Por aclamación

Conseguimos varias entradas para ver el concierto que daba la orquesta filarmónica de Frankfurt el viernes, bajo las órdenes de la Directora española Inma Shara, junto a mis amigos. Allí pudimos comprobar la perfección de la ejecución sinfónica, la magnífica acústica del auditorio y la maestría de la directora. Todos los músicos fueron aclamados por un público entregado. Pero de corazón y de verdad. Afortunadamente cientos de ciudadanos ceutíes,  amantes de la cultura, pudieron evitar en su día que el mercado central se hubiera ubicado en los sótanos de la Manzana. De salir del concierto oliendo a pescado, a salir oliendo a sillones recién estrenados la cosa varia bastante.
Es lo que quisieron hacer muchos de los que se concentraban a pocas manzanas de allí, el mismo día, en el Parador La Muralla. Eran los fieles seguidores de su líder, Juan Vivas, que lo aclamaban por sus diez años al frente del Gobierno local. Era la escenificación de lo poco que tiene que ofrecer, desafortunadamente,  el Partido Popular en Ceuta. Sólo un líder endiosado y unos cuantos escuderos (los que le quedan), algunos de ellos ex gilistas convencidos, que le hacen el trabajo sucio frente a la oposición.
No viene mal recordar la complicada historia de la Manzana del Revellín. Lo explica muy bien Andrés Pérez en la columna joven del Faro de Ceuta, el sábado 26 de febrero, en un artículo titulado “La Manzana del pelotín”.  Así, es necesario recordar que fue Juan Luis Aróstegui y otros socios suyos, los que consiguieron que en el Plan de Ordenación Urbana de Ceuta se destinara el solar de la Manzana del Revellín para actividades culturales. También que se elaborara un proyecto original en el que habría una gran plaza, con una escultura que simbolizara las cuatro culturas que hay en Ceuta, y un gran Auditorio. El primero en la historia de Ceuta. También que fue el GIL el partido que vendió este solar público a empresas privadas, con la intención de construir allí un gran centro comercial (para ellos la cultura es sólo dinero y especulación) y el que firmó un contrato privado que violentaba las normas urbanísticas. Frente a eso, fue el Partido Socialista del Pueblo de Ceuta el que, en solitario, demandó en los tribunales, obteniendo finalmente una sentencia favorable a las tesis del mismo, que no eran otras que mantener dicho solar para actividades culturales.
A mí me tocó vivir en primera linea esa última e intensa etapa de la larga batalla jurídica (David contra Goliat). Finalmente se impuso la razón. Los del Partido Popular echaron marcha atrás a las intenciones de seguir adelante con el proyecto de los gilistas, cuyo mayor valedor fue el famoso Simarro (hoy muy lejos de Ceuta). Tampoco consiguieron llevar adelante su propósito de compensar a las empresas que aún mantienen parte de la propiedad de la Manzana con un proyecto descabellado, como era el de situar en los sótanos del Auditorio y resto de edificios del complejo el mercado central de Ceuta.
Hoy, la obra parece que toca a su fin. Aunque por un precio muy por encima de lo proyectado inicialmente. ¡50 millones de euros!, que se dice pronto. Sin embargo, desconozco en qué va a quedar todo esto. Tampoco si el Tribunal de Cuentas, con los Consejeros del partido socialista, van a analizar detenidamente esta inversión, o la de las viviendas del Hacho. Quizás sería bueno que el autor del artículo al que me refiero al principio se lo preguntara a los de su partido.
En lo que a mí respecta, por el momento me interesa el auditorio como foco de desarrollo cultural de Ceuta y, por añadidura, turístico y económico. Todo depende de cómo se gestione. Si se sabe mantener y conservar las instalaciones y se programan de forma cuidadosa los actos que allí se vayan a desarrollar, la rentabilidad social está garantizada. Pero si se dedica sólo a actos enfocados a algunas “élites” culturales de la ciudad, el fracaso estará garantizado. Así, de una inteligente combinación de actos culturales diversos, orientados a distintos públicos y sensibilidades y de la adecuada gestión del mismo como lugar de encuentro también para otros eventos, como Congresos de empresa, académicos, o de otro tipo, se podrían obtener indudables beneficios para el desarrollo cultural y económico de Ceuta. Mi deseo es que sirva para esto. En ese empeño creo que podremos estar implicados muchos ciudadanos, independientemente de nuestra ideología.