La huelga ha salido derrotada en Ceuta. Lo dicen los recuentos del Gobierno y los de la evidencia en la calle. Las cuentas de los sindicatos fueron distintas, naturalmente, pero no evitaron la desazón reinante en la comparecencia pública de los dirigentes de CCOO y UGT, Juan Luis Aróstegui y Antonio Gil, al valorar el seguimiento de la huelga general. “Me duele que los ceutíes podamos transmitir una imagen de parásitos que queremos todas las ventajas y ningún sacrificio”, dijo Juan Luis Aróstegui criticando a aquellos trabajadores que, aun oponiéndose a la reforma laboral, optaron ayer por no renunciar a una jornada de sueldo.
Además del criterio económico, el del bolsillo lleno, lo que contraria a los sindicatos fue la “respuesta masiva” mostrada en el resto del país. “Me sienta muy mal”, dijo Aróstegui. “No se entiende que en otras regiones con menos problemas que los nuestros, con más posibilidades, con más horizontes y expectativas, los ciudadanos, los trabajadores, hayan mostrado su rechazo y aquí no. Esto no es bueno para la ciudad, que siempre reclama la solidaridad de la península, que es quien siempre nos quita las castañas del fuego”.
En la misma línea se pronunció Antonio Gil, secretario general de UGT, que, aunque valoró a los trabajadores que sí secundaron la huelga “solidariamente, dando la cara”, subrayó la acción generosa de los ciudadanos de la península. “Ahora tenemos que contar con la solidaridad de los trabajadores del resto de España, que se han volcado contra la forma de hacer las cosas en el Gobierno”. El dirigente ugetista, en declaraciones a este periódico, ofreció un hipotético escenario en que los trabajadores del resto de España reaccionaran ante la no correspondencia de los ceutíes. “Hay una serie de bonificaciones en Ceuta que no sé si podrán mantenerse en el futuro. No sé si habrá un debate entre los trabajadores del país y digan, ‘bueno, y esta gente, por qué’. Nos falta compromisos a la hora de resolver nuestros problemas. ‘Esto no hay derecho’, podrán decir en la península. ‘Que se las apañen solos’”.
¿Y ahora? Las filiales ceutíes de CCOO y UGT ven claro que el Gobierno no modificará coma o punto de la reforma laboral de manera inmediata. Pero son optimistas con el medio plazo. “Corregir los términos de la reforma la deslegitimaría”, señaló Aróstegui. “Sería un desprestigio para el Ejecutivo. Pero tengo la absoluta convicción que el éxito de la huelga no puede pasar inadvertido para el Gobierno, que irá introduciendo medidas correctoras e irá cambiando a favor de una legislación más razonable. En democracia, la contestación ciudadana no puede despreciarse, salvo que pretendan el suicidio”, apostilló el dirigente comisionista, que recordó la publicación, hoy, del borrador de los Presupuestos Generales del Estado y cómo el Gobierno, como el ciudadano ante la huelga de ayer, se enfrenta a una presión implícita (los mercados) y otra explícita (la de la contestación ciudadana).
Y, si no hay una rectificación al ritmo esperado, los sindicatos anuncian más acciones. Así lo anunció Gil: “Habrá manifestaciones, contestación y posiblemente más huelgas”, anunció de entrada el secretario general de UGT-Ceuta, que dejó entender que la cuestión contestataria no ha hecho más que empezar. “Son varios los elementos que jugarán un papel importante a la hora de ir “frustrando cada vez más a los ciudadanos. De un lado están los recortes tremendos que conoceremos hoy en los presupuestos. Por otro lado, la previsión de que se destruirán unos 600.000 empleos en el año en curso. Si, además, no atienden a lo que demanda la ciudadanía en la calle, no queda otra que seguir movilizándose”.
No quisieron los líderes sindicales obviar el vaso medio lleno y valoraron las cifras de participantes. “En Ceuta, dentro de sus peculiaridades y dificultades, la respuesta ha sido importante: muchísimos trabajadores del sector privado han comprendido, han secundado la huelga y se han manifestado”, dijo Aróstegui. Por su parte, Gil lamentó las “dos mil personas que van después a una tortilla de patatas”. “Al empleado público se le recortó el salario, se le ha aumentado el IRPF. No sé qué argumentos más pueden tener para decir que no a una huelga”.
