El 90% de las entradas de inmigrantes ocurridas este pasado fin de semana se corresponde con ciudadanos de origen argelino. No es casualidad. Al igual que hace unos meses el colectivo yemení era el que sorpresivamente no encontraba trabas para cruzar de Marruecos a Ceuta ahora es el de Argelia.
Así, de las estimadas 40 entradas que se produjeron desde la tarde del viernes hasta el domingo, la práctica totalidad -30- fue de argelinos.
Las autoridades marroquíes no aceptan la devolución de estas personas como tampoco, salvo unos casos puntuales, no aceptaron las de yemeníes. Incluso tratándose de súbditos marroquíes y a pesar de existir un acuerdo de devolución, a pie de frontera este queda en papel mojado según el momento o el turno. Las leyes del Tarajal no entienden en demasiadas ocasiones ni de política ni de burocracia.
La ruta de los espigones encuentra el veto a la salida de marroquíes por parte de las fuerzas de seguridad al otro lado de la frontera pero por el contrario dicho control se relaja con los súbditos argelinos que alcanzan Ceuta sin problemas desde el vecino.
Este repunte, más evidente este pasado fin de semana, se repite desde hace un tiempo evidenciando así lo rentable de dicha vía.
Los datos oficiales de interceptados no tienen por qué cuadrar con la realidad migratoria que se pierde entre quienes alcanzan costa sin ser vistos.
Y ante esto ¿qué dice el Ministerio del Interior? El último balance lo dio a conocer este lunes con datos acumulados de enero a septiembre de este año.
Por vía marítima registra una caída de llegadas del 49,5% ya que si en 2022 llegaron en embarcaciones 107, en ese mismo periodo de este año lo han hecho 54. El número de medios acuáticos aprehendidos también baja de 22 a 14, es decir 8 menos.
Pero la realmente importante para el análisis es la vía terrestre, porque es aquí donde Interior cuenta no solo las entradas por el vallado sino también las que se producen por los espigones. Las cuentas recogen un descenso del 5,4%. Así, si en 2022 llegaron por esa vía 819 personas, en el mismo periodo de 2023 han sido 775.
En dos meses y medio Interior recoge de acuerdo con esta estadística poco más de 300 entradas por esa vía. En un mes habrían entrado 125 personas.
Es el reflejo oficial de la presión del verano aunque han sido muchísimos más no solo los intentos de entrada que el Gobierno de España ni siquiera menciona, sino también los grupos que pasaron desapercibidos a los controles en jornadas de niebla que convirtieron agosto en uno de los meses más críticos para la inmigración en la frontera sur.
Las asociaciones de la Guardia Civil han reclamado medios para los agentes. Piden acabar con las patrullas unipersonales en la valla como también disponer de más unidades para controlar la costa. Pero la situación ni cambia ni tampoco conlleva un reconocimiento oficial de lo que está pasando y que es reconocido en informes internos.
Las alertas se quedan a este lado del Estrecho, haciéndose oídos sordos a unas infraestructuras tan deterioradas como los espigones y a una valla en donde ni siquiera los nuevos medios instalados han sido recepcionados y por tanto no están siquiera funcionando a pesar de la inversión.
La práctica totalidad de entradas se asocia a súbditos argelinos que luego no son admitidos por Marruecos. Curiosamente el control sobre las salidas que se producen sobre otros colectivos parece no ser lo eficiente que debiera con personas que tienen esta nacionalidad, reproduciéndose los casos de yemeníes de hace unos meses.
El Ministerio del Interior ha publicado los datos oficiales en cuanto a entrada por esta ruta fronteriza. Así, de enero a septiembre se han registrado 819 entradas bien por la valla o sorteando a nado tanto Benzú como Tarajal. En un mes el aumento ha sido de 125 y en dos meses y medio de más de 300. Los datos del Ministerio son los que se adecuan al número que trasciende de interceptados que no casa con la presión real.
Dada la situación de presión en esas zonas han reclamado sobre todo terminar con las patrullas unipersonales que funcionan en el perímetro fronterizo así como aumentar los medios que hay en costa. A pie de frontera siguen sin funcionar los mecanismos que difundió Interior y con los que iba a terminar la obra de la valla que ha terminado siendo un parcheo de novedades muchas de las cuales ni funcionan.
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