La Cuaresma ha entrado en su recta final, cuya responsabilidad y honor ha recaído este año en el reverendo padre Ignacio Fernández de Navarrete, quien ha deleitado a los presentes con una alocución bella en la forma y profunda en el fondo.
El padre Ignacio realizó en el Teatro Auditorio del Revellín un recorrido por la Semana Santa ceutí marcada por sus recuerdos, en el que el diálogo entre Madre e Hijo emocionó a los asistentes y que ha culminad con el Señor de Ceuta resucitado.
Es la hora de la unidad, proclamó, de impedir que la Iglesia muera y, por eso, el pregonero ha invitado a vivir la alegría de la fe en las calles de nuestra ciudad. “Quizá sea el momento de mostrar el amor por nuestra Diócesis con hechos: los que son cofrades, no abandonando su Semana Santa para buscar otras semanas de Pasión que, por muy buenas, no son sin embargo la nuestra; y todos –sean lo que sean–, gastando y desgastando sus vidas por hacer brillar aquí y ahora esta Perla del Mediterráneo, limpiándola con una vida santa.
Es el momento, es el tiempo, de decir: ¡Ceuta, aquí estoy! ¡Ceuta, aquí me tienes! ¡Ceuta, que me quedo, que no me voy!”, ha apelado a quienes se marchan en la Semana Mayor.
Nuestra tierra se dispone a celebrar en este 2018 dos acontecimientos de singular importancia que el padre Ignacio recogió en su pregón: la llegada hace 600 años de la Virgen de África y el sexto centenario de Nuestra Diócesis.
“Y volvemos nuestra mirada a nuestra Madre y Patrona, aquella Piedad que tanta Paz ha dado y da a nuestras vidas, que ha entrado en nuestros corazones antes que en el palacio que le hizo el pueblo de Ceuta: aquel Santuario que todos visitamos como nuestra casa propia.
Cual piedad, tiene sobre sus rodillas, como si estuviera recién nacido, el Cuerpo de su Hijo, esta vez muerto de dolor, ¡muerto de amor!”, aclamó.
En cuanto al Sexto Centenario de la Diócesis de Ceuta, Fernández de Navarrete manifestó que de Ceuta dicen que es “crisol de culturas y religiones; pero más que crisol, eres lugar donde brilla la luz de la Cruz de Cristo para todos: esa Cruz desde donde Dios derrama su Amor y su Misericordia; esa Cruz que hoy se pregona y anuncia, y que es bendición y gloria del cristianismo; esa Cruz que celebra el Año Jubilar por los 600 años de la Diócesis de Ceuta”.
El ahora párroco del Valle, que tanto afecto ha despertado entre los ceutíes desde que llegase en 2013, ensalzó la belleza de una tierra que se resiste a perder su identidad, tanto española como católica.
“¡Ceuta! Perla del Mediterráneo que nace en el Monte Hacho, donde el sol comienza a desplegar sus rayos sobre la ermita de San Antonio bendito y sobre la antigua ermita –hoy parroquia– del Valle, el lugar donde la Virgen María quiso entrar en nuestra tierra, en nuestra Diócesis.
Un sol que en el momento álgido llueve su luz sobre Santa María de África, nuestra Madre y Patrona, en cuyo Santuario Ella busca reposar donde encuentra el cariño de todo ceutí.
Un sol que se apaga tras la Mujer Muerta, donde deja entrever el color rojizo de la Sangre de nuestro Señor, como si presagiara ya la noche oscura de la Pasión. ¡De monte a monte –que se disputan ser la columna africana de Hércules– como si anunciara el monte Gólgota, donde se alza la Santa Cruz, columna de nuestra fe!”, ha concluido el sacerdote.
Juan Antonio García Ponferrada, pregonero de la Semana Santa 2017, se encargó de presentar a su gran amigo y sucesor en la encomienda de proclamar la Pasión, Muerte y Resurrección en este corazón de África que es Ceuta. “Ignacio Fernández de Navarrete es ese buen amigo que todos desearíamos para compartir momentos de felicidad.
A su lado no hay tristeza, la positividad mana por los poros de su piel como bálsamo para cualquier momento difícil. Pero también ese ser humano es sustento de un extraordinario sacerdote.
El padre Nacho ejerce su vocación pastoral de sólida formación, auténtica vocación de servicio a Cristo y sus hermanos”, destacó antes de cederle el testigo del pregón.
La Banda de Música Ciudad de Ceuta interpretó las marchas procesionales que confirieron aún mayor solemnidad, si cabe, al acto, para finalizar con el Himno de Ceuta, entonado por los presentes.
Al acto asistió el vicario general, un representante de la Delegación del Gobierno, el presidente de la Ciudad Autónoma, el comandante general, la presidenta del Consejo de Hermandades, la Mesa Permanente y el Pleno del Consejo, entre otras autoridades y miembros de la feligresía.
Tras la magistral lección de amor que a su Santísima Madre y a la ciudad de Ceuta le dedicó el padre Ignacio, todo está preparado para que la Semana Grande de la Iglesia dé comienzo pero, antes, abrirá su pórtico: el traslado de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado y de María Santísima de los Dolores el próximo sábado 24 de marzo a las 18.30 horas desde la iglesia de San Ildefonso.
A su llegada al Auditorio del Revellín, el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Vivas, destacó la relevancia del pregonero de Semana Santa porque es el encargado de “tocar los sentimientos, afirmar las características, los valores, todo lo que significa una tradición tan importante para nuestra ciudad”.
El jefe del Ejecutivo deseó que los ceutíes disfruten de una Semana Mayor “muy especial” porque se conmemoran los 600 años de la Diócesis de Ceuta y de llegada de la Virgen de África a esta tierra. Una ocasión única de vivir la devoción y el fervor pero además de conmemorar tales fechas.
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