El ciudadano como mercancía y su ‘rehumanización’ “Los ciudadanos quieren sentirse dignos y no una mera mercancía al azar de los mercados”. Con esta frase resumió Juan Luis Aróstegui (CCOO-Ceuta) el sentido de la movilización, el motivo de una huelga que rechaza el cambio profundo en las relaciones laborales incluidas en la reforma laboral del actual Gobierno, que desnaturaliza la relación entre la empresa y el trabajador. El discurso de los dos dirigentes sindicales contuvo alusiones al “trabajador”, pero también al “ciudadano” y a la “persona”. La ‘rehumanización’ del humano y el arte de la política. “El anterior modelo daba confianza y estabilidad al ciudadano, pero esto es lamentable”, declaró Antonio Gil (UGT-Ceuta).
La goleada ante un equipo armado de ‘catenaccio’ Los sindicatos se sienten sometidos a una persecución, víctimas de una campaña de descalificación. “No es cierto que actuáramos de un modo distinto en la anterior huelga -la convocada contra la política del anterior Ejecutivo-”·, dijo Antonio Gil (UGT-Ceuta). Lo que sí es verdad es que, si hubo una relajación que hizo que anteriormente se fuera a por el empate y ahora se ha decidido apretar hasta la goleada es porque el equipo contrario, la reforma laboral en marcha, se presenta en el campo armado de ‘catenaccio’ y pisando espinilleras. A Zapatero le impusieron alargar la edad de jubilación y negociamos. El problema con el señor Rajoy es que no se sienta a negociar”, dijo Gil.
La otra recuperación la crónica
M. L. / ceuta
No para de repetirlo cada vez que asoma un micrófono o una grabadora. No digamos nada qué dirá en la intimidad. La reforma laboral es de tal calibre, viene a decir Juan Luis Aróstegui (CCOO-Ceuta), que habría precisado de un amplio debate público antes de ser aprobado. Puede decirse más alto, acompañado de música o aderezado con un baile, pero no más claro. Al fin y al cabo, se está eligiendo un modelo laboral que “vulnera, cuando menos, el espíritu de la Constitución”, un texto, este sí, refrendado por los ciudadanos.
Del “carácter autoritario” de este tipo de decisiones al “error” que supone embriagarse de mayoría absoluta. Aróstegui exige algo que adora: sentarse y conversar, un particular que puede certificar cada diputado de la Asamblea. “El Gobierno ha optado por ganar competitividad reduciendo el valor del trabajo a una pura mercancía. Eso es una forma de pensar. Hay otras muchísimas personas que creemos que es posible mantener el modelo social construido durante este tiempo y es volver a ser competitivo desde la dignidad del trabajo”, explicó el dirigente comisionista a este periódico.
La demostración de que hay alternativas a las políticas presentadas por el actual Ejecutivo -los recortes en los presupuestos y reformas no consensuadas-, el secretario general de UGT, Antonio Gil, ofreció ayer, en declaraciones a ‘El Faro’, un compendio de medidas que intentarían atajar los embates del día a día. Nada de ingeniosas ocurrencias. “Tenemos que conseguir un modelo productivo que nos haga autónomos, y no tener que depender de terceros países que soliciten los servicios del país. “La Administración tiene gastos excesivos. Eso hay que cambiarlo. Habría que reducir los niveles de economía sumergida y fraude fiscal. Eso y una inversión estratégica en educación, investigación e innovación”.
No puede negarse que los sindicatos no planteen sus propuestas. Otra recuperación es posible, vienen a decir, aunque sea verdad eso de que el mundo es más complejo de lo que se cree. “Es difícil entender que no somos ya un país soberano, sino una región más de una entidad supranacional en que las claves del poder se nos escapan a los ciudadanos. Se ha globalizado la economía y el capital, pero no la política ni el sindicalismo”, sostuvo Aróstegui, que pasó a enumerar una letanía de opciones a la política mantenida por el Ejecutivo de Rajoy. Contra el déficit, “mayor recaudación, mediante impuestos de los que más tienen o mediante la lucha contra el fraude fiscal”. Ah. Y demorar el plazo del 3% a 2016. ¿Mayor flexibilidad en las empresas? “Sí, de acuerdo, pero no para que sea exclusivamente un arma para los empresarios”. Hay más: eliminar la temporalidad laboral, acometer la reforma financiera y la vuelta del crédito. Y Keynes, mucho Keynes; es decir, si no invierte el sector privado, que lo haga el público. Pero Alemania está que no y que no.