Las protagonistas de esta historia inacabada de éxito previsible no son la Delegación del Gobierno o la Administración General del Estado, que cada año ocupan portadas con la inversión millonaria que traen consigo los Planes de Empleo tradicionales en Ceuta con sus cientos de contratados anónimos colectivizados.
Son Conchi Ojeda, Fatima Sohora Tami, Alba Galán, Muner Ali, Pilar Cuesta o Nayat Abdeselam, orientadores y beneficiarios del programa de acompañamiento a la búsqueda de empleo que, con financiación europea y de la mano de la Dirección Provincial del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) en Ceuta, se pusieron en marcha en la ciudad a mediados de año para conseguir la inserción laboral de personas con especiales dificultades de acceso al mercado de trabajo y, concretamente, desempleadas de larga duración.
La institución que dirige José Simón lanzó una convocatoria que tuvo como adjudicatarias a seis entidades: Gestlabor, Plena Inclusión, la Cámara de Comercio, Academia Ecos, Ingeus y UGT. Cada una podía aspirar a hacerse cargo de hasta 50 personas con ese perfil para trabajar con ellas durante un año y, adaptando el camino a su paso, llegar al objetivo perseguido.
Se trata de un cambio total de paradigma apoyado financieramente en el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia de la UE. De buscar una tarea que puedan hacer desempleados durante equis meses para cobrar una contraprestación, a adaptar la respuesta a su situación a su contexto personal.
Ignacio Baratech, el responsable en Ceuta de Ingeus, una empresa australiana con 30 años de trayectoria que lleva una década en España y ha llegado a Ceuta “para quedarse”, lo explica así: “Trabajamos con personas con al menos un año de antigüedad como desempleadas registradas con reuniones individuales y sesiones grupales, con flexibilidad e intensidad, eficiencia y corazón, con mano izquierda y mano derecha, para conocer por qué están en paro y cuáles son sus condicionantes para encontrar un puesto de trabajo...”.
Pilar Cuesta está en sus oficinas en plena reunión con Ojeda, su orientadora. Con experiencia en el sector de la vigilancia de seguridad, la mujer se quedó sin trabajo tras el fallecimiento de su madre sin apenas competencias digitales. Tras unos meses de encuentros semanales o, como mucho, quincenales, su ‘tutora’ aprecia una sensible mejora en ese déficit.
Alba Galán: orientadora de UGT
"El itinerario individual es lo más difícil, lo que más tiempo lleva y lo más importante"
“El programa”, explica Baratech, “incluye multitud de ayudas para la inserción laboral de sus beneficiarios: arrancamos con entrevistas para conocer por qué están en desempleo desde todas sus circunstancias y ofrecemos becas, ayudas, transporte para formarse dentro o fuera de Ceuta con cursos a la medida...”.
El reportaje iba a contar con un beneficiario que está siguiendo un curso de carretillero en Algeciras, pero Cuesta cubre su hueco valorando la atención “personalizada” que recibe.
Alba Galán, que lleva las riendas del proyecto en UGT, donde han habilitado hasta una sala para las mujeres lactantes “para cualquier mamá que tenga problemas de conciliación porque el proyecto tiene también una parte de ayudas para conciliación para padres o madres”, explica que está cursando un programa formativo de la Escuela Superior de Hostelería de Sevilla y que, aunque también se incorporó con grandes problemas de capacitación digital, los ha ido venciendo con “ganas de conseguir esas habilidades”.
“En ocasiones nos hemos encontrado con personas analfabetas digitales que están perdiendo el miedo al ordenador y siguiendo con éxito cursos en línea”, resalta Galán sobre un proyecto que también exige la adquisición de competencias medioambientales generales y específicas.
“Esto ha sido un antes y un después”, dice la beneficiaria, que alaba el trabajo de Miguel Ángel Morales, el orientador que en el sindicato se encarga de ayudar a los beneficiarios a lidiar con las nuevas tecnologías. “Estamos trabajando con 38 usuarios parados de larga duración vulnerables que vienen de sectores sociosanitarios, construcción, etcétera, y aquí los vamos reubicando”, hilvana el elogiado.
Muner Ali: beneficiario de UGT
"Quiero aprovechar a tope esta oportundiad que nos dan para mejorar día a día"
Muner Ali, 44 años, es compañero de Nayat, pero aquí no hay chalecos uniformadores. Lleva siete años en paro y ha estado una vez en el Plan de Empleo. El registro del SEPE le apuntaba a la Construcción, pero a él lo que le va es la mecánica, de la que sabe todo sin papeles. En su caso el desafío pasa, sobre todo, por “profesionalizar y certificar lo que ya tenía, muchos conocimientos informales”.
Ali tiene en mente montar su propio negocio y para eso también hay herramientas en el proyecto pensadas para ayudar a fomentar el autoempleo. “Estoy aprendiendo”, explica, “a trabajar con programas de facturación y quiero aprovechar a tope esta oportunidad con personas que se han convertido en parte de nuestra familia ayudándonos a mejorar día a día”, halaga a sus orientadores.
“El acompañamiento es la característica que distingue esta iniciativa”, destaca Galán sobre una idea en la que también abunda Baratech: “Empezamos con personas que no tiene ni currículum y el objetivo es atender sus necesidades particulares, individuales, para lograr su inserción laboral efectiva”, condensa.
Para Fatima Sohora Tami, un lustro sin puesto de trabajo, UGT ha planeado un curso de 600 horas que le permita completar la formación en el ámbito sociosanitaria que ya tenía. “La clave”, se extiende Galán, “son los itinerarios personalizados e individualizados, a veces cubrir carencias de formación reglada o acreditada, otras inculcar conocimientos básicos para el autoempleo, en ocasiones incidir en el inglés o las competencias digitales, desde lo más fundamental hasta lo más avanzado...”.
Según la última radiografía del SEPE sobre el desempleo en la ciudad, de este mismo año, “en relación con el tiempo que llevan demandando empleo los trabajadores, 5.602 son parados de larga duración y más del 50% son mujeres”.
Contrastando el nivel de estudios con la media se aprecian algunas diferencias en las proporciones de parados de larga duración, que resultan algo más elevadas en el nivel de Estudios Primarios/No acreditados con un 64,82%. Entre los colectivos de interés para el empleo, el 61,73% pertenece a la tasa de mujeres, y el 7,39% al colectivo de personas con discapacidad.
La tasa de parados de larga duración más elevada, alcanza el 66,63% y pertenece al grupo de mayores de 45 años. Según el SEPE, “Existen factores de género (ser mujer), de edad (ser mayor de 45 años), de sector de actividad, de educación (no disponer de estudios primarios/no acreditados), de origen (inmigrantes)” que aumentan la probabilidad de acabar engrosando el colectivo de parados de larga duración.
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