Nueva entrega, doble sesión plenaria esperada por muchos medios nacionales no por los contenidos que se vayan a abordar sino por el espectáculo que ya se ha hecho famoso de Algeciras para arriba. Es triste que esto suceda, primero porque deja a la clase política a la altura del betún, segundo porque hace un flaco favor a la credibilidad que la ciudadanía puede tener de los representantes públicos, estén en el Gobierno o en la oposición. Cuando se es incapaz de mantener debates, cuando solo se sube a escena para ir provocándose uno a otro, solo se puede ofrecer un espectáculo indigno para todos.
Desde hace semanas, cuando se anuncian los plenos tenemos desplegados en Ceuta equipos de televisiones nacionales solo esperando "que se líe". Y siempre se llevan el premio porque sí, porque se lía. Esa provocación abre telediarios, esos insultos suponen la vergüenza mientras la ciudad queda estancada, sin que propuestas puedan salir adelante o bien porque se paraliza el pleno o bien porque las debatidas carecen de relevancia. Hablar del pueblo cubano está bien siempre y cuando no tengamos una economía bloqueada o no sepamos aún como volver a la normalidad perdida en mayo.
Existen 'armas' para que esto funcione. Existe un reglamento que hay que cumplir y unas normas que deben aceptarse porque si dejamos que esto esté perdido entonces convertimos todo en un show y a los diputados en meros payasos para el entretenimiento. No es serio, pero si insistimos en mantenernos en esa línea únicamente nos convertiremos en el chiste de la sobremesa, mes tras mes, pleno tras pleno.