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"Esta semana nos hemos visto obligados a denunciar ante la opinión pública la falta de consideración del asesor de fronteras del delegado del Gobierno con los guardias civiles”
Esta semana pensábamos analizar la estadística de delincuencia que publicaba el Faro de Ceuta. Los datos no dejan de ser números que analizados objetivamente nos informan sobre la realidad de la Seguridad Ciudadana en Ceuta y Melilla, pero el nuevo deporte nacional “agredir e insultar a guardias civiles” nos merece una atención prioritaria, aunque no dejaremos a nuestros paisanos sin darles nuestra opinión la próxima semana.
Hace unos días la Asociación Española de Guardias Civiles denunciaba los execrables hechos acaecidos en la localidad de Bujalance (Córdoba), cuando un número importante de vecinos aprovechándose de la superioridad numérica, agredieron y lesionaron a dos guardias civiles cuando se disponían a detener por orden judicial a unos ciudadanos. Las investigaciones posteriores dieron como resultado la detención y puesta a disposición de los autores, decretando la Autoridad Judicial su ingreso en prisión.
Esta semana nos hemos visto obligados a denunciar ante la opinión pública la falta de consideración del asesor de fronteras de la Delegación del Gobierno de Ceuta con dos guardias civiles que prestaban servicio en dicha Institución. Un desagradable suceso que no podemos calificar de aislado, porque no son pocos los ciudadanos que descalifican a los guardias civiles teniendo que efectuarse las correspondientes denuncias a la Ley de Seguridad Ciudadana.
El delegado del Gobierno de Ceuta, Nicolás Fernández Cucurull, valoró el pasado viernes los hechos, evitando pronunciarse hasta que el expediente informativo haya finalizado. Sabia e inteligente decisión la del Sr. Fernández Cucurull, porque desde esta Asociación esperamos que se dé el mismo trato a esta denuncia que a otras que guardias civiles y policías efectúan diariamente. Lógicamente esta Asociación hará exactamente lo mismo que el Sr. Fernández, valoraremos cuando corresponda la decisión administrativa que se tome sobre el asunto.
Ese mismo día AEGC pedía que se ejerciera un control sobre los subsaharianos que están acusados de apedrear a guardias civiles en el perímetro fronterizo. Un control que debe realizarse para que en caso de ser condenados se expulsen de nuestro país. No es un capricho de nuestra Asociación, es pedir que se cumpla la Ley y, por supuesto, apoyar y ayudar a nuestros compañeros, exactamente lo mismo que hemos hecho en los casos anteriores.
Sin duda es más gratificante ayudar en un accidente o socorrer a un ciudadano ante cualquier eventualidad, que identificar a una persona, poner una denuncia de tráfico o detener a un ciudadano por la comisión de un delito. Entender esto es fácil si queremos vivir en un país seguro, si queremos circular por carreteras seguras, pero, para ello, debemos identificar a ciudadanos, registrar vehículos, equipajes, realizar controles y las funciones propias de nuestro trabajo. La mayor parte de los ciudadanos lo entienden y esto nos da energía y fuerza para seguir haciendo nuestra labor, aunque en algunos casos, los nervios del momento juegan malas pasadas a algunos ciudadanos. Nadie es perfecto.
Nadie puede pensar o percibir que hacemos dejación de funciones, porque no es la primera vez que un vecino se sorprende al ver cómo se falta el respeto a guardias civiles y piensan que hacemos oídos sordos a esas descalificaciones. Esa falta de consideración es denunciada a la Ley de Seguridad Ciudadana y el delegado del Gobierno determina la sanción económica que corresponda. Pensamos que hay ciudadanos que se atreven a tener estas desconsideraciones porque creen que son gratuitas y quedan inmunes. Esta percepción errónea puede que esté poniendo de moda los comentarios despectivos a las Fuerzas de Seguridad cuando realizan su trabajo, algo muy lejos de la realidad.
Las Asociaciones de Guardias Civiles tenemos la obligación de crear conciencia social y hacer saber a los ciudadanos, “a todos los ciudadanos”, que no vamos a permitir excesos, agresiones, ni insultos; lo contrario es crear una sensación de inmunidad a los que arremeten contra los guardias civiles. También tenemos la obligación de informar a los ciudadanos educados -para que se queden tranquilos- que no dejamos de denunciar ninguna falta de respeto o desconsideración y los más atrevidos deben saber que la Ley de Seguridad Ciudadana regula estas faltas de respeto con sanciones económicas considerables.