Cuatro profesores de las Facultades de la
UGR de Ciencias de la Salud y Educación de Melilla y de la de Educación, Economía y Tecnología de Ceuta han elaborado un estudio sobre “los prejuicios del alumnado de
Enfermería hacia la población migrante” que, a partir del análisis de 282 estudiantes de ese Grado en la ciudad hermana, ha concluido que el colectivo “presenta actitudes prejuiciosas” hacia los migrantes, más “sutiles” que manifiestas, y sobre todo los hombres. Además, los valores aumentan conforme se eleva el curso académico, dato que “deberá ser tenido en cuenta para incluir en los planes de estudio en la formación de los futuros profesionales de la salud materias relacionadas con la diversidad cultural y la deconstrucción de estereotipos y prejuicios que puede incidir negativamente en las creencias hacia el exogrupo”.
El trabajo explica que actualmente ya se han incorporado a los distintos programas universitarios españoles asignaturas y programas específicos como Transculturalidad, Género y Salud, que pretende desarrollar competencias sobre la apreciación de la diversidad y la multiculturalidad, conocimiento de culturas y costumbres de otras culturas, pero, a la vista de los resultados de este trabajo, “éstos deberían ser más notorios en contextos con alta presión migratoria” como las ciudades autónomas.
Según los autores, “existen diferencias significativas en función de la variable cultura. El alumnado de religión musulmana y procedencia bereber es el que presenta menos actitudes prejuiciosas, “posiblemente como consecuencia de una mayor identidad cultural con los migrantes”.
También se han detectado “diferencias significativas” en función del contacto que han tenido los estudiantes con el colectivo de migrantes: a mayor contacto, menos suspicacias, por lo que Sánchez, Segura, Gallardo y Alemany ven necesario “seguir profundizando en esta variable que puede ayudar a eliminar barreras mentales”.
Una asignatura no basta
“No es suficiente tratar las migraciones en una única asignatura. Durante la formación de los estudiantes se les instruye para saber cuidar a diferentes tipos de pacientes en función de la edad y de las características particulares de cada persona y aprenden a realizar planes de cuidados individualizados, por lo que sería necesario”, estiman los autores de la investigación, “insistir en las diferencias culturales de los pacientes migrantes de manera transversal en todas las asignaturas específicas de Enfermería”.
Los resultados también han permitido establecer “un grupo clave” en el que se recomienda centrar los esfuerzos. Se trata del “estudiante hombre, de procedencia europea, de último curso y que no ha tenido contacto con inmigrantes”.
Los investigadores creen que “sería interesante” extender el análisis a todos los estudiantes del Grado en los tres Campus de la UGR es decir, al alumnado que estudia en contextos multiculturales por su situación geográfica (Ceuta y Melilla) y al de Granada (cuyo contexto “está alejado de la presión migratoria que viven las dos ciudades autónomas”) para “poder comparar si las diferentes realidades influyen en los prejuicios de los futuros profesionales de Enfermería”.