Las vacaciones de Vanessa Romero y su pareja Ramón Fuster, ambos militares de Ceuta, no empezaron como ellos se lo imaginaban. Lo que iban a ser unos días tranquilos en el pueblo de Dolores, en Alicante, se convirtió en una experiencia que personalmente, para ella, jamás olvidará.
Todo sucedió nada más llegar al pueblo que habían elegido para pasar unos días. Aprovechando el buen tiempo decidieron acudir a la piscina municipal a pasar la tarde, pero apenas unos minutos después de instalarse en el recinto, Ramón se percató de que algo estaba ocurriendo.
El socorrista del lugar acababa de sacar a un niño de apenas cinco años que había permanecido cerca de cuatro minutos dentro del agua sin conocimiento. Ramón avisó a de inmediato a Vanessa, que llamó al 112 para que acudieran al lugar, sopesando la gravedad del caso. “El niño estaba muerto”, relata Vanessa en su percepción de cómo se encontró al menor una vez fuera del agua. En ese momento, no se lo pensó y se puso junto con el socorrista a practicarle la maniobra de reanimación cardiopulmonar (RCP).
El socorrista, algo nervioso y desbordado, se dedicó al masaje pulmonar, mientras que Vanessa le insuflaba aire al pequeño. Durante más de tres minutos intentaron reanimar al niño, que entre tanto expulsó casi un litro de agua que tenía almacenado en sus pulmones.
Cuando llegó la Policía Local al lugar, el menor ya respiraba, aunque estaba grave, cuenta Vanessa, por lo que fue trasladado al hospital más cercano donde estuvo ingresado varios días.
Fruto del estrés y nerviosismo del momento, al padre del niño le dio un infarto, por lo que también tuvo que ser atendido por los servicios sanitarios, una situación que dejó en estado de shock a Vanessa, que confiesa que jamás olvidará la cara que el pequeño tenía cuando lo sacaron del agua.
Días más tarde, el jefe de la Policía Local del municipio se enteró que dos personas de fuera, en este caso dos militares, eran los responsables de que el niño salvara la vida, ya que su intervención fue crucial para que el pequeño no muriese en el lugar. Por ello, les ha propuesto a ambos para la Medalla al Mérito de la Comunidad Valencia.
Pese al momento tan duro que vivieron, Vanessa asegura que se ha quedado con la tranquilidad de haber podido hacer algo y que el niño se salvase. “Cualquier persona debe estar preparada para hacer algo igual”, comenta esta militar que gracias a su trabajo tiene una amplia formación actualizada en primeros auxilios. Asimismo, cree que la ciudadanía debe actuar más, ya que de todos los allí presentes, sólo ella y su pareja actuaron para ayudar al socorrista.
En los próximos días volverán al pueblo donde todo sucedió y Vanessa tiene la firme intención de visitar al pequeño, llevarle un regalo y poder ver su cara despierta, borrando la mala imagen que se le quedó.
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