El CETI de Ceuta se enfrenta a una espiral de violencia que protagonizan subsaharianos y argelinos porque los primeros sospechan que estos magrebíes están implicados en la desaparición de un compañero que, de acuerdo con sus conjeturas, podría ser el cadáver hallado el sábado en la playa de San Amaro. Las cámaras de videovigilancia dentro del centro del Jaral captaron cómo se desarrolló la revuelta la noche del sábado y la mayoría de los autores de los altercados han sido identificados, según pudo conocer este periódico.
En esta ‘noche de los cristales rotos’, un grupo de subsaharianos arrasó las habitaciones de los argelinos, donde llegaron a sustraer documentación de los norteafricanos e incluso dinero. Los violentos también se ensañaron con una caseta que nada tiene que ver con quienes perciben como sus enemigos. Gracias a las grabaciones, las autoridades podrán actuar en consecuencia contra quienes perpetraron los incidentes ya que esta oleada de agresividad no se puede generalizar a todos los colectivos que coexisten en las instalaciones. Las videocámaras situadas en el patio, desde donde pueden verse los módulos de las habitaciones (no dentro), arrojarán luz sobre quiénes tienen que recibir el escarmiento por romper la tranquilidad del centro.
El ambiente de tensión persiste en el CETI después de la algarada que el sábado enfrentó a subsaharianos y argelinos. El amplio despliegue de seguridad del que dio cuenta este periódico en su edición de ayer sofocó los ánimos, aunque la desconfianza entre ambos grupos es aún latente en el centro del Jaral.
La Policía Nacional regresó ayer al CETI a la hora del desayuno ya que es uno de los momentos en los que ambos colectivos coinciden en un mismo espacio y esas fricciones podían acabar estallando. Finalmente, la jornada en el comedor transcurrió sin sobresaltos. No obstante, estaba previsto que esta medida se repitiese en la cena. En cuanto al servicio de vigilancia privada que vela por la seguridad tanto de las dependencias como de los residentes y el personal, la empresa ha reforzado la dotación con un mayor número de efectivos a modo preventivo.
El inmigrante subsahariano hallado muerto en la playa de San Amaro este sábado es un residente del CETI. Es lo que baraja la Guardia Civil, fruto de la investigación abierta a raíz del hallazgo del cuerpo, bastante deteriorado, por parte de un chatarrero marroquí que se encontraba en la zona. Se descarta que formara parte de una travesía que partió de aguas marroquíes, por lo que se trata de averiguar cómo terminó ahogado, siendo arrastrado el cuerpo hasta la zona de San Amaro.
La autopsia se le practicó en la mañana de ayer quedando el caso judicializado. El joven llevaba muerto varios días de ahí el deterioro que presentaba su cuerpo. De momento no han trascendido nuevos datos para establecer conclusiones de otro tipo. Sí que, en cambio, esta muerte ya ha generado un efecto colateral en el propio CETI, en donde los residentes subsaharianos generaron altercados en protesta por una muerte de la que culpan a unos argelinos. Pero nada con fundamento se sabe, aun así hubo quienes en la noche del sábado querían tomarse la justicia por su mano. La llegada de la Policía y la rápida intervención de la seguridad del centro evitó males mayores.
La Policía mantuvo vigilancia toda la noche, al advertir la tensión existente en el centro del Jaral, sobre todo entre estos dos colectivos.
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