Las más de 400 personas que han denunciado ya algún caso de niños robados ocurrido entre los años veinte y noventa en clínicas privadas y públicas del país tienen ahora un apoyo más. El de los guardias civiles y policías que a través de los sindicatos SUP y AUGC han ofrecido ya sus servicios a todas aquellas familias que se sientan víctimas de una situación que es ahora cuando está saliendo a la luz. “En España operaba una red mafiosa que se dedicaba a traficar con seres humanos. Niños y niñas recién nacidos eran arrebatados a sus madres en el mismo momento de su nacimiento. Por los datos que se van conociendo, se ha sabido que el ‘modus operandi’ de esta banda mafiosa era el de robar los niños y niñas a sus padres en el momento de su nacimiento, tras asegurarles que estos habían fallecido al nacer. En estos momentos se cuenta con abundantes pruebas, como lo son, la cantidad de documentos falsificados e incluso nichos vacíos de los presuntos fallecidos. Toda una trama mafiosa en su mayoría compuesta por médicos, matronas, celadores, curas y monjas”, aclara la AUGC, que estima que el número global de perjudicados en esta trama puede superar el millar.
“Muchos familiares ya han puesto sus casos en manos de la justicia. Otros aún no lo han hecho. Falta información, asesoramiento, medios, trasparencia, mecanismos que coordinen y organicen la investigación”, apostilla. Por eso ahora se une la AUGC con el SUP para facilitar esos apoyos a quienes lo necesiten o a aquellos que sospechen que en el seno de sus familias pudo producirse un caso así. Ambas entidades facilitarán sus servicios a través de la asociación Anadir (Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares). SUP y AUGC quieren trasladar al colectivo de afectados “que no están solos y que cuentan con el respaldo y apoyo de nuestras organizaciones para esclarecer todo lo relativo al paradero de sus hijos e hijas y la denuncia de esta infamante venta ilegal”.
“No podemos”, añaden, “ignorar la gravedad de los hechos denunciados, ni mirar a otro lado”. Al menos una historia conocida en la ciudad De toda la ristra de casos, de historias y de dramas que se han ido conociendo en estos años hay al menos uno que tuvo como escenario Ceuta. Es el caso de una familia residente en La Línea que adoptó a una niña a cuya madre natural le dijeron que había fallecido. Esa mujer era de Ceuta y tanto él como su pareja pensaron que el bebé que habían tenido había muerto. Nunca vieron el cuerpo. Todo apunta a que fue una falsedad más y que aquella pequeña fue entregada a otra familia. La madre ficticia habría entrado en el hospital con un cojín a modo de barriga saliendo después con la pequeña en brazos. La protagonista de esta historia, que ahora se encuentra en un periodo de recopilación de datos intentando localizar a sus auténticos padres, recordaba en una entrevista a este medio que su único objetivo pasa por recuperar su identidad y saber realmente el día en que nació y quienes son sus hermanos de sangre. Como ella hay más casos de familias que siempre tuvieron la sospecha de que sus vástagos no habían muerto.