Hubo un tiempo en Ceuta en el que hablar del polígono del Tarajal era hablar de sus naves, del comercio transfronterizo y de la problemática de los empresarios. Ahora todo aquello ha pasado al olvido y ese Tarajal se ha convertido en una especie de centro de inmigrantes.
La grave crisis migratoria sufrida en el mes de mayo ha tenido mucho que ver porque ha supuesto un antes y un después para nuestra ciudad. El Gobierno ha pedido por activa y por pasiva la ayuda del Estado, y para no tener a todos los inmigrantes deambulando por las calles tuvo que usar las naves del polígono como puntos temporales de acogida. Son como pequeños CETI pero todos concentrados en el mismo lugar, curiosamente frente por frente a la línea de la frontera.
Más de 600 marroquíes están acogidos en estos puntos que conviven con los escasos negocios que se mantienen a flote. Para los empresarios de la II fase supone un quebradero de cabeza ya que ven cómo los ciudadanos no acuden a realizar sus compras como antaño, y todas sus inversiones están yéndose al traste.
FaroTV ha querido conocer de primera mano cuál es la situación que llevan soportando estos empresarios ceutíes, que ya se vio muy afectada con la pandemia del coronavirus y los problemas previos de la frontera, pero que se está viendo agravada por la conversión de las naves en centros de inmigrantes. Se encuentran desesperados, sin ayuda para seguir adelante y con miedo a perder su sustento económico.
Bilal Dadi, presidente de la Fase II, muestra a las cámaras de la televisión de El Faro a los pocos comerciantes que se atreven a abrir sus persianas reflejando cuál es la situación que tienen que aguantar cada día desde la entrada masiva por el espigón del Tarajal.
Dadi ha explicado que una vez superada la pandemia, comerciantes de otros polígonos de la zona han empezado a hacer pequeñas inversiones para reinventarse, algo que le es imposible a los de la Fase II que se sienten “ahogados” por parte de la Ciudad. “Pequeños comerciantes han empezado a abrir talleres de aluminios, de automóviles, de motocicleta en el polígono de Alborán… más bien los empresarios han estado remodelando el enfoque del polígono, cosa que por desgracia aquí en la Fase II no podemos hacer. Y no podemos hacerlo porque después de la pandemia, nos hemos encontrado con un hachazo por parte de la Ciudad que es aún peor. Después de que los empresarios hayamos vuelto a arriesgar, nos encontramos que el Ejecutivo local enfoca nuestro pequeño polígono a un campo de refugiados para inmigrantes. Y ya no es solo una nave, como era al principio, sino que ahora se están haciendo grandes inversiones con el objetivo de transformar el polígono en un CETI II, justamente a las puertas de Europa”.
Como presidente de la Fase II, Dadi quiere dejar claro que ellos en ningún momento están pidiendo ayuda de ningún tipo al Ejecutivo local, solo quieren que les dejen trabajar y que no usurpen sus puestos de trabajo, con los que intentan cada día sacar a sus familias adelante. Se consideran personas luchadoras, y que intentan con todo su esfuerzo tener un negocio abierto para el beneficio de los ceutíes. “Estamos muy enojados, nos sentimos discriminados. Estamos ahogados, y ya no porque estemos en pandemia, por el cierre fronterizo, o porque no vengan turistas… nos sentimos así por el maltrato por parte del Ejecutivo local.
No entendemos que haya venido a machacar a pequeños empresarios ceutíes. Nosotros no le estamos pidiendo nada, ni que nos salve la vida porque el pequeño empresario está acostumbrado de siempre a sacarse las castañas del fuego. Lo único que le pedimos es que respeten la Fase II del Tarajal porque esto es un polígono comercial”.
Entienden que la Ciudad no quiere dar un futuro a los comerciantes de Ceuta, y han visto un “negocio” en convertir las naves del Tarajal en un lugar para acoger a los inmigrantes procedentes del país vecino. “Está claro que la Ciudad no quiere darle un futuro, lo único que pretende es tener un campo de refugiados para inmigrantes. El Gobierno de la Nación le ha trasladado este problema real al Ejecutivo local y éstos lo han visto como un negocio, y que le está funcionado sino no estaría haciendo estas grandes inversiones”.
El día a día de este polígono mucho ha cambiado con lo que se veía hace apenas unos años. La vida de los pequeños comercios que vendían al por menor es una quimera en estos momentos y, por desgracia, ven como poco a poco todos tendrán que echar el cierre definitivo. “El día a día que teníamos aquí eran ventas al por menor y abríamos nuestros negocios para atender a la demanda de los ceutíes que se pasaban por aquí. Pequeños empresarios que nos conformamos con la pequeña venta a los ceutíes, pero ahora parece que estorbamos y no nos dejan hacer nuestro trabajo”.
Imágenes positivas como las de inmigrantes jugando al fútbol o negativas, las de pelándose entre ellos, se combinan en esta zona que ha cambiado por completo, quedando muy lejos las de hace unos años cuando las porteadoras entraban y salían de Ceuta con la mercancía o cuando los ceutíes iban a realizar sus compras a las diferentes naves del Tarajal.
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