrar en el tubo de regreso a España, por lo que se pueden imaginar la situación entre los que salen y aquéllos que quieren volver, habiendo tenido en ocasiones que intervenir para evitar daños personales, sobre todo cuando hay niños, mujeres embarazadas y ancianos que nada tienen que ver con la mercancía.
En más de una ocasión la rápida intervención de los agentes de la Guardia Civil ha evitado males mayores. Otra cuestión que no todo el mundo comprende es la limitación de paso de mercancías en dicho paso peatonal, ya que son las propias autoridades aduaneras las que imponen el paso de por ejemplo una sola manta, dos o ninguna, y es precisamente para evitar lo anteriormente descrito cuando por razones de orden público y seguridad ciudadana debe de limitarse la cantidad de mercancía, aunque haya sido adquirida en Ceuta de manera legal.
En este punto debemos separar a los que se dedican a pasar mercancía habitualmente, de los que sólo proceden a comprar puntualmente determinados géneros variados en Ceuta. Los primeros, intentando aprovechar la aglomeración permanecen en la acera próximos a la puerta de entrada para que en el momento de la llegada de un autobús proceder a intentar pasar de manera rápida entre aquellos que vienen del centro, lo que ocasiona las avalanchas y forcejeos con los miembros del Cuerpo, y con el alma en vilo de no ver cómo madres con niños en la mano se ven balanceados y atrapados en la muchedumbre. Este problema se ve acrecentado en ocasiones por la falta de efectivos del CNP en la rotonda o por su permisividad, ya que al estar todos los paqueteros en la acera y a la espera de mejor ocasión produce un riesgo inminente de que puedan producirse avalanchas de porteadores.
La consecuencia de todo esto se traduce en un gran número de agentes heridos desde el comienzo del problema, y el hecho de estar sometidos a una presión constante en su actuación para el ejercicio de la misma según los criterios de congruencia, oportunidad y proporcionalidad.
Otra cuestión, que lleva más de un año produciéndose, es la pernoctación de las “camalas” en el acerado de la rotonda de acceso a la aduana del Tarajal, además cada vez empiezan a colocarse antes, algunas a las 14,00 horas ya se encuentran en fila aguardando el turno para la mañana siguiente. Ello coadyuva a que durante toda la tarde ya se encuentren ocupando un espacio que lo es para el tránsito de personas y no para una sentada al más estilo “hippie”, circunstancia que motiva que los transeúntes deban circular por la calzada con el consiguiente peligro de atropello. Así como que durante su estancia por la noche, ya sin presencia de la UIP, sea la Guardia Civil la que tenga que intervenir por peleas, discusiones y soportando el hedor que en muchas ocasiones presenta. Ante esto, no se ha hecho nada por parte del CNP y parece que de momento tampoco vaya a solucionarse, evitándose así asistencia policial y sanitaria durante la noche a dichas personas.

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