La asociación de amigos del pueblo marroquí ‘Itran’ se ha manifiestado este sábado ante el Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid como forma de protesta por la situación de las personas que han quedado bloqueadas en Marruecos por el cierre de fronteras a causa del coronavirus, entre quienes se encuentran ciudadanos de Ceuta. Los congregados han reclamado una solución definitiva para repatriar a los españoles y residentes que aún permanecen en el país vecino Los convocantes se han preguntado cuántas personas “tienen que perder la vida” para que los gobiernos pongan, “de una vez por todas”, los medios “suficientes” para evacuar a las más de 6.000 personas que, calculan, siguen atrapadas en el país vecino desde el día 13 de marzo, cuando se prohibió el tránsito de viajeros con España para evitar la propagación del coronavirus. Una interrupción que, según sus estimaciones, dejó a 10.000 españoles y residentes separados de sus hogares durante tres meses y medio a tan solo 14 kilómetros de distancia. Un tiempo que describen como “de sufrimiento y pena, como si de la época de la guerra se tratase” por la cantidad de “tragedias” que han conocido y que han enumerado en la lectura de su manifiesto: “Dos fallecidos, dos abortos, partos prematuros, niños enfermos y sin vacunarse, muchos mayores con enfermedades crónicas y miles de madres y padres separados de sus hijos y lejos de sus hogares. ¿Por qué tanto sufrimiento?”.
Los promotores de la concentración han criticado los primeros vuelos entre Marruecos y España restringidos “a los españoles de pura cepa, descartando a los de origen marroquí y los residentes, que fueron dejados en tierra sin tener en cuenta ningún criterio de prioridad ni de urgencia, tal y como plantearon la Embajada y los consulados”. Tal ha sido el drama, han puesto como ejemplo a las puertas de Exteriores, “que algunos españoles tuvieron que elegir entre quedarse con sus hijos en Marruecos o volver solos a España porque el padre o madre es de origen marroquí”. Los concentrados han expresado que la única conclusión a la que llegan es que el coronavirus “no ha diferenciado entre las personas, las razas ni los pueblos, sin embargo, sí lo han hecho los gobiernos”. Una actitud gubernamental que propician, a su juicio, una sociedad “dividida y debilitada”. “Nos da pena afirmar que esta gestión y trato han sido enfocados de manera clara hacia un racismo institucional” y de “prácticas para negar un trato igualitario”, han denunciado públicamente los convocantes. A pesar de que las sucesivas travesías entre el puerto de Tánger y la Península han sido aplaudidas por todos, los promotores de la movilización consideran que las plazas disponibles en los barcos son “insuficientes” para retornar a los afectados.