Ampliar el número de cámaras e incrementar su resolución, disponer de terminales térmicas fijas que complementen a las móviles que manejan los equipos búho de la Guardia Civil y trabajar para que los puntos ciegos que hay en el perímetro que separa Ceuta de Marruecos sean cada vez menos.
Esas son las líneas de trabajo inmediato en las que está trabajando el Ministerio de Interior dentro de su plan de actuación en materia de seguridad que quiere llevar a cabo en los más de ocho kilómetros de blindaje.
La Cartera que dirige el ministro Fernando Grande-Marlaska quiere ir paso a paso después de pecar en su adelanto de lo que iba a hacer en una valla sorteada y reventada en cada salto o intento de salto llevado a cabo por los grupos de subsaharianos que esperan al otro lado el momento del pase. El perímetro que controla la Guardia Civil desde el COS funciona de una manera mecanizada y aporta información al momento.
Las que han quedado atrasadas son las cámaras tanto en su número como en su resolución. Por eso lo primero que se ha incluido en la agenda de actuaciones pasa por el cambio de estos aparatos para que capten una mayor calidad en las grabaciones que luego ven los guardias civiles que, a su vez, coordinan a las patrullas. Mayor calidad, mayor resolución e incremento en su número.
Lo segundo pasa por complementar el trabajo que llevan a cabo en estos momentos los equipos que controlan las unidades térmicas del Instituto Armado. Los conocidos como búhos que trabajan desde unidades móviles y cuya información es determinante para las demás.
La petición cursada a Interior pasa porque esos puestos móviles sean complementados con otros fijos, con lo que el incremento en la información sobre intentos de llegada de inmigrantes hacia Ceuta va a ser mucho mayor. Y lo tercero, que requiere de un mayor trabajo, pasa por evitar los puntos ciegos que existen en la actualidad en un perímetro sometido a la orografía cambiante y muy peculiar.
Puntos a donde no llegan las cámaras de la Guardia Civil, puntos por los que se han producido algunas de las últimas entradas de inmigrantes que no son vistos hasta que ya están sobre la valla.
Ese es uno de los grandes problemas para la Benemérita, que sus patrullas encargadas del control no pueden ver la proximidad de los subsaharianos si la ruta que eligen es la que está marcada por vaguadas y zonas complejas. La visión es nula porque por la propia forma del terreno es imposible lograr la imagen nítida requerida para poder reaccionar a tiempo y en la medida esperada.
La reforma y modernización del perímetro fue publicada la semana pasada en el Boletín Oficial del Estado. Ya se ha encargado a la Sociedad Mercantil Estatal Ingeniera de Sistemas para la Defensa de España (Isdefe) que elabore dicha propuesta de modernización, que se centra en la mejora de las instalaciones de los puestos fronterizos y en el incremento de recursos humanos, y por el que recibirá para este primer estudio preliminar 71.747 euros procedentes de los presupuestos de Interior de 2018 y 2019.
Isdefe conoce el funcionamiento del vallado ya que además de con Defensa ha trabajado para la Guardia Civil y la Policía Nacional. Asume dos encargos.
El primero, llamado ‘paquete 1’, para el que tenía el plazo de un mes que concluyó a mediados de diciembre, contempla el “diagnóstico de la situación actual e identificación de los tramos de actuación” y que engloba cinco puntos. Este trabajo ya lo ha llevado a cabo conociendo in situ la vigilancia ofrecida en el vallado así como los considerados puntos débiles sobre los que ahora, en un segundo encargo, debe llevar a cabo acciones concretas.
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