Dos versiones enfrentadas, unos hechos mediáticos, un par de acusados y una petición de hasta 17 años de cárcel. Estas son las claves de la segunda y última sesión judicial celebrada este lunes en la Audiencia Provincial de Cádiz en Ceuta para esclarecer qué pasó en septiembre de 2019 en las escolleras del muelle Alfau, cuando la Guardia Civil terminó interceptando a más de 50 inmigrantes marroquíes, deteniendo a tres personas y decomisando una semirrígida bautizada como ‘el bicho’ que se había convertido en una auténtica obsesión por sus características.
Se pudo conocer así la versión de los llamados M.A.H. y J.M.A., acusados de tráfico de inmigrantes, atentado con uso de instrumento peligroso y contrabando. Los dos se negaron a responder a las preguntas del Ministerio Fiscal y verificaron a sus abogados que nada tenían que ver con lo sucedido en la madrugada del 25 de septiembre de hace dos años. M.A.H. negó su relación con los delitos y matizó que nunca había pilotado una embarcación. En la misma línea se posicionó J.M.A., negando haber participado en la trama de pase de inmigrantes para la que se usó una lancha de 14 metros de eslora y tres motores de 350 caballos cada uno en la que se iban a cargar a más de cincuenta personas.
El Ministerio Fiscal no les cree y por eso mantuvo su petición de hasta 17 años de prisión para cada uno de ellos, aunque ofreciendo como alternativa al delito de atentado –si no fuera apreciado por la Sala- otro de daños, lo que no varía la petición de años. Según la representante del Ministerio Público, los hechos han quedado acreditados, sin haberse aportado una versión coherente que justificara la presencia de ambos detenidos en las escolleras, dentro de unas cuevas en donde fueron localizados por los guardias civiles que estaban de patrulla. En Instrucción, ambos habían manifestado que llegaron a la zona para mantener una discusión por un tema relacionado con una mujer, viéndose envueltos en esta historia delictiva que les era ajena. Para la Fiscalía se trata de una declaración “incoherente” que no justifica cómo se encontraban en esas cuevas cuando los detuvieron los guardias civiles ya que, si realmente habían quedado para discutir, no tenían por qué ocultarse. Hubiera querido preguntar sobre esa manifestación de Instrucción a los acusados en la fase estelar que supone la vista oral, pero estos se negaron a responder al Ministerio Público, que dejó constancia de sus preguntas, entre ellas si se habían hecho pasar por marroquíes ocultando sus DNI para entremezclarse con los demás inmigrantes.
La Fiscalía considera que se dan los requisitos para considerarlos culpables de un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros, otro de contrabando debido a las dimensiones de la lancha usada y otro de atentado o de daños, con igual petición de cárcel para ambos. La diferencia se basa en si la Sala considera que los acusados buscaron embestir a la patrullera de la Guardia Civil o, sabiendo que podía ocurrir esa colisión, se produjeron los daños que han sido tasados y evaluados por un perito. Si no existió un dolo directo sí eventual, valoró.
Las Defensas de los dos acusados ofrecieron una visión de los hechos completamente distinta a la del Ministerio Fiscal, solicitando al tribunal que dictara sentencia absolutoria para sus patrocinados. El letrado de M.A.H. puso de manifiesto que la versión que ambos aportaban sí era “creíble” frente a la “falta de coherencia” y a las “contradicciones” en las que habrían incurrido los guardias civiles además de su trabajo con lagunas porque, por ejemplo, ni siquiera se había tomado declaración a los inmigrantes interceptados. Indicó que en ningún momento hubo intención por parte de los ocupantes de la semirrígida de embestir a la patrullera de la Guardia Civil, ya que era el propio Instituto Armado el único capaz de evitar la colisión, algo que no sucedió porque, recalcó, el patrón de la patrullera oficial terminó arriesgándose mucho, pudiendo haber causado una tragedia al pretender acorralar al ‘bicho’.
Las defensas dejaron claro que no ha quedado acreditado la comisión del delito por parte de los acusados, haciendo hincapié en que no hubo reconocimiento por parte de los inmigrantes. “Necesitamos más rigor”, apuntó el letrado, para una condena.
El abogado de J.M.A. dio un paso más ya que llegó a tildar la actuación de la Guardia Civil de “chapucera”, considerando que con la “falta de pruebas” contra los acusados no se puede sostener una petición de 17 años de cárcel. Denunció cómo la Benemérita no había podido localizar a ninguno de los 51 inmigrantes interceptados, a los que no se tomó declaración, en estos 27 meses mientras que la Sala, solo en cuestión de horas, pudo dar con dos menores que ahora ya son adultos para que declararan a través de videoconferencia sobre lo que ocurrió aquel día. “Igual a la Guardia Civil no le iba a gustar esa declaración”, apostilló. Y es que uno de esos inmigrantes recalcó que, al contrario de lo manifestado por los guardias civiles que prestaron declaración en la primera sesión de juicio oral, fue la patrullera oficial la que embistió a la semirrígida por su parte trasera y no al contrario. Además los ocupantes del famoso ‘bicho’ iban con la cara tapada por lo que eran irreconocibles. Solo se veía sus ojos, siendo infructuoso hallar vinculación entre los pilotos y los acusados.
Este letrado criticó no solo la investigación del Instituto Armado sino el hecho de que, en la primera sesión de juicio oral, los llamados a declarar como testigos se comunicaran con otros incumpliendo la orden dada por el tribunal. Anunció que emprenderá acciones por haber vulnerado el derecho de defensa con tal acción. “De las chapuzas”, dijo, “se tienen que dictar sentencias absolutorias, no pedir 17 años de prisión”, denunció.
En la vista oral celebrada este lunes fue clave la declaración de uno de los inmigrantes que no llegó a subirse a la lancha porque, dijo, en ese momento llegó la patrullera. Solo habían subido unas 14 personas, mientras los demás esperaban órdenes de tierra para ir accediendo al ‘bicho’ cuya misión era cargar a más de 50, arremolinados en las escolleras de Alfau. Pero no lo pudieron hacer por la llegada de la Guardia Civil. Este joven declaró que fue el Instituto Armado el que embistió por detrás golpeando a la lancha y dañando los motores, al contrario de lo dicho por los guardias civiles que dejaron claro que los ocupantes del ‘bicho’, al verles, fueron los que arremetieron contra ellos pudiendo haber causado una tragedia.
Otro marroquí declaró para decir que él estaba durmiendo en la playa de San Amaro y que lo despertó la Guardia Civil para detenerlo, juntándolo con los demás inmigrantes que habían localizado en Alfau aunque él y otros dos amigos más no tenían nada que ver con ese embarque abortado.
También en esta jornada se escucharon las declaraciones ofrecidas en instrucción por unos marroquíes que no implicaron a los acusados ni pudieron identificarlos. El juicio ha quedado visto para sentencia y será el tribunal el que tenga que determinar si ambos acusados son culpables, como mantiene la Fiscalía, o no ha pruebas suficientes para vincularlos con uno de los episodios más mediáticos contados en materia migratoria.
En aquel operativo hubo tres detenidos, estos dos españoles acusados y un tercero, marroquí, que fue puesto en libertad archivándose el caso respecto de su persona al no poderse demostrar que fuera un criminal u otro inmigrante más.
Los letrados se cuestionaron por qué sus clientes fueron acusados y en cambio no se mantuvo la misma acción para este marroquí.
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