Procesa ha remitido a los grupos políticos con representación institucional y a los agentes socioeconómicos un informe sobre cómo se plantea la posible entrada de Ceuta en la Unión Aduanera en la que plantea dos grandes incógnitas ligadas: una, si el “acervo comunitario” que “poco a poco” se ha ido creando sobre la situación de las ciudades autónomas “y su necesidad de especificidades que compensen sus desventajas estructurales” tiene ya “el peso suficiente como para aguantar el siguiente paso”; otra, dónde puede estar el punto de equilibrio entre “integración y especificidad” que presumiblemente habría que encontrar en una negociación con la UE no pudiendo dejar de escuchar la voz de Marruecos.
“Es cierto que Ceuta desea una mayor integración pero casi con seguridad Europa desearía una menor especificidad: son dos voluntades que necesariamente tendrían que llegar a un punto de encuentro por la vía de la negociación”, analiza el dictamen, que advierte que “en esta ecuación existe, además, por la situación geoestratégica de Ceuta un tercero, Marruecos, que además de ser un socio preferente de la Unión Europea, es aliado y a su vez objeto y objetivo de las consecuencias de las medidas que se adopten”. “Dejando de lado su opinión política, no es menos cierto que su opinión económica debe contar en cuestiones fronterizas y de vecindad”, asume.
No en vano, la “horquilla” que sobre el destino de las mercancías que llegan a la ciudad maneja la Administración autonómica va “desde el 38% que se reenviaba a Marruecos en 2009 hasta el 54% de 2017 y una tendencia a reducirse hacia el 50%”.
La sociedad municipal cree que la entrada en la Unión Aduanera “favorecería la salida de producto desde Ceuta a Marruecos documentada mediante DUA pero habría un impacto sobre los precios por la aplicación de la TVA y posiblemente, salvo que se excepcionen, se aplicarían los aranceles a las mercancías que ahora entran en régimen de Puerto Franco”. No obstante, el efecto arancel sería “muy reducido” y en todo caso se produciría sobre la parte de los productos importados de países ajenos a la UE (el 4% sobre 106 millones).
En sentido inverso, “el reconocimiento aduanero de Ceuta afectaría en positivo a todos aquellos productos que producidos en Marruecos ahora nos vemos obligados a traer de la península, materias primas con destino a la construcción principalmente, lo que en principio podría producir una reducción del precio final”.
Hacia el norte, la integración “favorecería la devolución de mercancías a su origen moderadamente” y “la salida de los productos de la pesca y otros originarios siempre y cuando se garantice la trazabilidad de los mismos y se diferencien los circuitos de suministros”.
El problema con estos aspectos positivos sería “la inexistencia casi total de productos originarios a exportar, ya que en el caso de la pesca se limitaría a las capturas en las dos almadrabas y en otros productos se nos ocurre solo los producidos por ‘Borrás”.
Procesa calcula que la incorporación de Ceuta a la Unión Aduanera “sin especificidades y en el peor de los escenarios posibles” traería consigo “103 millones de retracción económica, una contracción del PIB local del 6,2% y la pérdida de 1.400 empleos regulares”. “Parece que necesariamente tendríamos que tener previsto un cambio estructural importante y una nueva estrategia de ciudad pensando hacia qué actividades a medio plazo puede dirigir su estructura productiva para mitigar el efecto total que supondría el cambio a corto plazo, teniendo en cuenta además que los efectos podrían ser peores si hubiese que renunciar a figuras adicionales del REF”, alerta el informe.
La aplicación de Schengen con todas las de la ley también tendría un efeto sobre la frontera: “Excluyendo las empleadas del hogar, se estima que se podrían perder 5.000 puestos de trabajo irregulares, provocando consecuencias también al otro lado de la frontera, y encareciendo el coste de la vida en Ceuta”, continúa el escenario que dibuja Procesa, que cree que en el país vecino “el PIB de la región de Tánger-Tetuán caería un 3,5% y el de todo Marruecos, un 0,25%”.
“Descartado” que Ceuta y Melilla puedan lograr el estatus de región ultraperiférica, Procesa cree que “el modelo de integración más periodos transitorios más excepciones que se siguió en Canarias podría ser un precedente susceptible de considerarse” como modelo seguir. También ve necesario, en cualquier caso, “por razones de competitividad geoestratégica y en virtud de los cambios de nuestro entorno”, realizar propuestas de mejora sobre la situación actual “que preparen nuestro futuro, generando más y mejores condiciones para una posible futura integración.
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