La agrupación política de carácter totalitario Podemos, tiene la habilidad del desdoro, de empeorar la percepción que tenemos de este partido día tras día. Cuando uno ya cree que está harto de tanta corrupción, tanta deslealtad al electorado, tanto incumplimiento, y tanto bipartidismo plutocrático, va Podemos y te devuelve a la realidad con una coz en las meninges. Y digo meninges ya que las afirmaciones de Podemos a lo que más afrentan es a la razón.
Calificar de presos políticos al esperpento catalán que tanto sufrimiento, enfrentamiento, destrucción y dolor ha infligido, es algo así como ciscarse en la Constitución, pasarse por la entrepierna la legislación española, la democracia, y la libertad, para acabar tomándonos el pelo, o estimando que los ciudadanos nos chupamos los dedos. Que además lo hagan desde la impostura de la defensa de las gentes más humildes y desde comunidades netamente acreedoras de la solidaridad nacional, eso sí que es una ofensa a la inteligencia.
Hasta al más despistado de los electores, esta difamación que Podemos regurgita contra el Gobierno, y de paso contra el Estado español, le huele a chamusquina. Poner en tela de juicio la existencia de presos políticos en España después de sufrir una dictadura y más años de terrorismo etarra que de franquismo, es a lo más que puede aspirar esta fuerza política marxista. No se le pueden pedir peras al olmo.
A nadie le sorprende que Podemos defienda la insolidaridad entre regiones cuando sus propios líderes son insolidarios negándose a pagar impuestos correctamente, teniendo a contratados ilegalmente, no pagando seguridad social, o haciendo EREs; es difícil que un partido que odia a España y busca arduamente su destrucción haga otra cosa.
Ellos preferirían una especie de unión de repúblicas socialistas o cualquier otra idea que se alejara del progreso social. Lo sorprendente de todo esto es que lo hagan defendiendo la insolidaridad de los ricos - y ladrones -, la Cataluña independentista, con los más necesitados: Andalucía, Extremadura, Ceuta, Melilla, Canarias …
Un preso político es otra cosa. Son los miles que hay en Cuba, Venezuela, Irán, en cualquier otro país donde el marxismo se haya impuesto, donde los de Podemos, o como quiera que se llamen en esos países, son el Gobierno.
Si además de mentir sobre la existencia de presos políticos, también estigmatizan a quien piensa diferente, llueve sobre mojado. Hay que ser muy necio para llamar fascista a quien sufrió los cuidados especiales de la persecución franquista, al viejo comunista Francisco Frutos, para acto seguido definir como preso político a Junqueras, Puigdemont y compañeros de fechorías.
Podemos ya ha perdido un tercio de su apoyo electoral, y lo pierde porque está preso. Preso de su propio discurso, de su ideología fundamentalista, del odio visceral que rezuma, de la falta de razón y de razones, de su inmoderación, y sobre todo porque sus líderes no dan más de sí.
Que siga así, si además de taimado, llega a ser lúcido e instruido… No sería Podemos.
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