Colaboraciones

El profesor ya no escribe...

Ya no escribe el profesor batido en mil batallas políticas... Ya no escribe Juan Luis Aróstegui en su página semanal de los jueves en El Faro, ¿Qué le pasara...? ¿Estará enfermo...? ¿Habrá perdido su antigua afición de emborronar cartas dirigidas a los paisanos, como un nuevo san Pablo dirigirá sus famosas cartas a los gentiles, salvo a los hebreos...? ¿Se le habrá acabado la inspiración abandonado por las musas...? O, ¿tal vez se encuentre en periodo de reflexión ante la debacle de Caballas, y la pérdida de su escaño en la Asamblea de nuestra Ciudad Autónoma...?
Bien es verdad que el golpe ha sido duro, pero para una persona curtida en cien batallas, el episodio no deja de ser uno más en su ya larga andadura política. No tiene piel el profesor, sino concha de tortuga para que le resbalen estas trivialidades propias de gente que vive de la política y, en el embate, le va el «modus vivendi y argo má»; pero, éste no es el caso, porque el profesor vive perfectamente de su trabajo, y no necesitas de las dádivas que proporciona un sillón en el consistorio...
Entonces, a que se debe esta «espanta» propias de malos toreros que se espantan ante la bravura de la salida de un astado y huyen que se las pela buscando el portalón de salida... Algo parece que le ha afectado y algo se ha roto en su interior que no es fácil recomponer. Pero así son las cosas de la vida, a saber: una vez se gana y otras se pierde; pero no por eso ponemos pies en polvorosa, renunciando a todo lo que hemos representado durante años...
Bien es verdad que el docente era muy contestado y al parecer no caía muy bien entre parte del paisanaje; y. esto puede que haya acabado de pasarle factura y ha tirado la toalla al ring, tras un crochet directo la mandíbula que lo ha arrojado a la lona, y pensó que ya no estaba en condiciones de continuar...
Todo en la vida tiene su momento, y su inexorable final -menos el tiempo de «Vivas» que va camino de «durá má» que el sueño del general que yace «in eternis» de Cuelgamuros-; y, su tiempo en la política activa al parecer ha tocado fondo, y ya está en manos de otros protagonistas de generaciones más bisoñas...
Sin embargo, Aróstegui ha ejercido en nuestra ciudad de Pepito Grillo (*), pues ha sido la conciencia política de nuestra capital a lo largo de más de veinte años... Cada semana su página de los jueves en el diario decano de la ciudad, daba aviso de los malos pasos del equipo de Gobierno en esta o aquella deficiente actuación, de cara a defender al ciudadano y a nuestro patrimonio cultural, contra la improvisación y la falta de rigor del largo curso del partido Popular en la implementación de unas políticas sobradas de falso brillo; y, vacías de contenido para gran parte de población, necesitadas verdadera ente, de reformas que mejoren la convivencia y desarrollen un futuro con una cierta esperanza en los próximos años que están por venir.
Mucho ha contribuido el sindicalista de CCOO, en hacernos ver sin complejos, una ciudad multicultural entre las diferentes culturas que habitan en nuestra ciudad. Ha dejado en su actitud personal y en sus artículos, una crítica feroz y responsable, contra posturas retrógradas y pasivas a favor de los colectivos más necesitados y en estado de mayo precariedad y vulnerabilidad.
Aróstegui, de manera valiente ha dedicado gran parte de su tiempo -paradójicamente-, diríase con una religiosidad o espiritualidad compasiva digna de encomio, a favorecer y ayudar -dentro de sus posibilidades-, a aquellos que se levantan con lo puesto y gritan desesperadamente ser atendidos en sus claras carencias y necesidades por las autoridades que fueron elegidas por el pueblo soberano para estos menesteres...
Las generaciones se suceden unas tras otras.... Y, cada una, trae su compromiso y su propia realidad. Nadie es imprescindible; sin embargo, siempre hay alguien que dinamiza, que cataliza una idea, para al cabo transformarse en una nueva filosofía de vida que la lleva a efecto la generación pertinente del momento presente... Y, siempre hay por tanto iluminados que prevén el futuro más allá del presente del día a día. El futuro no puede habitar en nosotros, porque estamos ocupados y entretenidos entre las horas de lo cotidiano y de todo aquello que nos afecta sobremanera. Sin embargo, sabemos de sobra que siempre se ha marginado al distinto, al diferente; o, aquel que ha tenido la audacia y la osadía de apuntar la verdad de lo que va a acontecer, apenas doblemos la esquina de los acontecimientos que están por venir...
