El cambio de Administración al timón de la gestión de los Planes de Empleo, cuyos programas ya no dirigirá este año la Ciudad Autónoma en beneficio de la Delegación del Gobierno, conllevará varias novedades en el diseño de estas política activas de empleo a las que el Estado viene dedicando más de 11 millones de euros durante los últimos ejercicios al margen de las subvenciones que concede a la Corporación local con el mismo objetivo y de las iniciativas que se ponen en marcha con fondos europeos. De entrada, contra lo que ha venido sucediendo en ejercicios anteriores, este 2019 los Planes de Empleo no empezarán a funcionar en dos fases, con un primer bloque antes del verano y otro coincidiendo con el inicio de la actividad a pleno rendimiento en los centros escolares. Según esbozó ayer la delegada del Gobierno, Salvadora Mateos, en declaraciones a los medios, el diseño de los programas ya está avanzado, pero los beneficiarios no se incorporarán de forma efectiva al trabajo hasta “septiembre”. Las fuentes consultadas por este periódico han dado por seguro que el número de contratos a firmar rondará los 1.200 a jornada completa de horas diarias, “no en precario”. Las retribuciones estarán en la órbita del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que desde principios de este año se eleva a 900 euros. Los organizadores de los programas prevé incluir propuestas específicamente dirigidas a desempleados mayores de 45 años, mujeres y tanto jóvenes con cualificación como sin ella. La Administración considera actualmente “colectivos de interés para el empleo” a jóvenes, mujeres, extranjeros, mayores de 45 años y personas con discapacidad. De acuerdo con el último Informe sobre el Mercado de Trabajo de Ceuta del SEPE, el perfil tipo de una persona desempleada en la ciudad respondería al de “una mujer de edad comprendida entre 25 a 44 años que ha cursado estudios primarios/sin acreditar y con una antigüedad en la demanda igual o superior a 24 meses. Las féminas no solo tienen mayor dificultad a la hora de insertarse en el mercado laboral sino que también permanecen más tiempo en situación de búsqueda de empleo.
Escuelas y Casas de Oficios
En paralelo a los Planes de Empleo propiamente dichos, la Administración socialista pretende volver a apostar por la línea de acción que inspiró la puesta en marcha, a mediados de los ochenta, del programa de Escuelas Taller y Casas de Oficios, que persigue la inserción en el mercado de trabajo a través de la cualificación y profesionalización de jóvenes desempleados menores de 25 años “mediante la formación en alternancia con el trabajo y la práctica profesional”. Se calcula que “entre 500 y 600” jóvenes podrían tener cabida en iniciativas de este tipo, que abarca tanto “las obras o servicios de utilidad pública o de interés social que se desarrollen en las Escuelas Taller” como la actividad de las Casas de Oficios, que deben posibilitar a los alumnos trabajadores “la realización de un trabajo efectivo que, junto con la formación profesional ocupacional recibida relacionada directamente con dicho trabajo, procure su cualificación profesional y favorezca su inserción laboral”. Su programación debe integrarse, de acuerdo con la normativa vigente, “en la medida de lo posible y conforme a los itinerarios de inserción profesional que se definan”, en planes integrales de empleo “que den respuesta a las demandas del mercado de trabajo y sean capaces de activar el desarrollo de las comarcas, generar riqueza y, consecuentemente, puestos de trabajo”. El director general del SEPE ya esbozó a finales de enero que el Gobierno de Sánchez apostaría por confeccionar un plan integral de empleo para la ciudad que fuese incluso más allá de las competencias del Ministerio de Trabajo para coordinarse con el de Educación, sobre todo en materia de Formación Profesional.
En la última edición no se pasó de 6 horas de jornada diaria
Los Planes de Empleo del año pasado incluyeron la firma de 1.214 contratos en trece programas (ocho de interés general y cinco educativos), pero pese a las reivindicaciones delos sindicatos tampoco alcanzaron la jornada completa, ya que oscilaron entre el 62% y el 75% de las 8 horas diarias. Para poder entrar se exigió no haber sido beneficiario los dos años anteriores. Las líneas de actuación que más contratos generaron fueron las de tareas medioambientales, que absorbieron a 366 trabajadores; el servicio de atención al medio urbano (189) y el mantenimiento, conservación, limpieza y vigilancia de centros educativos (169). El Gobierno socialista no quiere, sin embargo, que cubran puestos “esenciales” en la Administración.
Escuelas Taller y Casas de Oficios: las diferencias
Las Escuelas Taller son proyectos de carácter temporal en los que el aprendizaje y la cualificación se alternan con un trabajo productivo en actividades relacionadas con la recuperación o promoción del patrimonio artístico, histórico, cultural o natural; con la rehabilitación de entornos urbanos o del medio ambiente; la recuperación o creación de infraestructuras públicas, así como “con cualquier otra actividad de utilidad pública o social que permita la inserción a través de la profesionalización y adquisición de experiencia de los participantes”. Los proyectos deben constar de una primera etapa formativa de iniciación y otra “de formación en alternancia con el trabajo y la práctica profesional” por un total de entre uno y dos años. Las Casas de Oficios son proyectos limitados a un año de duración en los que el aprendizaje y la cualificación se alternan con un trabajo productivo “en actividades relacionadas con el mantenimiento y cuidado de entornos urbanos, rurales o del medio ambiente, con la mejora de las condiciones de vida de pueblos y ciudades a través de la prestación de servicios sociales y comunitarios, así como con cualquier otra actividad de utilidad pública o social que permita la inserción” laboral.