Sanidad mantiene una campaña anual para informar a los padres sobre la infestación, tratamiento y prevención. Surgen iniciativas privadas en torno a su erradicación. Unir las cabezas para autofotografiarse sin abandonar el encuadre o acercarlas hasta tocarse mientras se observa a qué juega otra persona en una consola portátil constituyen prácticas de riesgo para la infestación por piojos. Situaciones novedosas que fomentan el contagio y engrosan las estadísticas.
Rosario Montero, copropietaria junto a María José Figueira de la franquicia Kids & Nits, quienes negocian la implantación de un centro en la ciudad autónoma, explica que cuanto mayor es el “hacinamiento de personas” se incrementa la probabilidad de contraerlos. Escenario que se reproduce en colegios, colonias infantiles y demás aglomeraciones de niños que pasan parte importante del día juntos. Un contacto directo que propicia el trasvase de este insecto ya que, pese a la creencia popular, “los piojos no saltan”, desmitifica la empresaria.
Antes, la plaga era estacional y desaparecían durante verano e invierno debido a las “temperaturas extremas”, añade Montero. En cambio, en la actualidad, los niños juegan menos en la calle en la estación fría y pasan más tiempo en casa o ludotecas, donde permanecen con calefacción al igual que estos habitantes de cabezas ajenas. Del mismo modo, cuando salen de casa, lo hacen abrigados con gorros y bufandas que protegen a la colonia. Algo similar ocurre con el calor, mitigado por el aire acondicionado.
No es el único factor que ha hecho a este parásito más resistente. “Esta epidemia prolifera por el mal uso de los pediculicidas”, es decir, los champús y productos para combatirlos; “que se usan de forma indiscriminada y producen esa inmunización del piojo a los productos químicos”.
La Consejería de Sanidad y Consumo mantiene durante el curso académico una campaña informativa dirigida a los padres de alumnos con el fin de prevenir de pediculosis en la cabeza, comunica Margarita Medina, responsable del grupo de Salud Escolar. “No es una enfermedad pero es una parasitosis que provoca molestias como es el picor aunque también puede provocar infección secundaria por el rascado”, indica la directora del programa de la Ciudad Autónoma.
Medina recomienda que si los progenitores detectan que su hijo se rasca repetidamente, es conveniente revisar la cabeza periódicamente, separando el cabello y, en caso de detectar piojos o liendres –huevos adheridos al pelo a un milímetro escaso del cuero cabelludo– proceda a su erradicación mediante tratamiento. Primero con una aplicación de un producto antiparasitario con permetrina al uno por ciento y, después, peinar con las lendreras, púas finas para retirar los restos que queden durante 15 días.
En cuanto al método empleado por la empresa privada en plena expansión, a tenor de la apertura de sus centros por la península, primero aplica un tratamiento térmico que deshidrata a las liendres; seguido de un proceso de aspiración y, finalmente, un reposo manual meticuloso.
Tanto la Consejería de Sanidad como la franquicia apuestan por derribar los tabúes en torno a los piojos, los cuales desembocan en una “psicosis absurda”. Un contagio que se vinculaba con la falta de higiene y la marginalidad pero, aclararon, “donde mejor habita es en el pelo limpio porque hay menos obstáculos para moverse”.
En cifras. 2 al 15% Pediculosis en la cabeza. En España, a nivel general, diversos estudios demuestran que del cinco al 15 por ciento de los escolares españoles presentan estos parásitos.
3% Países industrializados. La prevalencia por infestación de estos parásitos, es decir, el número de casos, oscila del uno al tres por ciento y, en colegios, superior a esa cifra.
EEUU De seis a 12 millones. Éste es el número de personas que pueden verse contagiados por piojos al año, según el grupo de Salud Escolar de la Consejería de Sanidad y Consumo.