Concluyendo, diremos que Juan Luis Aróstegui entregó de manera generosa gran parte de su vida a nuestra ciudad. Como diría don Antonio Machado: «Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito. /A mi trabajo acudo, con mi dinero pago/ el traje que me cubre y la mansión que habitó, / el pan que me alimenta y el lecho donde yago». Y, como contrapartida, los paisanos no han sabido valorarlo en el mérito y la capacidad probados y que de sobra le distingue. De tal manera, que desde esto párrafos, aquellos que le admiramos y reconocemos su preparación cultural, su capacidad y su manifiesta entrega con los colectivos cautivos de la marginación y la pobreza, le pedimos con gratitud a su extensa labor a nuestra tierra, que no abandone su lugar y su sitio, pues representa mejor que nadie: “La voz de aquellos que no la poseen, y tienen en él, a su mejor vocero para que ponga negro sobre blanco, las reivindicaciones de los más débiles, de aquellos que nada tienen y sólo les queda la palabra para señalar sus nombres...”
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(*) Tu amigo Pepito Grillo se esconde en tu cerebro:
No sé si recuerdas a Pepito Grillo, ese simpático personaje que apareció por nuestra vida cuando Pinocho irrumpió con simpatía en nuestra más tierna infancia.
Te recuerdo que Pepito Grillo era aquel entrañable personaje que se convirtió en la conciencia de Pinocho, el encargado de criticarle cuando hacía mal las cosas y de aconsejarle en momentos complicados. Con asiduidad, Pinocho no le escuchaba y por eso no tenían buen final las aventuras a las que se lanzaba.
Si haces memoria Pinocho es una metáfora maravillosa acerca de la formación de las personas basada en el honor, la verdad y la virtud y donde la mentira juega un papel estelar.
Cuando se mezclan distintas frecuencias de sentimientos interiores en sentido opuesto, se produce un colapso, un corto que provoca que no escuche, no se oiga, lo que no se desea oír. Quizás porque si escuchas estás obligado a actuar, y eso te da pavor. El miedo a meter la pata, te transforma… te empequeñece…
Si uno sabe que si tuviese sobre su hombro un Pepito Grillo con su sombrero de copa y su paraguas, posiblemente todo fuese más fácil.
«Todo puede ser. Deja a tu conciencia ser tu guía. El mundo está lleno de tentaciones.- ¡Compártelo!»
Este pequeño grillo, le recordaba a Pinocho que debía cumplir lo prometido, que no se durmiese en los laureles cuando creía haber conseguido algo, era el que trataba de aconsejarle para que dejase de ser un simple pedazo de madera… y se convirtiese en un ser humano con todas las de la ley-
¡Qué fácil sería todo si viniésemos de serie con Pepito en el hombro! ¿Verdad?… ¿seguro? Me parece que no has buscado bien, pues todos tenemos escondido en algún rinconcito de nuestro ser, a nuestra propia conciencia, nuestro propio grillo.
No suele estar sentado en el escaparate, sino que su hábitat suele ser la trastienda de tu ser ¡búscalo! Estoy convencido que si queremos resolver cualquier problema que tengamos, en un altísimo porcentaje, la respuesta está en nuestro interior.
Y ahora no solo lo digo yo, sino que quizás no sea una locura, ni una fantasía sino que quizás todos tengamos un Pepito Grillo.
Y así:
Deberás distinguir entre el bien y el mal.
– ¿Bien y el mal? ¿Y cómo sabré?
– Tu conciencia te lo dirá.
– ¿Qué es conciencia?
– ¿Qué es conciencia? Te lo diré. La conciencia es esa débil voz interior que nadie escucha, por eso el mundo anda tan mal. (Frases extraída de Pinocho)
¿Qué es lo que ocurre? Pues que nuestra conciencia suele ser incomoda, suele ser demasiado fría, y es entonces cuando nos dedicamos a transformarla, para dulcificarla, para que sea más agradable para nuestro propio oído, más sencilla para nuestra comodidad. Intentamos que se adapte a nuestra zona de confort ¡cómo voy a salir ahí fuera con el día que hace! y de esta forma acabamos por olvidar lo que realmente nos dice nuestro interior.
«La conciencia es esa débil voz interior que nadie escucha.- ¡Compártelo! »
Solo te pido un cosa, haz caso a tu Pepito Grillo, él te quiere, y mucho, y jamás va a dejar que te despeñes por el acantilado de la inconsciencia. Cuando escuches con atención y consigas seguir sus consejos, te sentirás mucho mejor, más poderoso, pues en el fondo eres tú el que maneja los mandos de tu vida. (Fuente: UN UNIVERSO MEJOR).

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