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Ponerse en la piel de un menor

‘Los más solos’. Así se llama el informe que ha elaborado la oenegé Save the Children sobre la presencia de menores extranjeros no acompañados en nuestro país y su situación. Un informe en el que dedica un apartado específico a Ceuta y Melilla, como ciudades enclavadas en la estrategia que siguen los niños y niñas para entrar en España, pasando por los puestos fronterizos con Marruecos. "Debido a los estrictos controles que deben pasar a los dos lados de la frontera, los niños se esconden a menudo dentro de los coches y los camiones que cruzan los puestos fronterizos de los dos enclaves, muchas veces bajo falsos dobles fondos", se expone en el informe, aludiendo sobre todo a la entrada de subsaharianos, ya que los marroquíes lo hacen directamente acoplándose en los bajos o cruzando las fronteras con sus propios pasaportes acompañados de adultos. La oenegé alerta de prácticas arriesgadas seguidas por estos chicos, con modalidades como la del “risky”, como ellos llaman a la forma “más barata”, que es la de “introducirse sin ser visto en un medio de transporte que va a cruzar en ferry el Estrecho. Los bajos o el techo de un camión, entre la carga, un hueco entre el asiento del conductor y la rueda de un autobús, o el interior de una caravana son algunos de los sitios en los que se esconden para cruzar. El objetivo: cruzar a la península sin ser descubierto. El riesgo: ser descubierto y sufrir las represalias de la Policía o, lo que es peor, perder la vida en el intento. No son pocos los testimonios sobre amigos o conocidos que han muerto haciendo risky”, explica la oenegé.

El informe se ha realizado en Ceuta, Melilla y otros puntos en los que están presentes estos menores

“Lo intentan durante la noche en las inmediaciones de los puertos de Ceuta y Melilla, y también de Tánger, mientras los camiones esperan el embarque. Los destinos son aleatoriamente los puertos de Algeciras, Motril o Almería, dependiendo del destino del ferry. El éxito rara vez llega en la primera ocasión; se consigue después de múltiples intentos. Esta situación se puede dilatar durante varios meses y mientras tanto lo normal es que los menores que lo intentan se encuentren viviendo en la calle”, añade en un informe que es reflejo de un trabajo de campo realizado en las dos ciudades hermanas además de otros puntos con mayor presencia de extranjeros menores de edad. Por otro lado, explica la oenegé, los niños nacionales de Marruecos, Argelia y Siria “intentan pasar los puestos fronterizos ocultos en medio de los flujos de los centenares de personas transfronterizas y transportadoras que cada día cruzan las fronteras por motivos comerciales o laborales. Otros intentan pasar acompañados por personas adultas con falsos pasaportes marroquíes o con pasantes que poseen el permiso de trabajo para los dos enclaves”. En este documento se alude a varios asuntos que afectan al día a día de los llamados MENA, como es la realización de las pruebas médicas. “A las que hacen referencia todos los entrevistados y entrevistadas es la prueba de la muñeca. Esta radiografía es mencionada con más frecuencia que la exploración genital o la odontológica. De sus comentarios se extrae su perplejidad e incomprensión ante un proceso que tendrá consecuencias determinantes en sus vidas. En caso de que el resultado de las pruebas decida la mayoría de edad, el menor es excluido del sistema de protección de menores, dejándole en una situación de total desamparo y vulnerabilidad”, apostilla.

El trabajo incluye 65 testimonios de jóvenes, muchos de Ceuta

Save the Children incluye en su informe los testimonios de 65 jóvenes con los que ha hablado, muchos de ellos en Ceuta, que expresan su situación e inquietudes. La oenegé cuestiona, en base a su estudio, el sistema de protección que se da a estos menores. “Creemos que el incremento que estamos observando en los flujos migratorios hacia nuestro país, entre los que se mezclan los niños y niñas que viajan solos, nos proporciona la oportunidad adecuada para realizar una reflexión conjunta sobre el sistema de protección en España. Frente al creciente número de jóvenes migrantes que prefieren hasta vivir en la calle o en parques antes de volver a los centros donde están tutelados, frente a las muertes, los suicidios y los abusos sexuales, proponemos soluciones concretas para un sistema que les está fallando y que debería estar de su parte”, expone. Piden búsqueda de soluciones duraderas para la integración el país así como mejora de los recursos disponibles en la acogida, entre otros. En cuanto a datos, apuntan a que la mayoría de los menores son varones, aunque aportan datos también de niñas, erigidas en muchas ocasiones en particulares invisibles. En 2017 hubo 13 tuteladas por la Ciudad. “Es indudable el hecho de que las niñas emigran en menor medida que sus coetáneos varones. Esta realidad es sobre todo causada por los rígidos roles y expectativas de género que caracterizan a sus contextos de origen, basados todavía en normas y tradiciones de fuerte enfoque patriarcal que tienden a infravalorar a las niñas y a restringir mucho su libertad de elección”, resalta.

La historia de Ahmed, el niño tangerino que sueña con cruzar a la península

Ahmed es uno de los protagonistas del informe presentado por Save the Children sobre los menores que hay en España. Él es una de esas personas que se esconden detrás de las cifras y los números. Su testimonio ayuda a entender, como es debido, lo que se siente al otro lado de este fenómeno. “Tengo 12 años, soy de Tánger. Mi madre es pobre, no tiene nada. Aquí en Ceuta, la situación es muy dura, nos destrozan los sitios donde dormimos y nos pegan. Por la noche la niebla nos cae encima y pasamos tanto frío que no podemos dormir. Nos dan palizas, otros chicos nos quitan el dinero, las zapatillas lo poco que tenemos…”, explica Ahmed. Lo hace en un vídeo que difunde esta oenegé en la que se aprecian imágenes de menores por el puerto, ocultos en coches abandonados, en los barracones del Sardinero, acercándose a los camiones con un único sueño: cruzar al otro lado. Ahmed es uno de tantos menores que deambulan a diario por la zona portuaria, que duerme entre callejones, que no quiere estar en ‘La Esperanza’, que forma el círculo de los invisibles que muy pocos se atreven a conocer. Ahmed es, en el fondo, solo eso: un niño.

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