La magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Ceuta ha condenado este lunes a tres motores humanos, jóvenes marroquíes que fueron detenidos en la madrugada del 14 de febrero de este año introduciendo hachís desde Marruecos ayudándose en el pase de unos propulsores con los que avanzaban de manera más rápida, en una clara evolución de los tradicionales guías que antaño colaban de esta forma a los inmigrantes, aunque ahora hacen lo propio con la droga.
El llamado Ali B., marroquí de 25 años, fue interceptado a las 01:45 horas nadando desde Marruecos a Benzú, bordeando el espigón con Beliones. Con ayuda de un propulsor de los que emplean los submarinistas guiaba dos fardos de hachís que alcanzaron un peso de 62 kilos y 800 gramos, valorados en 108.153 euros, y que alcanzaron un THC superior al 13,56%. El joven, que ha declarado a través de videoconferencia desde la prisión de Mendizábal en donde se encuentra, ha aceptado la pena de conformidad acordada entre Ministerio Fiscal y Defensa. Así deberá pasar 3 años y 10 meses entre rejas por un delito contra la salud pública del que se ha confesado responsable. A esto se aplica una multa de 108.153 euros a sustituir por tres días de responsabilidad civil; cuando haya cumplido los dos tercios de la condena tendrá que abandonar el país al aplicarse una expulsión y no podrá volver en 5 años.
La misma noche que detuvieron a Ali, la Guardia Civil sorprendió solo una hora después, a las 02:35, a dos jóvenes también de Marruecos de 28 y 27 años de edad, haciendo idéntica operación de tráfico de drogas pero tras bordear el Tarajal. Los dos fueron localizados a la altura del Sarchal, en la zona del Recinto. En este caso Mohamed S. y Mohamed Ch. arrastraban hasta 8 bultos de hachís ayudados de otro motor propulsor que, al peso, alcanzaron 276 kilos y medio. La pareja guiaba la droga con ese mismo método aunque con un aparato de mayor calidad que el primero. Los agentes del Servicio Marítimo procedieron a detener a los tres pasadores que, con solo una hora de diferencia, habían conseguido introducir más de 300 kilos de narcótica sustancia por este método. La pareja, que en este caso ha sido trasladada al Juzgado físicamente y conducida por la Policía Nacional, ha reconocido su implicación en un delito contra la salud pública aceptando una condena impuesta por conformidad de 4 años y 2 meses de prisión cada uno. A esto se suma una pena de 406.757 euros a sustituir por tres días de responsabilidad subsidiaria. Disponen de un mes para justificar su arraigo en España ya que, de no hacerlo, serán expulsados cuando hayan cumplido los dos tercios de la condena. Ambos han dicho que tenían familia en Ceuta, pero es algo que tendrán que justificar ante su señoría.
Estos tres jóvenes no son los primeros motores humanos condenados en Ceuta, pero sí los primeros que han recibido pena de prisión tras haber usado propulsores para la comisión de este delito de narcotráfico, potenciado desde que la frontera del Tarajal como tal está cerrada debido al coronavirus.
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