Condenado hace solo una semana por agresión sexual a una trabajadora de Trace, la Justicia ha vuelto a condenar al llamado B.E.Y. por un delito de la misma índole, después de que tocara a una joven y forzara a besarle tras perseguirla por la calle.
El titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Ceuta, después de escuchar la declaración de todos los testigos, declaró sentencia in voce condenando al acusado a la pena de 2 años y 3 meses de prisión, pena que no le quedará suspendida.
Al cumplir dos tercios será expulsado del territorio español por un periodo de 7 años.
Además, sigue vigente la orden de alejamiento sobre la víctima, así como el cumplimiento de 3 años de libertad vigilada.
Tendrá que abonar la cantidad de 3.000 euros como responsabilidad civil por los daños morales causados.
El magistrado señaló que el aumento de la pena se debe a la insistencia del acusado en los tocamientos sobre la víctima, a pesar de que ella manifestara en reiterada ocasiones que la dejara tranquila y que se quería marchar a casa. Además aludió a las múltiples contradicciones.
Fiscalía y Acusación Particular mostraron su acuerdo, la Defensa no y tiene ahora plazo para presentar un recurso.
La víctima relató que los hechos ocurrieron el 22 de noviembre del año pasado. Señaló que acompañó a su amiga a su casa y cuando regresaba a la suya el acusado empezó a seguirla por el paseo del Revellín, calle Antíoco y Solís.
En primera instancia señaló que a la altura del Colegio San Agustín le agarró del cuello y le dijo que siguiera caminando. Ya en la calle Solís, la inmovilizó fuertemente con sus brazos agarrándola de la cintura y le tocó sus partes íntimas por encima de la ropa, besándole asimismo en la boca y en el cuello tras sujetarle este fuertemente con la manos.
Además la víctima relató que el acusado le decía que le gustaba que le rechazara, y seguía buscando que le besara. “Estaba en estado de shock, no sabía qué hacer, me decía que si le besaba, se iría. Eran tales mis nervios, que le di un beso para huir de ahí y me fui rápidamente a la casa”.
Una vez en su domicilio, lo puso en conocimiento de su amiga, porque no era capaz de contárselo a sus padres. “Me daba vergüenza decirle que me había pasado eso. Además llevábamos un mes solo viviendo en Ceuta y no sabía cómo hacerlo”.
La amiga de la víctima declaró en la misma línea. Señaló que su amiga le contó todo y que ella le animó a denunciarlo. Además dijo que ya le había ocurrido otros hechos con el acusado pero ninguno de esa magnitud. Por último indicó que debido a ello, su amiga no quiere salir a la calle sola y que siempre es acompañada.
El acusado, por su parte, señaló en primer lugar que ni conocía a la víctima, después que solo le dio un cigarro y finalmente declaró que le acompañó un poco por el Paseo del Revellín y que solo le dio dos besos en forma de despedida.
Negó que le hubiera realizado tocamientos, pero finalmente reconoció que sí la conocía.
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