‘Plantos’: mano de obra ilegal disfrazada de clientela

Empresarios y su personal se quejan porque se les restringe el paso a los polígonos, mientras que los ‘plantos’ tienen libertad de movimiento. La Policía Nacional explica que los comerciantes piden la entrada de estos marroquíes como compradores y la patronal lo niega.

Hasta el cierre del tránsito de porteadores hacia el puente del Biutz –ayer sobre las 11:45 horas– los polígonos del Tarajal no parecen privados. El operativo de la Unidad de Intervención Policial del Cuerpo Nacional (UIP) mantiene un férreo bloqueo sobre las calles aledañas por motivos de seguridad y centraliza la entrada de propietarios, comerciantes, empleados y clientes por un único filtro: el control situado frente al paso de mercancías.
Algunos empresarios de la Fase I, donde se localiza la mayoría de los establecimientos de alimentación, esperaban de brazos cruzados a que algún comprador les llamara desde el exterior del recinto. “Como les impiden llegar hasta nuestros negocios, los clientes avisan de lejos, nos acercamos para tomar nota, recoger el dinero y con el ‘torito’ le llevamos la mercancía fuera de los polígonos”, explicó uno de estos empresarios con una hilera de naves cerradas como telón de fondo.
Del protocolo policial se desprende que, mientras que la fila de porteadoras discurra por la Fase I, el acceso está vetado para las personas que quieran realizar compras excepto a las mujeres que aguardan en la cola, aunque éstas solo persiguen cargar fardos de las consignas del polígono colindante, la Fase II.
A ese lado, agolpados detrás de los furgones policiales, un grupo numeroso de hombres sí puede moverse con libertad arrastrando a las féminas hasta las naves donde les adosan los bultos al cuerpo. Son los conocidos en el ‘microcosmos’ del Tarajal como plantos o plantones. Los también conocidos como chipichangas son aquellos marroquíes que, sin contrato ni dar de alta en la Seguridad Social, cubren distintas funciones vinculadas a las mercancías que almacenan las conocidas por los comerciantes como consignas ilegales. Una labor que desarrollan normalmente, según los comerciantes, a cambio de pasar un bulto o dar preferencia a los fardos que les reportan algún beneficio.  
El policía nacional al mando del operativo de los polígonos del Tarajal y Mohamed Ahmed, presidente de La Chimenea, mantuvieron una conversación sobre las restricciones y la figura del planto. Este portavoz de la Comunidad de Propietarios criticó el protocolo que pone trabas al tránsito dentro del recinto frente a los presuntos privilegios de los plantos. A lo cual el agente respondió que esas personas acceden porque son los propios comerciantes quienes solicitan su entrada en calidad de trabajadores. Algo que Ahmed negó y solicitó un nuevo protocolo.

“Ni con contrato de trabajo puedo llegar a la nave; el policía no me hace caso” 

Empleados critican que el CNP les ponga trabas al tránsito pese a acreditar  su relación con la empresa

La indignación de un empleado de uno de los establecimientos de la Fase II puso ayer voz a aquellas personas que desarrollan su actividad económica en los polígonos pero encuentran cada día obstáculos para acercarse a su puesto de trabajo. “Ni con contrato laboral puedo llegar a la nave, me mandan de un lado para otro y el policía no me hace caso”, lamentó este trabajador, quien reprobó la actitud que el agente mostró durante su conversación. Una negativa al paso que contrasta con la libre entrada de los plantos con, por ejemplo, un rollo de cinta adhesiva en la muñeca como distintivo.
“Pero la culpa es de los comerciantes, que ni hablan ni se unen. Nosotros somos simples empleados”, trasladó al resto de compañeros del polígono. Algunos empresarios de la Fase II informaron de que cobra fuerza la idea de recoger firmas para exigir el cierre del puente del Biutz.
Unos metros en dirección a la frontera del Tarajal, en la Fase I, los empresarios recriminaron a la autoridad competente que la operatividad de la Puerta Norte sea intermitente e incluso haya sábados que esté clausurada. “Este acceso a nuestros establecimientos es fundamental porque las personas que cruzan la frontera lo utilizan para venir a nuestras naves”, explicó.

Colarse saltando la tapia Un grupo de mujeres desistió de descender un muro de varios metros después de que la Policía Nacional detectara sus intenciones. Las féminas pretendían descolgarse a la fila desde los pisos del Tarajal.
Hombres en la fila femenina Plantos y otros colaboradores de las consignas ayudan a aquellas porteadoras agotadas a que coronen la pendiente que desemboca en el puente del Biutz pese a la separación entre hombres y mujeres.
Muro contra las incursiones La Comunidad de Propietarios del Tarajal levantó un muro en el polígono de Alborán, en cuya parte superior pronto instalará alambradas, para impedir que los porteadores invadan de noche los polígonos como ocurría con mayor intensidad hace unas semanas.
         

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