Los publicistas suelen ser personas muy ingeniosas capaces de crear contenidos para atraer la atención de una marca y construir una imagen positiva en los consumidores. Antes de lanzar el producto hacen un estudio de la sociedad o el mercado al que va dirigido con la intención de atrapar al mayor número de consumidores o seguidores.
La publicación en Instagram del reglamento del Club y restaurante marroquí de lujo Fátima Ino de Torremolinos es de todo menos engañosa y deja claramente lo que quieren o no quieren “No peleas, drogas, gorras, chanclas ni maricones”.
Pero como si la cosa no fuera ya un despropósito mayúsculo, la propia alcaldesa del municipio -según publican los medios- recibió varios mensajes privados que atentaban contra su honor, además de atacar su confesión religiosa y reiterando sus actitudes homófobas.
Era de esperar, como así ha sido, que el Ayuntamiento de Torremolinos, su alcaldesa Margarita del Cid y el colectivo LGTBI presentaran denuncia ante el Cuerpo Nacional de Policía por presuntos delitos de injurias y de odio, porque los hechos requerían una respuesta inmediata y una reprobación social.
Lógicamente no han sido pocos los colectivos que han mostrado su rechazo a estos comportamientos impropios en países democráticos y civilizados, pero también he notado la falta de reprobación de colectivos que me preocupan, porque los silencios no son buenos indicadores de la salud democrática.
El desenlace de todo este despropósito era de esperar, porque el Cuerpo Nacional de Policía ha procedido a la identificación, detención y puesta a disposición judicial de un marroquí que vive en la prehistoria y desconoce que el artículo 14 de nuestra Constitución prohíbe expresamente cualquier discriminación por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. Un marroquí que además vivía en España irregularmente.
Unas horas después este dechado de moralidad fue puesto en libertad pendiente de juicio por los presuntos delitos de denegar la prestación de servicios por razón de orientación sexual, recogido en el artículo 512 del Código Penal y de injurias, entre otros.
Y, como pretendía, el publicista y organizador de la fiesta en el exquisito club marroquí de lujo Fátima Ino ya es conocido en todo el país, quizás en el mundo, pero no ha tenido el resultado deseado para el elemento, porque se le acabó la fiesta, sobre todo, cuando el delegado del Gobierno en Andalucía, Pedro Fernández, ha señalado que por parte de la Policía Nacional se ha cursado una orden de expulsión del país, que deberá ser ratificada por la autoridad judicial competente.
Enseñar el camino de retorno a los que no respetan las leyes de nuestro país es altamente saludable para la salud de nuestra sociedad. Una respuesta proporcional para protegernos de delincuentes y de personajes tóxicos para la democracia.
Le deseo un buen viaje de retorno a su país.