La primera visita del nuevo ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, a Marruecos ha causado todo el revuelo que se esperaba. Y no es para menos después de que a pocos días de tomar la cartera ministerial declarara su firme intención de estudiar la forma de retirar las concertinas de las vallas de Ceuta y Melilla, algo que le compete, y mucho, al país vecino. Por lo tanto, ha sido un tema de obligado manejo en la reunión que Grande-Marlaska ha tenido con su homólogo marroquí, Abdeluafi Laftit. De este encuentro han salido titulares que definen la reunión como una negociación para lograr retirar las concertinas, pero no sin antes buscar una alternativa que sustituya, con el mismo nivel de eficacia, a las polémicas cuchillas. Grande-Marlaska esgrimió que el problema de seguridad en la frontera compete a ambos países, por lo que España no podrá retirar las concertinas si no cuenta con el consenso del reino alauita.
Esta reunión representa ese primer contacto para ver si finalmente para ambos países es factible y viable retirar este dispositivo de retención, que se cataloga como inhumano por gran parte de las asociaciones que promueven los derechos humanos. Pero no sólo de concertinas se ha distendido en esta reunión, ya que sobre la mesa se han abordado asuntos de mayor interés común, entre ellos, la inmigración y la lucha contra el terrorismo.
Pese a ello, el revuelo que causaron las declaraciones del ministro sobre las concertinas seguirá dejando en un segundo plano las otros asuntos de importancia derivados de la convivencia con Marruecos.