Dudar de que los comercios pegados
a la frontera de Ceuta con Marruecos llevan un inventario es poco menos que una tomadura de pelo para los empresarios de bien. Ese argumento que solivianta a los comerciantes es el que la Delegación del Gobierno ha esgrimido una decena de días para explicar la reducción de porteadores
por el Tarajal II: hay
poca mercancía en las naves. Los empresarios discrepan de tal afirmación y hablan de los problemas que están ocasionando las cuantiosas comisiones que piden los porteadores, el veto a la entrada de clientes por Tarajal I, la restricción al textil y el omnipresente rumor de la reventa de tickets.
Desde una nave de los polígonos del Tarajal, un comerciante hace una invitación al Gobierno de la plaza de los Reyes: “Cuando quieran, pueden venir a comprobar si nos quedan existencias por vender”, propone este hombre de negocios rodeado de una cantidad tan grande de cajas de productos que apiladas llegan hasta el techo del almacén. Lanza este mensaje a sabiendas de que la institución tiene otros ‘nudos’ más urgentes por ‘desatar’ en la zona:
la implantación de la frontera inteligente, las obras de rehabilitación del paso del Tarajal o el plan de seguridad de los polígonos del Tarajal son algunos de ellos.
Su testimonio es anónimo, se desvincula de cualquier asociación y tampoco representa a ninguna comunidad de propietarios, aunque comparte preocupaciones con el resto de establecimientos que viven del comercio transfronterizo. Sentado en su nave, “viéndolas venir”, este empresario demuestra la “picaresca” creada en torno al porteo. Un hombre llega a su almacén y se ofrece para cargar un bulto de alimentación a cambio de una comisión de 550 dírhams, alrededor de 50 euros. “Ese gasto de transporte es inasumible, a no ser que entre cajas de galletas vaya una con pastillas o con teléfonos móviles”, revela el comerciante.
La escena se repite con otro porteador, esta vez rebaja la comisión a 500 dírhams, igualmente excesiva para su negocio. Este camalo, como el anterior, se marcha de la nave con las manos vacías. “Como no dejan pasar a los clientes por la frontera, que son los que traen el dinero para contratarlos, los porteadores te piden el oro y el moro”, dice el comerciante frente al deambular de decenas de carritos que no cargan mercancía pero que han entrado en Ceuta por ‘Tarajal II’.
"Presuntamente la reventa de tickets a 200 y 300 dirhams cada uno”
Aunque el rigor en el cumplimiento de la normativa en muchas ocasiones ha dependido de las circunstancias de la frontera, el refuerzo en el control de pasaportes ejercido por parte de Marruecos está obstaculizando la entrada a Ceuta de clientes de las naves del Tarajal. Ese vacío es el que aprovecharían los porteadores para obtener pingües beneficios. Pero no todo son ganancias.
Los tickets que reciben los porteadores cuando acceden a la ciudad autónoma pueden estar detrás de estas comisiones tan desorbitadas. “Presuntamente, porque no hay forma de probarlo, la reventa de tickets a 200 y 300 dírhams cada uno, por los de siempre, hace que luego ellos repercutan ese gasto en el viaje y pidan 500 por trayecto”, se aventura el mismo comerciante.
Solo unas naves más adelante, otro empresario también expresa su malestar por el ‘ten con ten’ entre aduaneros marroquíes y propietarios de las naves del que habla la Delegación del Gobierno. “Hay un boicot contra el textil de hogar en la frontera y en las naves. Por el paso ‘Tarajal ll’ no dejan que salga y por la frontera aunque sea una pieza o dos tampoco; es un acoso y derribo”, resume las consecuencias que tiene para los negocios locales las medidas proteccionistas de Marruecos en las que colabora España.