El ambicioso proyecto con el que el Ministerio del Interior quiere conseguir la cuadratura del círculo en pleno perímetro fronterizo de Ceuta, combinando humanidad con impermeabilización, ha dado un paso más con la colocación de los primeros tubos antitrepado que van a coronar la valla sustituyendo las concertinas. La primera colocación de estos elementos, también llamados ‘peines’, se ha llevado a cabo en el tramo de Berrocal, pero se continuará en todas las zonas del perímetro en donde se han ido retirando las concertinas (al menos ya más de 40 metros).
Estos tubos coronarán las vallas y llevarán acoplados en su interior una especie de rodillos giratorios que todavía no han sido colocados y que se ubicarán en el vallado exterior. Son las alternativas “menos cruentas” por las que apuesta el Ministerio del Interior, que ya fueron adelantadas por El Faro de Ceuta en anteriores ediciones. Lo que pretende la cartera que dirige Fernando Grande-Marlaska es que el inmigrante que intente cruzar el doble vallado, que serpentea los más de ocho kilómetros que separan la ciudad de Marruecos, se tope con una valla que se va a aumentar de altura en un 30% hasta llegar en algunos tramos a los 10 metros.
Si consigue superar los obstáculos con los que se encuentre en el lado marroquí, en donde siguen extendiéndose las vallas levantadas llenas de concertinas y continúa ampliándose la presencia militar, se topará con una valla en cuya cúspide están estos tubos de aceros a los que agarrarse será complicado porque se los encontrará de frente y además habrá unos rodillos dentro que impedirán continuar con la escalada ya que harán que se resbale al ser giratorios.
Interior quiere evitar las imágenes de sangre, de personas cortadas e incluso mutiladas o de muertos causados por las concertinas, con unos elementos que constituirán el freno final a esa entrada. Subir la valla será también complicado no solo por su altura sino por la inclusión de elementos como las placas de acero ya dispuestas en diferentes zonas del puerto que incrementan el peso.
En estas semanas los operarios de Tragsa que comenzaron a retirar las concertinas en diciembre del pasado año siguen comiendo terreno a la vez que realizan labores de cimentación en los tramos de vallado en los que se podrá elevar su altura. Es una obra clave para evitar derrumbes ya que la orografía del terreno en esta zona es muy singular y hay puntos que no van a soportar ni más peso ni más aumento de altura. Las labores de cimentación se están realizando en zonas como el punto de ITV o en Benzú, mientras que los denominados ‘peines’ se irán colocando después de que ya se ha instalado una ‘muestra’ en Berrocal.
Interior busca lavar una imagen deteriorada, lo hace dirigiendo unas obras que obvian pronunciarse en algo básico: las últimas entradas no han sido saltando la valla sino agujerándola. Son decisiones de marketing. En estas labores iniciadas se quiere proteger la actual estructura con placas o zonas más espesas para que no sea tan fácil el empleo de radiales para romperlas. Y todo esto se lleva a cabo mientras Marruecos orienta sus inversiones a fortalecer aún más sus asentamientos a pie de frontera, con presencia permanente de soldados hasta el punto de levantar auténticos campamentos base. Aun así hay quienes consiguen superar las metas. Lo logró, hace un mes, un subsahariano que fue devuelto en caliente.
Los tubos antitrepado que se están colocando en el perímetro fronterizo son una imitación de los que ya coronan el otro muro, el del puerto, desde hace años. Pero con una diferencia, en el caso de la valla esos ‘peines’ sustituyen a las concertinas mientras que en el puerto hacen pareja con ellas, ya que no se han retirado las alambradas sino, al contrario, se están poniendo más. Si se hace una comparativa de lo que se está haciendo en el perímetro y lo ya realizado en toda la zona portuaria no hay mucha diferencia, ya que en la línea que separa Ceuta de Marruecos además de estos tubos se van a colocar chapas metálicas. Es una de las propuestas que tiene Interior aunque generaron recelo entre la Guardia Civil debido a las fuertes rachas de viento que se producen en el lugar y la temeridad que supondría que estas chapas cedieran pudiendo convertirse en elementos cortantes.
Los tubos antitrepado llevan colocándose en el puerto desde hace años y algunos dejan imágenes de cómo han sido violentados. En el caso de la valla, con su colocación únicamente se persigue ganar tiempo. Un informe elaborado por la Guardia Civil a instancias del Ministerio de Interior en pleno debate de retirada de las concertinas, cifró en entre 5 y 7 minutos el tiempo que se tardaba en conseguir un salto cuando el vallado tenía estos elementos cortantes coronándolo. Sin las alambradas, el tiempo de salto se reducía a dos minutos.
Con los nuevos elementos preparados por Interior se quiere seguir manteniendo las cifras de retardo anteriores o incluso aumentarlas para ganar en periodo de reacción de las fuerzas de la Guardia Civil y de activación de los GRS desde la base en que se encuentran desplazados, el Hotel del centro de la ciudad.
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