La demolición se acometerá de forma escalonada para reciclar los materiales
La Ciudad ha dado ya luz verde al proyecto de demolición del polideportivo Díaz Flor, un derribo que se encuentra en su fase inicial de preparativos previos, consistentes en el vallado del emblemático edificio y organización del trabajo que se acometerá a lo largo de los próximos meses.
La demolición se llevará a cabo de forma escalonada, con la retirada inicial de todos los materiales susceptibles de ser reciclados, tal y como manda la normativa en materia medioambiental.
A lo largo del próximo ejercicio económico se construirán las nuevas dependencias deportivas
La empresa pública Tragsa tiene la encomienda del derribo de estas instalaciones, así como de la construcción de un nuevo polideportivo a lo largo del próximo ejercicio económico.
Aunque en un principio se barajó la posibilidad de convertir el nuevo Díaz Flor en un polideportivo dedicado exclusivamente a deportes acuáticos, finalmente la idea se terminó desechando, permaneciendo como en la actualidad, con una piscina y una pista deportiva.
La novedad principal será que se modificará la ubicación de la pista y la piscina, intercambiándose el lugar que ahora ocupan ambos. La piscina tendrá unas dimensiones de 33x25 metros y los partidos de waterpolo se jugarán a lo largo, mientras que la natación lo hará a lo ancho con un total de ocho calles.
En cuanto a la pista, contará con las dimensiones que la actual: 44x24 metros, aunque se reducirán los espacios en los laterales.
El nuevo polideportivo dispondrá de la última tecnología aplicada al mundo de las infraestructuras deportivas. Es una de las ideas que se ha manejado, desde el principio, por el mismo Instituto Ceutí de Deportes y que ha tenido el visto bueno de Tragsa a través de sus técnicos.
Al igual que el actual Díaz Flor, también contará con salas para multideportes. En las nuevas dependencias se instalarán varias, aunque todavía no se ha decidido a qué escuelas del propio Instituto Ceutí de Deportes serán entregadas.
Además, se habilitará una sala de salud donde se aplicará el ‘programa de espalda’ para aquellos que utilizan la piscina por prescripción médica.
Una novedad será la puesta en marcha de una aplicación técnica que ya se emplea en el polideportivo Guillermo Molina. Se trata de un pasillo lateral dotado con cámaras submarinas, que permite analizar el comportamiento de nadadores y waterpolistas a través de sus movimientos bajo el agua.
Un informe constató sus graves deficiencias
Recordar que en un principio, la Ciudad encargó la elaboración de un proyecto para su reforma, aunque dadas las numerosas deficiencias estructurales constatadas, finalmente se optó por la elaboración de un estudio patológico que determinara la viabilidad de llevar a cabo dicha rehabilitación.
El informe determinó la imposibilidad de ejecutar una reforma, ya no sólo por cuestiones estructurales, sino también por el incumplimiento de los requisitos exigidos en materia de accesibilidad, punto que no se cumple debido a la existencia de importantes barreras arquitectónicas: aseos no adaptados o ausencia de un ascensor que posibilite el traslado de una persona con discapacidad física dentro del polideportivo.
Además, el pavimento presentaba serias deficiencias que obligaba a su completa sustitución por un suelo que respondiera a una serie de características como aislamiento acústico, resistencia eléctrica, reacción al fuego, capacidad antideslizante, resistencia a la abrasión, absorción del choque o del rebote controlado de la pelota.
Una de las causas que ha derivado en este estado es su ubicación en un sótano, ya que tanto la piscina como la pista polideportiva y los vestuarios se encuentran tres metros bajo tierra.
Tan sólo las gradas se levantan a ras de suelo y esta distribución puede haber sido uno de los motivos del importante deterioro que ha sufrido este edificio.
La humedad es otro de los grandes problemas que ha sufrido este inmueble y en el propio estudio se constató que los pilares estaban seriamente dañados.