Ni 24 horas después de que 11 subsaharianos desembarcasen en la costa de Benzú donde habían sido transportados a bordo de motos de agua, la Guardia Civil interceptó ayer sobre las 16.00 horas a dos argelinos al bajarse de una de estas embarcaciones en la zona de Juan XXIII. El piloto se dio a la fuga en cuanto dejó a ambos magrebíes en la playa de manera irregular sin que los agentes del Instituto Armada pudiesen darle caza aprovechando el factor sorpresa y el mal estado de la mar.
Las mafias dedicadas al tráfico de persona están haciendo este verano su agosto –nunca mejor dicho– con un goteo incesante de inmigrantes que abandonan, en el mejor de los casos en las playas, aunque también pueden arrojarles al mar porfiando que se encuentran a escasos metros de tocar tierra.
El arraigo de la náutica deportiva en aguas ceutíes propicia que numerosas motos de agua naveguen tanto en la bahía sur como en la norte en las horas centrales del día. Una circunstancia de la cual los traficantes de personas se sirven porque supone un camuflaje perfecto para rentabilizar la vulneración de los derechos de los extranjeros.
De los más de 40 inmigrantes que han llegado este verano a las costas ceutíes procedentes de Marruecos, los grupos mayoritarios son de nacionalidad argelina y origen subsahariano, como informó la Guardia Civil. Aproximadamente al 50 por ciento, aunque una pequeña proporción es de procedencia asiática, en concreto, de Sri Lanka.
Un lucrativo negocio para las mafias que también tiene consecuencias fatales como ocurrió este miércoles en Benzú, otro de los puntos del litoral donde las motos de agua apean a los inmigrantes antes de regresar a Marruecos. En esa ocasión fueron nueve los pilotos que abandonaron a 12 subsaharianos muy cerca del cafetín de la barriada. Uno de ellos murió ahogado al no poder llegar por sus propios medios hasta el arenal.
Los GEAS localizaron su cuerpo entre las rocas, después de ser activados al igual que el Servicio Marítimo y hacer un rastreo exhaustivo combatiendo el fuerte viento de Poniente que dificultaba estas tareas.
Los demás compañeros, entre ellos dos mujeres y un menor de edad, fueron atendidos por el ERIE de Cruz Roja y por la Guardia Civil que desplazó a sus unidades hasta la zona, procediendo al traslado de todos los supervivientes que presentaban cuadros más o menos relevantes de hipotermia. Pero sobre todo estaban asustados por lo vivido.
Es un modus operandi muy peligroso ya que los inmigrantes son abandonados en las costas, aunque no sepan nadar. Nada les importa a los pilotos que llevan a cabo esta actuación, ellos ejercen un pase por el que cobran un dinero sin cuidar por el bienestar de quienes eligen esta vía. Para la Guardia Civil se está convirtiendo en un auténtico problema a pesar de la vigilancia en ambas bahías debido a la cantidad de embarcaciones que frecuenta las aguas ceutíes en pleno verano.
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