Así las teorías como los conceptos nos sirven para interpretar la realidad, para apropiarnos de ella en justo beneficio.
Cuanto más ancho sea el territorio conceptual mayor será nuestro entendimiento, y nuestra capacidad de respuesta ante los accidentes de la naturaleza o sociedad.
En la etapa de aprendizaje nos dotamos de un lenguaje básico que nos ayuda a situarnos en el mundo, pero es así que el lenguaje es un ser evolutivo, y de la mano de los estudiosos hemos llegado a tener una visión y una explicación de aquello que nos rodea, y hasta alcanzar el bienestar.
Es mágico el momento en que empezamos a entender las cosas, que al principio pasaban desapercibidas; y el cultivo de la edad nos va quitando las vendas de los ojos.
Habremos de saber que los conceptos tienen una idealidad, un espejo donde mirarse, y en este sentido nos sirven de guía para avanzar.
Sin embargo, quisieron los cielos la escasez y la enfermedad, y es así que surgen las limitaciones. Es en este momento cuando descubrimos que los conceptos son relativos: podemos acercarnos a la idealidad, o pureza, pero cuando parece que vamos a tocarla con los dedos aparecen la insatisfacción, los límites, y la necesidad de dar un paso más.
Decir que un concepto es relativo es tanto como decir que su proyección sobre la experiencia vital es imperfecta. Sin limitaciones, la existencia sería perfecta, pero debemos conformarnos con ir prolongando los destellos de bienestar. Y seguir transitando los caminos que, según la fe, nos llevarán al infinito.
Entonces, nos adentramos en el territorio conceptual sobre salud mental, y llegamos una conclusión: si haciendo un esfuerzo máximo de comprensión y de divulgación del conocimiento nos tropezamos con la imperfección, ¿qué será cuando el territorio es semejante al vacío?
Pues esto es lo que sucede con la percepción social de la salud mental; una naturaleza compleja en extremo y por sí.
A fecha de entrar en una espiral de desequilibrio, que me llevaría a la psicosis, en mi familia, de clase media y con estudios, jamás se habló sobre salud mental. Sintomático.
Es mi opinión que la falta de una conciencia colectiva sobre salud mental hace que el sistema se muestre ineficiente, ya que se interviene cuando los síntomas se han desencadenado, y no sobre señales de alarma, cuando se divisan las nubes de la tormenta.
Sin una visión de conjunto, si no ensanchamos el territorio conceptual sobre salud mental, si no introducimos la idea de cuidado, el sistema puede entrar en barrena.
La OMS advierte que para 2030 la principal causa de discapacidad será la discapacidad psicosocial. Y mientras, nuestros menores creciendo entre violencia, desmidiendo el culto a la imagen, mitificando el éxito fácil, usando las nuevas tecnologías compulsivamente, por no hablar de las adicciones. Hago verdaderos esfuerzos para no perder la fe.
El orden es semejante a la salud; el caos nos lleva inexorablemente a la postración. 3500 suicidios en España en solo un año.
Algunas de estas ideas pude esbozar en la ponencia sobre salud mental de las III Jornadas de la Discapacidad. Decidí empezar a hablar sin leer, y es tanta la información que manejo, que me dejé un montón de nociones en el tintero. La escritura me da unos segundos de gracia antes de hilar dos frases, pero en la oratoria el pensamiento sucede a tiempo real con la voz, y hay que ser muy diestro para no desviarse.
En la creación de una conciencia colectiva sobre salud mental he encontrado el foro donde desarrollar mi espíritu de servicio. Cuanto antes logre desarrollar mis ideas en todo su esplendor, mejor. A la próxima.
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